martes, 31 de mayo de 2011

Oler con los ojos


Esta mañana madrugo un poco más (quince minutos) , me ducho más rápido (lo justo para aclararme), elijo sin dudar la ropa (no sé, casi a oscuras, si el calcetín que cojo es negro o azul), no selecciono las naranjas (las cuatro primeras que veo), no enciendo la radio (para no distraerme), me tomo el café de pie en la cocina (en tres, cuatro tragos), me visto deprisa (sin tratar de saber si los calcetines son o no efectivamente, de color negro), no enciendo la televisión (aunque me lo pide, con voz de bruja buena : ven, que te voy a contar unas noticias muy interesantes), cojo el libro "El árbol rojo", de Shaun Tan, (que dejé encima de la mesa del salón) y salgo a la terraza.

Los calcetines son azules, pero ya es tarde. Ahora es el momento de leer este libro. Son las siete y cuarto. Tengo media hora hasta que la casa se ponga en marcha.

Leer es un verbo que no se adapta a lo que uno hace frente a este libro. Aunque uno no debe fiarse de un verbo tan amplio, tan poco preciso : no puedes creerte que sea el mismo verbo el que defina el hecho de interpretar las instrucciones de un medicamento o de disfrutar de una imagen en un cuento de Eloy Tizón. Mirar tampoco sirve. Observar. ¿Espiar?. Dicen que el lenguaje es rico. Una mierda. Te sientas en la terraza, abres este libro, te vas fijando en sus dibujos y descubres que no existe un verbo que defina esta acción.

Aunque mejor que sea así, nada que rompa la relación entre esas imágenes y tus ojos.

-Venga, comed – les dices.

Y los ojos se va empapando de esos dibujos, de esas imágenes. Se las ofreces para que sigan el rastro de algo que habían perdido hace mucho tiempo. Tanto tiempo sin actividad y los ojos acaban perdiendo el sentido del olfato.

-Vaya – te dicen.
-Sí, vaya – dices tú.

Los dibujos de Shaun Tan son sugerentes y están llenos de pistas, de conexiones, de posibilidades, de atajos, de sorpresas, de amenazas, de sombras, de miedos.

-Vaya – dicen de nuevos tus ojos – Esto huele muy bien.

Y al instante sientes la extraña euforia que provoca un sentido que parece despertarse y tener ganas de ejercitarse. Son ya las ocho menos veinte y ya tengo que meterme en el salón.

Cuando voy en el coche, camino del trabajo, los ojos siguen excitados, como si descubrieran algunas cosas por primera vez.

-¿Y eso?
-¿Eso? Las farolas.
-Parecen huesos finos que salieran de la tierra. Como si avanzáramos por los restos de un inmenso reptil, dejando atrás sus costillas.

Huesos finos. De reptil. De pez. O de un inmenso gusano que tal vez en este momento esté viendo un niño en la ilustración de un cuento.

lunes, 30 de mayo de 2011

Cuenta 140 : Lorca


Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.

De las diez que escribo, mando las cuatro primeras. A la final no pasa ninguna.

1-Era la primera vez que sentía que su curro podría ser importante. No paró con la moto hasta encontrar al que le encargó la pizza, ya fría.

2-Un Godzilla de plástico en la mano y toda la ciudad para jugar.

3-También se vendieron entradas en un local de las afueras, al que vinieron las galácticas de la profesión para ayudar como mejor sabían.

4-Se dijo que si salía de ésa con vida volvería a creer en Dios, aunque nadie notó la diferencia en su siguiente homilía.

5-Pensó que lo había perdido todo, sin saber que en unos meses viviría en la ciudad de esa reportera que quería hacerle unas preguntas.

6-El sonido de una mujer batiendo un huevo hizo más que cualquier discurso para recordarles cuál era el camino de regreso a la normalidad.

7-Se había ido a dormir pensando en el que le había rayado el coche. Al día siguiente ese problema había desaparecido.

8-Era la primera vez que la imagen a cada lado de la ventana era la misma.

9-Aunque esas llaves ya no abrían las puertas de su casa, las conservaba para que no se cerraran las de la memoria.

10-Para que la nostalgia no fuera un obstáculo, empezó a romper las fotos de todo aquello que ya no existía.

domingo, 29 de mayo de 2011

Todo es imposible

La relación de autores que firman esta mañana es larga : Juanma López Iturriaga, Soledad Puértolas, Benjamín Prado, Manuel Rivas, Almudena Grandes, Ángeles Caso, José María Guelbenzu, Javier Marías, Belen Gopegui, y Carmen Lomana. Artillería pesada con la que acabar con el palacio de invierno de la crisis. Autores y más autores que se enlazan por megafonía, como si anunciaran la salida de los vuelos. La terminal 2 de la literatura en pleno puente de semana santa.

Pero a quien no van a anunciar es a Jimmy Liao, lo que no me extraña porque yo no tampoco le conocía. Una de las ventajas de tener niños es que La Feria del Libro se reduce : con ellos no vas a hacer la peregrinación de todos los puestos pidiendo el sello a los que firman. Otra es que te obligas a centrarte en la literatura infantil, que es ésa que muchas veces parece escrita y dibujada por niños, viendo el nivel de lo que ofrecen.

Es así como nos paramos en un puesto en el que nos detenemos bastante tiempo : Ahí reconozco, en una portada, los dibujos del corto “La cosa pedida”.

-Shaun Tan – me dice el librero.

Y me ofrece dos libros : “El árbol rojo” y “Cuentos de la perferia”. Ve mi reacción y aprovecha el momento para enseñarme “Hermosa soledad”, de Jimmy Liao. Y en ese momento descubro a Jimmy Liao.

El librero me cuenta su historia. La de un hombre (un chupatintas, detalla el librero), que trabaja en una gran empresa, en la que no debe estar muy contento (eso lo añado yo) y que un día descubre que tiene leucemia.

¿Cuáles eran las probabilidades de que ese hombre, que nunca había dibujado nada para sí mismo hasta ese momento, acabara ilustrando un libro sobre su época en el hospital y que acabara en mis manos?

Yo diría que ninguna. Que, bien pensado y calculado, las probabilidades de todo son tan pequeñas que lo sorprendente es que las cosas sucedan, que existan.

Pero aprovecha el tiempo y empieza a dibujar. Y lo desarrolla hasta lograr un nivel sorprendente. Si supiera dibujar como él, dejaría de escribir. Este libro es el diario de su época en el hospital. Veo los dibujos y leo los textos. No se anda por las ramas. No es un libro de autoayuda. No va a hacer que tu corazón sea un órgano más esponjoso.

“Todos los buenos deseos luminosos y radiantes del mundo que me han mandado para darme ánimos durante mi enfermedad me producen ahora un hastío infinito. Pero no me atrevo a decirlo en voz alta porque tengo miedo de que, al rechazarlos, su energía luminosa y brillante se aleje de mí, impidiéndome recuperarme para siempre”

-Este no es un libro infantil – me dice el librero, como excusándose.

No sé si la historia es exacta. Tampoco quiero comprobarlo.

También pienso que si las cosas, a pesar de ser imposibles, suceden, es que todo es posible. Es la manera optimista de cerrar el razonamiento que se te ocurre cuando te pasas la mañana comprando libros infantiles y la tarde viéndolos. En todos ellos hay una serie de indicaciones, sugerencias y posibilidades que no se dan ya, con esa fuerza y falta de complejos, en la literatura adulta.

Llueve un poco, deja de llover y el resto del día hace muy buen tiempo.

sábado, 28 de mayo de 2011

El fabuloso mundo del pádel


Hoy Lucía tiene una fiesta de cumpleaños, así que Daniel y yo vamos a la clase de pádel. Una mañana de hombres, los dos en el coche escuchando el cuento de un dragón. Es la primera vez que veo tantos coches por la zona. Los normales, aparcados junto a la acera. Los 4X4, encima de la acera.

-La próxima vez tenemos que comprarnos un 4X4 – le digo a Daniel.
-¿Qué es un 4X4? – me pregunta.

El coche de los que tienen sus propias reglas, pienso. Es otra de mis manías. Ésa y la de ponerme triste cada vez que veo a Nadal intentar sonreír en un anuncio o quédame frío, como el que ve a alguien descargando paquetes de papel higiénico de un camión, cuando Fernando Alonso explica no sé qué del coche en la salida.

Manías irracionales, sí, pero Punset ya se esfuerza cada domingo en explicarnos que lo racional es un montaje de lo irracional.

Muchos coches, montones de coches. Aparco lejos y tengo que obligar a Daniel a que me siga corriendo porque vamos tarde. Me imagino una escena de una película neorrealista italiana, no sé por qué, quizás por eso de un niño corriendo con pantalones cortos.

¿Y por qué tantos coches? Pues porque se celebra un campeonato de pádel y han levantado gradas y hay azafatas que te orientan con tu entrada y hay una chica con un micrófono que entrevista a un hombre que se ha hecho algo en el pelo para estar siempre bien peinado, y hay un señor con un jersey al cuello hablando por el móvil, y tiendas en las que puedes comprar de todo aunque ya tengas de todo para jugar al pádel y puedes asegurarte la parte de tu cuerpo que más valores, no sé si pelotas incluidas, si te acercas a hablar con dos hombres con traje y corbata que están sentados en sillas de plástico con las piernas estiradas, y un stand con muchos ejemplares de El economista, y mesas dispuestas en el falso césped para que te tomes cervezas de verdad, frescas, con espuma densa como mascarpone, y mujeres que saben qué tipo de elegancia es la apropiada para un campeonato de pádel.

Y Daniel y yo, mientras, metidos en una película neorrealista.

-Parecemos personajes de Alicia.

Saltamos ahora a la película de Tim Burton, que me parece más apropiada para un niño. Corremos y corremos porque vamos cinco minutos tarde. A un hijo hay que enseñarle que la puntualidad es importante, que sin puntualidad no llegas a nada (claro) y que, con puntualidad, la verdad es que tampoco, pero eso se lo diré cuando podamos tomarnos un Ribera.

Eso, que corremos. Y qué calor hace.

Pasamos junto a una pista en la que cuatro mujeres están jugando un partido serio de pádel. Tanta gente mirando hace que sea serio. Me fijo en una mujer que se agacha para esperar el saque. La parte más irracional de mí se pone a dar vueltas hacia atrás como un mono en una jaula. Y más cosas que podría decir si no fuéramos corriendo. Adiós jugadora que espera el saque la otra, adiós mono, adiós a todo eso.

Corremos. Daniel va delante de mí ahora. Me gusta verle correr. Me gusta mucho verle correr. La definición no oficial de niño es : pequeña versión de un ser humano a la que le gusta correr. El motivo da igual. Se me ocurre otra definición, ahora que corro, sobre la infancia : etapa de la vida de un ser humano en la que no necesariamente se corre para alcanzar algo.

En eso pienso.

También pienso, y ya estamos cerca de la pista de la clase de Daniel, en que éste es un buen sitio para imaginarse que no hay crisis. Nada de lo que puedas ver te va a hacer pensar en ella. Hasta puedes levantar la vista y, viendo el sol, preguntarte si puede existir crisis bajo un sol así. Hasta el titular de El País parece hablar de un país en el que todo está bien : “Zapatero entrega el mando a Rubalcaba”. Mira qué bien.

-Toma, el mando.
-Gracias, hombre.

¿Pero le queda mando a Zapatero que entregar? Todos vivimos en una eterna mañana de sábado entre pistas en las que la gente juega al pádel.

Por fin. Por fin llegamos a la nuestra. El profesor de Daniel todavía no ha llegado. Me siento, cansado. Y, ahora, sin coma. Me siento cansado. Daniel le pide más a la mañana.

-¿Jugamos a algo? – me pregunta.

viernes, 27 de mayo de 2011

El diablo en el metro


1-Cambio de planes

En un vagón de la línea 1, antes de entrar en la estación de Valdeacederas, estación en curva, al salir, tengan cuidado de no meter en pie entre el coche y el andén, empiezo a leer “La voz cantante”, de Eloy Tizón. El plan hoy era comenzar “Las bailarinas muertas”, pero lo he dejado en la página veintiséis. No es por el tema ni porque esté mal escrito. Es porque ahora necesito ese estilo que me estimula como lector y, sobre todo, como escritor.

Por eso, al ver “La voz cantante” en la Casa del Libro de Callao no me lo pienso. Todavía tengo en la cabeza frases enteras de “La velocidad de los jardines”. Debería ahorrar el dinero para la visita del domingo a La Feria del Libro.

Debería.

2-Una sugerencia

“El diablo existe. Se llama Lucifer y muchos otros nombres. Es hombre y es mujer. Cambia de forma. Su aspecto es camaleónico. Vive muy cerca, aquí mismo, a la vuelta de la esquina. Viaja en metro. Actúa siempre solo. Tiene un tic nervioso en el labio superior. Lo sé porque le he visto” (Página 11)

Hay textos pegados en los vagones del metro como una forma de potenciar la lectura. Yo añadiría éste de Tizón para, además de fomentar la costumbre de leer, se animara a la gente a mirar.

3-Una mujer que hace el cubro de Kubrick

Ahora es más fácil mirar porque en estos trenes los vagones no tienen separación y la vista pueda alejarse.

A derecha : Una mujer que tiene la cara del que va a trabajar, no la del que vuelve; una chica de tacones altos y falda corta, agarrada con fuerza a un barra, que mira a derecha e izquierda como si fuéramos la prolongación de ese espejo al que le ha hecho unas cuantas preguntas antes de salir de casa; dos sudamericanas de vestidos prietos y pliegues en la cintura que hablan mirándose en el reflejo que tienen enfrente; un joven con corbata que escucha música con la cabeza apoyada en el cristal y los ojos cerrados; una chica delgada que apoya su fino y blanco brazo derecho en una maleta bastante usada en la que ella podría caber. Veo la maleta y pienso en un perro guardián.

A la izquierda : Una mujer de pelo corto y dedos largos que le enseña a su pareja cómo resolver el cubo de kubric; una madre joven que le pasa su móvil a su hija pequeña, en el carrito, para que se entretenga; una chica de mirada dura que lee “La princesa de hielo”; un hombre mayor que mira a la chica de los tacones altos y la falda corta, me mira a mí y después se pasa la mano por la barba, como si admitiera que se la tendría que haber afeitado esta mañana; una mujer mayor que se mira las manos, estira los dedos y los observa con cuidado; una mujer de unos cincuenta, descuidada, que abre una bolsa de patatas y se las va comiendo con pena.

4-Miradas

“Pienso que la biografía entera de cualquier ser humano puede resumirse en la narración de unas cuantas miradas. No muchas, con seis o siete basta” (Página 16)

5-Energía

Son dos cosas que me dan energía : el metro y, ahora, la escritura de Tizón. Se asimila lo de la energía, lo de recargar las pilas, con tumbarse en la arena y consultar el reloj para que no se pase la hora en la que se ha encargado una paella en un chiringuito de la playa. A mí me basta con ver pasar las estaciones y la gente.

A pesar de las escaleras que no funcionen, o esa pantallas con noticias que a nadie interesan, o los vagones que llegan repletos, o el calor, o de la mirada del vigilante cuando voy a meter el billete en la máquina, o el músico que, antes de llegar a la Chamartín, entra a tocar una canción de Abba al piano, o el olor ácido que sale del bar que hay en el pasillo de Plaza de Castilla, o del tiempo que hay que esperar por la noche o de lo techos bajos de Bilbao o de que el tren que espera en el cambio de línea cierre sus puertas cuando llegamos nosotros.

Es como si encontrara el tono que quiero usar para escribir. Y en eso hay una energía que me anima.

6-Barnabéu

Veo a Zidane en un cartel, anunciando el partido de veteranos del Madrid contra los del Bayern. El diablo en el vagón, conmigo, encerrado en el libro y, fuera, el reverso, de blanco. La entrada, que cuesta cinco euros, la recojo al salir del metro en un cajero de Servicaixa. Para que luego digan que no hay puntos de encuentro ; de hecho, basta con cambiar una letra para que el Bernabéu se convierta en el Barnabéu.

La mención a Zidane me parece apropiada porque “La velocidad de los jardines” lo empecé en el Bernabéu

7- Tres frases

“Elba parece ir leyendo en el cristal las páginas del paisaje” (15) “Mi corazón está lleno de esquinas con carteles desteñidos, empapelados transitorios, peines sin púas, una puerta giratoria en la que doy vueltas y más vueltas y n consigo salir a la calle” (P 31), “Siendo así que la adolescencia consiste en ese aire que no es posible explicarse” (137).

De “La velocidad de los jardines” que encuentro en las tres páginas que ahora al azar. Podrían haber sido otras. Y tras. Y otras.

8-Llueve

Mientras viajo en metro, en la superficie llueve. Mucho en muy poco tiempo, como si se regara un pequeño tiesto con una gran jarra. En un colegio, cerca de casa, el agua llega hasta las ventanillas de los coches. Los padres y los hijos salen empapados hasta casi la cintura y al llegar a casa todos tienen que cambiarse.

Tal vez por eso el demonio haya preferido viajar en metro esta tarde.

9-Estreno billete

Y parece una tontería : no atraviesas el trono de la misma forma si utilizas el último viaje de un billete (ida) a si estrenas uno nuevo (vuelta).

10-Entrada de Zidane

Imprimirla en un cajero es práctico pero la que te da la máquina no es bonita. No dan ganas de conservarla. Quizás debería haberme pasado por el Bernabéu a por ella. Supongo que para ser práctico hay que pasar estas cosas por alto. Supongo que, por eso, yo nunca seré una persona práctica.

Guardo la entrada en el libro del diablo.

Cuando le comento a Daniel que voy a ver a Zidane, se queja como si le conociera mejor que yo.

-Quería verle en carne y hueso – se lamenta.

jueves, 26 de mayo de 2011

La lectora


Entre el inventario de la gente que puedo hacer por la ventana, sólo tengo a una mujer lectora. Hoy está en un banco y puedo verla bien. Está sentada en medio del banco, con las gafas de sol puestas, fumando mientras lee, manteniendo el cigarrillo alejado del libro, como si no quisiera que le llegara el humo.

Tiene una forma de estar sola que me gusta.

El centro de la imagen lo ocupa ese libro grueso que sostiene con la mano derecha. Lo más lógico es pensar que lo esté leyendo, pero bien podría tenerlo abierto para poder ocupar un banco sin que nadie la moleste, para que ningún compañero se sienta obligado a hablar con ella ni ella con él, para notar en su mano el tacto del papel después de pasarse la mañana tecleando, para acompañar al cigarrillo, para recordarse que hay cosas que merecen ser escritas, para añadirle a su imagen lo que ningún otro complemento puede darle, para evitar la tentación de coger el móvil, para crear el contraste con el vestido largo que lleva puesto, para recordar otras lecturas en otros bancos con otros libros, para no olvidarse de su vocación de escritora.

Todas estas suposiciones son un juego porque, por lo quieta que está, es evidente que está leyendo. Cada cierto tiempo para una hoja lentamente con la mano derecha. Se lleva el cigarrillo a la boca. Y sigue leyendo, reduciendo los movimientos al mínimo. Esa quietud me parece el mejor reclamo para cualquier campaña de lectura. Haría una campaña en la que únicamente apareciera esta mujer leyendo, sin voz en off, sin música, sin texto. Treinta segundos de esa mujer lectora.

A su alrededor, la gente que sale de las oficinas para comer se cruza con la que ya ha terminado. Casi todos en pequeños grupos, quizás del mismo departamento, compartiendo ese optimismo básico del que sabe que la comida le está esperando. Una persona gesticula mucho y las otras dos asienten, caminando al mismo ritmo.

A esas conversaciones se unen el ruido de las hojas de los árboles (acaba de cubrirse el sol y se ha levantado un poco de viento), el del agua de la fuente al caer, el de los coches que pasan, el de una risa, el de una charla por móvil, el de unos tacones al bajar por las escaleras que dan a la calle, el del portazo de un taxi, el de la puerta de la cafetería al cerrarse, y el de las ruedas de una maleta por la acera.

Viendo a la mujer que lee sé que a ella no le llega ningún sonido. En el vacío que tiene alrededor no existe el ruido, sólo el que quepa en las páginas de ese libro. Es probable que, además de ese silencio, el tiempo no avance, o lo haga a distinta velocidad, y que las sombras del sol, detenido sólo ahí, permanezcan fijas.

Un extraño mundo que se viene abajo cuando, a las tres en punto, cierra el libro, se pone de pie y abandona el banco. Por la lentitud con la que sube las escaleras puede pensarse que todavía está entre el mundo del libro y el que los demás habitamos.

Sube las escaleras con elegancia. Los dos taxistas que están charlando mientras esperan en la parada dejan de hablar para fijarse en ella.

miércoles, 25 de mayo de 2011

El futuro de Europa



Grecia está a punto de irse a la quiebra si no recibe en junio 12.000 millones de euros más de ayuda y la noticia es que allí se manifiestan con pancartas que repiten lo que se dice aquí, en la Puerta del Sol.

Cuando, pienso, las cosas tendrían que ser al revés. Deberíamos solidarizarnos con ellos porque ahí se está definiendo en este momento lo que realmente significa la idea de Europa. Mientras las cosas han ido bien, ser europeo era agitar banderitas en Eurovisión. Ahora que todo se ha torcido, parece que debajo de la bandera azul de las estrellas amarillas sólo hubiera directores de banco mirando con gesto de preocupación a los países del sur.

¿Es que Europa sólo es un concepto financiero al servicio del euro?. Y, en ese caso, ¿cómo es posible que en todo el aparato burocrático hayan fallado tanto los mecanismos de control permitiendo que se llegara a una situación como ésta? Con otra idea de Europa es posible que se hubieran implantado políticas fiscales, laborales y presupuestarias comunes que realmente hubieran creado desde el principio la idea de un sistema europeo que hubiera limitado los desequilibrios posteriores.

Pero las cosas no se pensaron así. Se le dio relevancia al euro pensando que así se desarrollaría la idea de Europa, como si en el fondo el criterio hubiera sido crecer por crecer, sin importar cómo, a la espera que de ese crecimiento (todos nos llevamos bien con la tripa llena) hubiera generado una aproximación entre todas las economías y al resultado le pudiéramos llamar Europa.

Se empezó la casa por el tejado, dejando todo lo demás para más tarde.

Hasta ahora, hasta hoy, hasta esa noticia que habla del riesgo de que un país entre en quiebra.

Y para suavizar el término quiebra, se emplean eufemismos económicos que suavicen en los titulares la situación : quiebra, default, reestructuración suave, reestructuración de gran calado, suspensión de pagos, quita, reducción, alargamiento de plazos, ampliación de vencimientos o rebaja de tipos de interés.

Todas, formas distintas de decir : Grecia no puede pagar lo que se le ha dado. Y llegado este momento parece que hay que elegir entre salvar Europa o salvar el euro. La apuesta, basta con leer la prensa económica hoy, está clara. Da igual que un país (por motivos de los que él también es culpable, sí), tenga que reducir el nivel de vida de sus ciudadanos y verse obligado a vender todo lo que pueda en una situación que perjudica al propio conjunto de Europa como tal : Europa es así menos Europa0

Para darse cuenta de lo que esto significa, basta con imaginarse qué pasaría si en España una comunidad llegara a esa situación y la opción fuera obligarla a vivir muy por debajo de la media del resto. La existencia misma de España como país haría impensable ese desequilibrio, con españoles cobrando diferente pensión según el lugar del que sean, por poner un ejemplo. Esta misma forma de pensar tendría que ser igualmente válida para Europa con los países que la conforman, pero se está demostrando que no es así.

Europa, se está viendo, no es lo que creíamos, es algo distinto, una estructura que tiene como principal fin salvar al euro. El futuro de esta Europa me importa una mierda.

martes, 24 de mayo de 2011

Un diccionario personal.


Me doy cuenta de que Daniel sólo me pregunta las palabras que no entiende cuando escucha un cuento. En la conversación normal parece que le bastara con imaginarse su significado o servirse del contexto para cubrir aquello que no sabe, como esas tablas que tapan los agujeros en las obras.

En los cuentos su atención es total. Es el único momento en el que parece centrado en una única cosa, algo que le cuesta un montón cuando se trata de otras tareas. Siempre hay una figura, un rotulador, un reclamo desde la televisión, un ruido desde otra parte, un bote, una goma de borrar, un hilo que sale del jersey, una conversación que le puede interesar, una pieza de un juguete o una duda urgente que no tiene nada que ver con la serie que tiene que completar y que exige una respuesta. Ya.

En ese momento.

Al escuchar una historia se calma. Toda la energía se centra en el cuento. Lo escucha, lo desmenuza y lo analiza. En el de ayer, un niño conseguía la firma de Casillas y, al llevarla al colegio, el más envidioso decía que era mentira, que no se creía que fuera de Casillas.

-Si de verdad creía que no era de Casillas, no podía estar envidioso. Temía que creer que era de verdad para tener envidia.

Así, con espíritu de notario.

Con ese mismo cuidado va estudiando cada palabra, obligándome a detenerme en aquéllas que no entiende, cerradas como mejillones en un plato. Hoy le he tenido que explicar el significado de cinco palabras : hígado, torrezno, destacar y descuento y alta mar.

Todos vamos creando un diccionario personal con las palabras que conocemos, el significado que le damos, la fecha en la que aprendimos qué querían decir, además de la persona que, directa o indirectamente, nos lo enseñó y el contexto en que todo eso se produjo. Que no lo recordemos no impide que, de alguna forma, exista. El problema es que, desgraciadamente, se trata de una obra que desaparecerá con nosotros sin que ni siquiera sepamos cómo era. Por cosas así uno debería echarse a llorar, no porque no se vuelvan a ver nunca más los rayos gamma brillar en la oscuridad y bla,bla,bla.

Así que hoy escribir tiene como fin el salvar esta página del veinticuatro de Mayo del diccionario de Daniel en la que aparecen esas cinco palabras. Las dos primeras, mientras escuchábamos un cuento de Esther de Lorenzo sobre una tarta de huevos podridos. Las segundas, en el cuento de esta noche, sobre las andanzas del capitán Memo.

lunes, 23 de mayo de 2011

Cuenta 140 : La pasta de dientes


Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.

De las diez que escribo, mando las cuatro primeras. A la final pasa la cuarta.

1-Ahora usa una pastilla para mantener limpia la dentadura. Para conservar fresca la memoria, se frota las encías con pasta de dientes.

2- Cada uno prepara el combate de esa noche a su manera. Holyfield empieza a hacer sombras. Tyson, se cepilla los dientes.

3- Niños, atended. Cuanto menos os limpiéis los dientes, más probabilidades tendréis de terminar como yo : en la cama con la dentista.

4-Lo que pretendía ser un sabotaje, se convirtió en un éxito, y ahora es el ingrediente secreto del chef.

5-Como siempre se bloqueaba con la oferta de pastas de dientes del hiper, acababa imitando a su abuelo y compraba un bote de bicarbonato.

6-Para pintar aquellas sonrisas en los grandes carteles de la Gran Vía, el artista usaba pasta de dientes.

7-Tenía dientes pero no raíces : Le bastaba con colocar su pasta de dientes en el baño para que ese hotel fuera su nueva casa.

8-Seguía teniendo unos dientes brillante y protegidos a pesar de habérselos cepillados sólo una vez en su vida. Con silicona.

9-Su meticulosidad como restaurador sólo le permite limpiarse un diente cada día.

10-La mafia estaba ya tan asentada que una empresa local sacó un dentífrico que mantenía brillantes los dientes de oro.

domingo, 22 de mayo de 2011

Buffet libre


Se habla de fiesta de la democracia, pero realmente, viendo la mesa llena de papeletas, pienso que esto es un buffet. El que lo quiera ver como un menú de primero, segundo y postre se perderá la riqueza que se ofrece.

La gente parece haber aprovechado la jornada de reflexión. Vienen sin ninguna duda encima, con el cerebro bien planchado. Toman su opción y la guardan en el sobre con cierta urgencia, como si el valor de un voto dependiera del tiempo que lleve en la urna. Votos de roble, crianza y reserva.

Yo sí tengo alguna duda. En los bolsillos siempre queda algo de arena. Por eso me detengo en todas las opciones políticas pensando en cómo serían las cosas si alguna ganara. Dudo, sí, pero mantengo el gesto del que tiene las ideas muy claras para que el policía de la puerta no se me acerque.

-Usted, caballero, no ha reflexionado lo suficiente. Vuelva a casa y dedíquele un tiempo, hágame el favor.

Pongo cara de Mou y camino con las manos en los bolsillos alrededor de la mesa. ¿Y quién habla todavía de bipartidismo? ¿Quién dice que la democracia está secuestrada?. Si no quieres carne o pescado, hay otras opciones :

-Unión por Leganés. (ULEG)
-Partido de los mayores y autónomos. (PDMA)
-Partido humanista. (PH)
-Familia y Vida. (PFV)
-Por un mundo más justo. (PUM+J)
-Partido antitaurino contra el maltrato animal. (PACMA)
-Partido de fumadores españoles. (PARFE)
-Regeneración. (REG)

Y mis favoritos :

-Partido pirata. (PIRATA)
-Ciudadanos en blanco. (CENB)

Si le preguntara a Daniel, que está a mi lado, a quién votaría, creo que el partido pirata se llevaba mi voto. Pero tengo que reconocer que, de todos, el de ciudadanos en blanco es el que más me gusta. Parece el título de un cuento de Phillip K. Dick. El nombre es importante : Un amigo americano se hizo del Hércules cuando vino a España porque le gustaba el nombre. Lo sorprendente es que, años después, sigue siendo del Hércules.

-El único que le ha ganado al Barça en su campo – me recuerda, que es su forma elegante de decir – A nosotros no nos metieron cinco goles

Así que me debato entre el voto útil y el voto del “a ver qué pasa”. La diferencia entre uno y otro es que con el primero ganas en seguridad lo que pierdes de parte lúdica, mientras que con el segundo tendrías el miedo de saber que unos quinceañeros pilotan un avión con un cargamenteo de cinco millones de parados, sí, pero precisamente por eso estarías atento, escucharías sus palabras y de vez en cuando te asomarías a la cabina para saber si están vigilando las indicaciones o viendo Fast & Furious 5

No le echo más emoción al tema : acabo eligiendo lo más parecido al voto útil que encuentro con una pequeña dosis del “a ver qué pasa”.

La gente usa la urna como reflejo de la democracia. Para mí, la mejor definición de este sistema es esta mesa, en la que todas las opciones, hasta las más estúpidas, tienen las mismas papeletas que las demás. No son como esas bandejas de pasteles en las que, si te descuidas, te meten la mitad de batata, la otra mitad de cabellos de ángel y, para disimular, añaden algunos de chocolate, crema y café. Los pasteles de cabello de ángel son como los cangrejos de las paellas de menú : nadie se los come.

Le comento a Daniel lo del partido pirata y me mira sorprendido.

-¿Les has votado?
-No.
-¡No!

Está decepcionado, como si no hubiera mejor opción. Estos tipos no son tontos y, por lo que veo en sus apellidos, es gente que sabe de qué va eso de navegar : Hay un Manzanares y una del Mar y un Bergantiños y un Galera. Seguro que se quedan en el inconsciente de los enanos y cuando crezcan, por una cuestión sentimental, elegirán esa papeleta que en su momento no pudieron utilizar.

Al tiempo.

sábado, 21 de mayo de 2011

Preparando la fiesta

Hago cola en una pastelería de la zona industrial de Alcobendas. Entre naves en las que te pintan el coche, te lo arreglan o te lo aseguran, está esta pastelería en la que no hay mostrador, ni expositor ni croasanes colocados bajo campanas de cristal como si se trataran de bolsos de lujo. Aquí la elegancia te la tienes que traer de casa. Y la paciencia. Y las gafas de sol. Y el periódico para esperar. Y el dinero en efectivo porque la tarjeta se queda para esas tiendas de diseño de Serrano.

Si buscas marketing y estilo, es mejor que te vayas a tomar el brunch a algún local de Hortaleza.

Hago cola para llevarme una empanada y una tarta que encargue ayer y que he pagado en un pequeño despacho al que se sube por unas escaleras que te llevan a los setenta : Tres mujeres atienden a los clientes junto a una impresora de papel continuo y una caja de metal azul con la llave puesta en la que entran billetes y salen monedas. Esta es la idea de caja que veremos cuando, por fin, salgamos de la caverna.

¿De qué hablamos cuando hablamos de economía? Pues de esto, banqueros de mierda, tasadores, gestores de hedge funds, vendedores de deuda, auditores, gestores de cajas de ahorro, promotores del ladrillo, políticos de mierda, inspectores del Banco de España, y periodistas del gremio de mierda. De esto.

Si ésta fuera la economía, no habría crisis. Si tienes dinero, la chica morena que encuentra tu pedido en una caja de cartón, te lo entrega. Si no, da igual que estén esperando tu tarta para la celebración de una comunión, que te quedas sin ella, que los únicos que van a tomar algo de harina son los que comulguen. Pagas y la chica morena te marca que has pagado con un sello azul. Ni mensajes SMS ni comunicación con fábrica vía wifi ni leches.

Así que, igual que hay cursos para conductores sin puntos, aquí deberían venir los que han vivido de esas finanzas que sólo se han alimentado de sí mismas. Y ponerse en la larga cola que hay en la calle y esperar con tu pedido.

Hace calor a la una y cuarto. No pensaba encontrarme con una cola tan larga, pero es que, pronto me doy cuenta, estamos en época de comuniones. Espero y me pongo moreno. Delante de mí hay un argentino que llama dos veces por móvil para contarle la misma historia a dos personas distintas : el calor que hace y lo despacio que va la fila. Pensaba que, como argentino, se habría acostumbrado a las colas. Mal hecho, porque en el futuro vamos a tener que esperar en muchas.

Gracias a esos financieros. De mierda.

Escucho al argentino. Y leo un artículo de Piglia en el Babelia que me gusta mucho. Y veo a un niño de unos diez años, vestido con un kimono de judo, jugando con su Nintendo junto a la sombra de un coche. Y digo que no cuando un hombre de la pastelería pasa con una bandeja con trozos de tarta de Santiago, Almedra y huevo, nada más, dice. Y le digo que no cuando, al rato, vuelve a pasar con otra bandeja con trozos de tarta de yogur con frambuesa. Y me fijo en un niño que no para de hacerle fotos a todo con su móvil. Y escucho la conversación de una mujer que cuenta que es la primera vez que viene aquí. Y escucho a una chica contar que no merece la pena llevar comida, que su madre habrá hecho más y más tortillas. Y miro la hora otra vez. Y avanzo poco a poco hasta que entro en la pastelería, que es sólo un pequeño pasillo que lleva a la puerta del obrador.

Veo a unas ocho reposteros preparando tartas y pasteles. Está todo tan bien dispuesto que parece la ilustración de un cuento infantil. Uno prepara la masa pasándola por unos rodillos. Otros corta con un cuchillo los bordes de unas tartas. Otro controla la mezcla del chocolate de un recipiente color de bronce. Otro pone la última capa sobre una tarta de crema. Al fondo, uno va colocando varias bandejas para meterlas en el horno. Todo ello con una fina capa de harina que parece cubrirlo todo.

Entrego mi pedido.

Pienso que ya no queda nada, pero parece surgir un problema. Veo a uno de los pasteleros abrir una caja y mirar el contenido fijamente, como si hubiera una oreja y un papel exigiendo un rescate. Al momento se acerca el hombre que ofrece trozos de tarta y que parece el jefe. También la mira. También se calla. Hablan entre ellos. Se une al grupo una de las chicas del piso de arriba, que les enseña una hoja. Que leen los tres con atención. Los demás siguen trabajando sin dejar de mirar a estas tres personas. Algo ha roto el ritmo de trabajo.

Hasta que el primer pastelero, el que ha abierto la caja, propone la solución

-Pues borramos lo de felicidades y ponemos feliz comunión.

La literatura de mierda, siempre jodiéndolo todo.

viernes, 20 de mayo de 2011

Lentamente empieza el fin de semana


Lentamente empieza el fin de semana : al paso con el que los padres vamos a recoger a nuestros hijos camino del colegio. Una pareja que camina agarrándose por la espalda. Una mujer que espera en el coche con las gafas de sol puestas.Otra que aprovecha para llamar por el móvil. El grupo que se va formando delante de la puerta, charlando entre sí. Un abuelo que comprueba que lleva la merienda en la bolsa. Una mujer que se mete las manos en los bolsillos de atrás del vaquero. Un padre que camina al ritmo de un niño de dos años, sin meterle prisa. Una madre que se gira cuando la llaman, levanta las manos y después se quita las gafas. Un coche que cambia de sentido despacio. Una madre que empuja el carrito mientras le hablá al bebé.

Nada que ver con la misma escena cualquier día por la mañana.

Yo espero en el coche, escuchando Aerial, de Kate Bush, mientras leo las letras de las canciones. Hace años que compré este disco y es en esta tarde cuando descubro que una de las canciones está dedicada al número Pi, atreviéndose a cantar noventa y un decimales de su serie.

"3.14159265358979323846264338327950288419716939937510582319749
44592307816406286208821480865132".

Noventa y uno.

¿En qué momento se le pasó por la cabeza atreverse con esta idea? ¿Una apuesta con alguien? ¿Consigo misma?

Otra canción, Mrs Bartolozzi, se la dedica a su lavadora un día en el que todos llegaron con la ropa sucia, llenando de barro toda la casa. Mete la ropa en la lavadora y se queda mirando cómo todas las prendas giran y se mezclan.

"I remember it was that Wednesday /Oh when it rained and it rained / They traipsed mud all over the house /It took hours and hours to scrub it out / All over the hall carpet / I took my mop and bucket / And I cleaned and I cleaned / The kitchen floor / Until it sparkled"

Y la tercera que esccho es Bertie, de las mejores del CD, que tiene como protagonista a su hijo.

"Here comes the sunshine / Here comes that son of mine / Here comes the everything / Here's a song and a song for him."

Son canciones para escuchar en este momento, para que el fin de semana comience a un ritmo distinto. Si fuera Kate Bush, le dedicaría una canción a este momento. A la paciencia con la que esperamos a que abran la puerta y lo lentamente que caminamos hacia la galería cubierta en la que, por el sol, hoy nos esperan los enanos. Supongo que a todos nos gustaría que este momento durara un poco más.

jueves, 19 de mayo de 2011

"Ya no pisa la tierra tu rey", de Cristina Sánchez-Andrade


Termino a las ocho de la mañana “Ya no pisa la tierra tu rey”. Creo que éste es un libro para leer a primera hora, sobre las siete, antes de que el día saque sus trastos de la trastienda y se asiente en la acera.

A esa hora se percibe mejor el lenguaje de Cristina, el juego continuo que hace con las palabras, organizándolas de una forma capaz de conservar la tensión frase tras frase. Te dices : ahora se tomará un respiro. Y te contestas : pues no, éste párrafo es tan bueno como el anterior.

Así se suceden las hojas en esta historia escrita en primera persona del plural. Dato que puede hacerte ganar cien mil euros en algún programa televisivo. ¿Por qué está escrita la novela en segunda persona, aparte de para hacerte millonario? Pues porque representa la voz de veintitantas monjitas que llevan tanto tiempo juntas que es imposible separar una de la otra, como suele suceder con las láminas de hojaldre.

Lo que Cristina Sánchez-Andrade cuenta es la lucha de esas monjas, que viven en un convento desde el que ven el mundo exterior por una ventanita, por pasar a la primera persona del singular. Para ello tienen que enfrentarse al lenguaje, al miedo a la abadesa que las gobierna, al amor por la abadesa que las gobierna, a la fascinación por el mundo exterior y a la tranquilidad del claustro, por citar algunos puntos y terminar así una frase que podría parecer una cadena humana para salvar a los defines.

El libro resulta sugerente porque te descubre que tú también llevas una monja de clausura dentro de ti, lo que supone toda una sorpresa en pleno siglo veintiuno, con la cuarta versión del iPhone en el mercado y la segunda del iPad (alguna vez se utilizarán las versiones de Apple como la mejor forma de medir el paso del tiempo). Tú eres una monja, y vives en un convento, y tienes una abadesa y un deseo de conocer mundo y un miedo pegado a cada deseo, como hábito al cuerpo de la monja.

Así que lee y escucha.

Y mánchate con un libro en el que no hay ideas puras y donde se remueve la tierra y se comen pelos, y se salta encima de las mesas, y se afilan cuchillos, y se alaban las manos, y se espía desde una torre, y se celebra la carne, y se come sopa con piedras y se pagan las historias con piezas de oro y se abren puertas para cerrar otras.

Todo arropando esa lucha por separarte del de al lado mientras ves que los que ya son libres se encierran en un hórreo para morir la vida. La vida, que tiene estas cosas.

A las ocho de la mañana termino el libro, con cierta pena. La pena sería total si ya me hubiera leído todos los libros de Cristina, lo que no es el caso. Este es el cuarto que termino y ya me anoto el siguiente para comprar. Me gusta mucho cómo escribe, algo parecido a lo que Jamie Oliver hace en la cocina, mezclando los ingredientes con las manos, celebrando cada detalle, disfrutando de los olores, los colores y los sabores.

Como homenaje a la cocinera del libro y a mi imagen con Jamie Oliver, debería empezar este día tomándome un buen chocolate con churros, pero no es el momento adecuado. Lucía está vistiéndose en el salón tranquilamente. Daniel todavía no se ha terminado la leche en la cocina. Y yo tengo que recoger toda la cacharerría tecnológica sin la que ahora no eres nadie.

Hay que poner un poco de orden en esta mañana : ser menos monja y más abadesa.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Elogiemos ahora a diseñadores desconocidos


Al monitor del gimnasio le paso series en un pen drive : Boardwalk Empire, Sons of Anarchy, True Blood, Crematorio, Downton Abbey y Treme. Es probable que nada de esto sucediera si un día, hablando de lo que ponían en una de las pantallas, no hubiera mencionado el nombre de Hayao Miyazaki.

-El de la Princesa Mononoke y El viaje de Chihiro – me dice.

Desde fuera puede parecer que estamos hablando de músculos, resistencia y alimentación. No. Hablamos de los Verdi, los Renoir, los Princesa y los Golem. Es una conversación buena para el cerebro pero mala para este bíceps, por ejemplo. ¿Puedo hacer algo más por este bíceps? ¿Y por este otro (tenemos dos)?.

No lo sé.

Me esfuerzo por ser mejor, más alto y más fuerte, y me gustaría que una mañana se acercara y me dijera :

-Se nota que te lo estás tomando en serio.

(A veces creo que uno va al gimnasio para que un tipo que es como una montaña de castellers te diga algo así. Hay que darle volumen al ego y a los músculos)

Pero no me dice eso. En plan confidencia, me recomienda una película :

-Incendies – me dice en un susurro, como si fuera el nombre de un caballo ganador – Tienes que verla. Impresionante. Es una historia que te sorprende nada más empezar. Pero no puedo contarte más.

Como yo no puedo recomendarle cine porque lo único que veo son películas para acompañar a las palomitas, un día le hablo de Sons of Anarchy. Me dice que no la ha visto y unos días después se la traigo.

-Está en versión original subtitulada – le digo, como disculpándome.
-Como tiene que ser – me responde.

Así empiezo a pasarle series. La última, el viernes pasado, es Treme. Ayer termino de ver la primera temporada y lo primero que le digo esta mañana es que tiene que verla.

-En cuanto termine con Crematorio.

Pero no voy al gimnasio un jueves por la mañana a trabajar los pectorales. Ni a recomendar Treme encarecidamente. Ni a quemar calorías. Ni a ver la actualidad de un vistazo, saltando de pantalla en pantalla. Ni a disfrutar de la larga ducha que me doy después. Ni a escuchar la música que sale de la sala de spinning. Ni a ver si puedo superar mi tope de kilómetros en cinta. Ni a pensar : ése levanta mucho menos que yo. Ni a pensar : ése levanta lo que yo nunca levantaré. Ni a fijarme en las montañas a lo lejos. No. Voy al gimnasio para agradecerle en silencio a los diseñadores de muchas máquinas el esfuerzo que dedicaron a crearlas : Estoy seguro de que las hicieron pensando en mujeres.

La máquina de aductores, por ejemplo, debería tener una placa en oro con el nombre del diseñador grabado.

martes, 17 de mayo de 2011

Kate Bush a las nueve en punto.

A veces la radio pública cumple con su función. Esta mañana, por ejemplo, en “Hoy empieza todo” dedican una playlist a Kate Bush.

Y lo hacen a lo grande, poniendo “Hounds of love”, entero, a las nueve de la mañana. El martes por delante, los coches aparcados de cualquier manera en el colegio, el atasco de la rotonda, el indicador de la reserva encendido, la declaración de la renta pendiente, una mala noche de sueño a cuestas, el anuncio de un día caluroso, un choque de tres coches en el túnel, los rumores sobre la quita de Grecia en otras emisoras y un finiquito por calcular. Todo eso, sí, pero, a las nueve de la mañana suena “Hounds of love”.

Y me vuelve a parecer una canción perfecta de principio a fin. Una canción que, por su intensidad, conviene escuchar de vez en cuando, dejando que pase tiempo entre una y otra vez. Aquí está de nuevo esta mañana, intacta, poderosa, sugerente, como una modelo de Helmut Newton.

Cuando termina la canción sólo puedo hacer una cosa : apagar la radio. No espero que nada de lo que pueda venir después esté al mismo nivel. Igual que existen planes de obsolescencia programada, es probable que también haya una conspiración por mantener la mediocridad para que, como consumidor, no te sientas nunca satisfecho y pidas más y más.

Y no leas una frase de Tizón y decidas que ya es suficiente.

Y no escuches “Hounds of love” y te apetezca apagar la radio.

Por eso son necesarias emisoras como ésta, porque sólo las que no necesitan de los oyentes para sobrevivir puede permitirse este hara-kiri musical. ¿Quién va a aguantar después de este tema a otro pálido y tembloroso grupo indie?

Así que sigo conduciendo en silencio.

lunes, 16 de mayo de 2011

Cuenta 140 : El teléfono


Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.

De las diez que escribo, mando las dos primeras. A la final pasa la primera.

1- Seguía en su lenta caída. Ahora, por abusar de la raya, le cortaban la línea.

2-Para no delatarse, la madre tuvo que seguir con la descripción de sus pechos al reconocer la voz de su hijo.

3-Si el cliente era alguien mayor, la vidente usaba la bola de cristal. Si no, la cambiaba por su móvil.

4-A los pacientes con mayor ansiedad les permitían pasearse por las galerías con un teléfono de juguete por el que no dejaban de hablar.

5-Llamó al número anterior al suyo y contestó su hermano pequeño, al que no veía desde el final de la guerra.

6-Para que el inspector no removiera la mierda, cada vez que una de sus hijas cambiaba de móvil, él recibía un mensaje con el nuevo número.

7-Se fue a un sitio sin cobertura para escucharse a sí mismo.

8-Entendió lo de ayudar en un sentido muy amplio y todos los suicidas que llamaban al teléfono de la esperanza veían cumplido su deseo.

9-El árbitro salió a reconocer el campo. Su móvil, con el himno del equipo visitante, se escuchó en todo el estadio.

10-Su número estaba en la lápida para que la gente pudiera dejarle las condolencias en el contestador.

domingo, 15 de mayo de 2011

Ni siento ni padezco.

Lucía, como no podía ser de otra forma, descubre pronto mi punto débil.

-Este es mi cromo favorito – me dice.

Y me enseña a Mascherano, el único que tiene del Barça. En esta colección de Panini, a los del Barça no los sacan tumbados en la hierba, supongo que porque rompería el ritmo de la colección, con los cromos de los demás equipos en posición horizontal. Daniel, a su lado, sigue comiéndose la porra a mordiscos.

-¿Por qué no la partes por la mitad y así es más cómodo? – le pregunto, pero realmente lo que le estoy diciendo es que así se va a manchar. Si hubiera alguna página en la que fuera posible apostar por esa mancha de chocolate en su polo, las apuestas en contra no dejarían de crecer a cada momento.

-No – me dice, pero realmente lo que me está contestando es que así es más divertido y que al partirla por la mitad, el desayuno de adultos se convierte en una especie de menú de niños y esta mañana él quiere ser un poco mayor..

Ya podéis dejar de apostar porque en este momento cae una gota de leche con cola-cao en su polo blanco. Ahí está. Ya me puedo relajar. La variación e intensidad del enfado por una segunda marcha es tan pequeña que no merece que siga avisándole.

Que pase ya el domingo, con Lucía y su colección de cromos, y los ciclistas que entran a llevarse los churros a casa, donde el resto de la familia seguirá durmiendo, y el grupo de cincuentones con la copa en la mano, la piel roja y el paquete de tabaco metido a presión en el bolsillo de la camisa, charlando en una mesa del fondo, y el As doblado y con manchas de grasa, y la madre atenta rompiendo el churro en trocitos para que su hija no se manche, y la pareja de ancianos que se trae una bandeja con la que podrían desayunar los invitados resacosos de una boda, y la camarera de moño prieto que coloca las cucharas en los platos vacíos sacando de ellos el mismo sonido, y el olor a aceite frito que llega de la gran sartén del fondo, y el sonido de las tijeras cortando las porras cuando las llevan hasta el mostrador sobre dos grandes palos y el hombre de la mesa de al lado que da golpecitos al sobre de azúcar, lo abre con cuidado por una esquina, vierte su contenido en el plato y moja el churro en él, con la cara del que lleva toda la semana pensando en este momento, anticipándolo, soñando con este instante en el que abre la boca, cierra los ojos y se dispone a darle el primer mordisco.

-No – me dice, encantada de darme esa respuesta.

Creo que me enseña su colección porque en ella no hay ninguno del Madrid. Son listos estos de Panini. ¿Cuántos padres o madres habrá que no dejen de gastarse un euro tras otro hasta que, por fin, aparezca un cromo de uno del Madrid?. En ese momento e gustaría ser un tipo rico y presentarme en la tienda de los periódicos y soltar un billete de cincuenta euros.

-Abra sobres hasta que reconozca una camiseta blanca. El dinero no es problema. Soy el Abramovich de los cromos.

En ese plan.

En vez de eso, cuando terminamos de desayunar y hacemos la siguiente parada en el quiosco, les doy dos euros a cada uno para que elijan lo que quieran. Lucia sigue con su selección y Daneil elige la figura de algún monstruo. Me siento al lado de ella mientras los abre, deseando que salga uno del Madrid. Hasta el de un utillero me bastaría. Cualquiera.

-Por favor – suplico mentalmente – Por favor.

Aparecen jugadores del Getafe, del Villarreal, del Sporting. Deben tener unas plantillas impresionantes estos equipos. Del Madrid no aparece ninguno en el primer sobre. Tampoco del Barça. Comienza con el segundo y mis plegarias son las mismas.

-Por favor – sigo suplicando.

Atlético de Madrid. Español, Valencia. Ya está. Ni rastro del Madrid. Ni del Barça. Cojo mi cartera y veo un billete de diez euros.

-Venga, date ese gusto – me dice el billete.
-No. – Le digo al billete - Hay que educar a los hijos para que sepan agradecer lo que tienen.
-Si no empiezas a comportarte como u tipo co dinero, siempre serás un pobretón. El Universo no trabajará para ti – me advierte el billete.

Ni una cosa ni otra. Si me gasto ese billete, lo tomarán como un derecho adquirido y el próximo domingo me pedirán los mismos cromos, como hace cualquier organismo público cuando prepara los presupuesto.

Toda esta historia para no hacerle la pregunta que evito y que me veo obligado a plantearle.

-Pero tú, Lucía, ¿de qué equipo eres?.

Daniel, que parece estar a l suyo, feliz con el monstruo que le ha tocado, advierte la tensión que hay en esta tranquila mañana de domingo. Viene corriendo hacia mí con intención de equilibrar las cosas.

-Yo sí soy del Madrid – me dice.

Aunque su intención es buena, ese sí es el martillo que golpea la estaca que en ese momento se clava en mi corazón merengue. La situación puede parecer dramática, pero me han atravesado tantas veces el corazón esta temporada que no duele. Ya ni siento ni padezco.

sábado, 14 de mayo de 2011

Un Kenneth Branagh para niños


Daniel y yo vamos a ver “Thor”, de Kenneth Branagh. Tenía mis dudas acerca de si era una película apropiada para niños hasta que vi que los de Burguer King tenían una promoción en la que regalaban figuras. Ahí desaparecieron mis dudas, que como dudas, la verdad, tampoco eran gran cosa.

Yo : Pues podemos ir a ver Thor.
Daniel : Vale.
Lucía : Prefiero quedarme con mamá ayudándola a hacer el cambio de ropa..

Un tipo con capa roja y un martillo no es suficiente reclamo para Lucía..

Yo : ¿De verdad?.
Lucía : Que sí. Hay que ver cómo son los hombres.

Esta frase se la ha traído de su grupo de amigas. Mientras cien niños persiguen unas cuantas pelotas en el patio, las niñas juegan a probarse frases adultas que se traen de casa para ver cómo les queda. Parece que tuvieran prisa por superar cada fase mientras los niños tratan de quedarse en ellas a base de darles patadas a los balones..

En los Diversia, a las 15:50, Daniel y yo coincidimos con Kenneth Branagh, Thor, Shakesperare, unas palomitas, una botella de agua, Anthony Hopkins, la revista de los cines, Rene Russo, un señor a mi derecha con la colonia que usaba mi padre y Natalie Portman. Hacemos un buen grupo.

No esperaba que el momento de presentarle a Kenneth Branagh a Daniel fuera a ser tan pronto. En ese sentido, tengo que agradecerle que se haya animado a rodar una película tan simple como ésta porque así nos hemos saltado bastantes años y puedo, por primera vez, tener la sensación de que es Daniel el que me acompaña a ver una película y no al revés. Las andanzas de Thor son lo de menos. Lo fundamental es ver en la pantalla : Directed by Kenneth Branagh y tener a mi izquierda a Daniel, atento a todo lo que pasa, con el perfil de color azul por la luz que sale de la pantalla.

Thor y su martillo, que lo tiene, que lo pierde, que lo encuentra, que se lo gana. Y, debajo de todo, un Shakespeare para niños, en un porcentaje bajo, como la leche en las natillas, pero Shakespeare al fin y al cabo. Un rey anciano, un reino que debe cambiar de manos, dos hijos que se pelean por él y por el reconocimiento del padre, la caída, la soledad y las palomitas. Y a las 15:50.

Daniel come palomitas, las tira, me da las que no se han abierto, se mueve en su asiento, y me pregunta por qué, por qué, por qué en esas zonas en las que Shakespeare queda al descubierto. Aún en su versión más reducida, Shakespeare tiene espinas. Nada que ver a esas historias estúpidas de Gormitis, Bob Esponja y su puta madre, futbolistas y pokemon que puede tragarse sin apenas masticar.

De la mano de Shakespeare, me da por pensar que este mundo también se puede dividir entre aquellos que saben que sus padres se han sentido orgullosos de ellos y los demás. Es probable que los primeros suban las escaleras de dos en dos mientras que los otros se tengan que detener para desahogarse con un psicólogo, que simplificaría mucho el tema si les dijera cómo están las cosas.

-No le dé más vueltas. Si su padre miraba a otro lado cuando se cruzaba con usted por la acera, mal arreglo tiene esto.

El hombre que está a mi derecha lleva la colonia de mi padre. Es un hombre que no se mueve en toda la película, como si sólo estuviera ahí para recordarme a mi padre y para obligarme a preguntarme en qué grupo de los dos en los que he dividido el mundo estoy yo. Aunque la pregunta me la he hecho de formas muy distintas, la respuesta siempre ha sido la misma. Esta tarde, también. Para qué engañarnos.

Así que el bueno de Kenneth ha sabido meter el suficiente Shakespeare para que la película como esos muñecos que giran con una base de plomo, lo se caiga a pesar de los golpes del martillo del guión. Daniel aguanta las os horas sin acordarse de beber o de ir al baño. Cuando la película termina, le pregunto si le ha gustado.

-Sí, mucho.

Ya llegará el momento de ver juntos “Enrique V” y “Hamlet” y “Mucho ruido y pocas nueces” y “En lo más crudo del invierno” y ”Como gustéis” y “Trabajos de amor perdidos”.

Para ir preparándole, en el coche le hablo un poco de Shakespeare.

-El más grande que ha existido – le digo..
-Yo seré mejor – me dice. Y no ha nacido en Bilbao.

viernes, 13 de mayo de 2011

Rosquillas con chocolate

La celebración de San Isidro : una gran cola en el colegio para llegar a una mesa en la que sirven chocolate en vasos de plástico y entregan dos rosquillas por persona. Los niños se saltan la cola y van directamente a la mesa, animados por sus madres, que les hacen gestos nerviosos con las manos.

Nos sentamos en el patio a comernos las rosquillas.

-Los de tercero ya no celebran San Isidro – me dice Daniel. No sé si deseando llegar pronto a tercero no llegar nunca. El chocolate caliente le deja una fina línea marrón encima de labio.

Toda esta celebración me parece una chorrada, pero hay algunas cosas que hacen que hoy no me parezca mal. Esa línea marrón encima del labio de Javier es una. Otra : Cómo le sienta el traje de chulapa a Lucía. Le digo que está muy guapa y me mira enfadada, como si un padre no debiera decirle eso a su hija. Otra : Algunos lazos del vestido de Lucía se sueltan y me pide que se los ate. Me gusta atárselos. Otra : Una niña china, quieta en el patio, con el pañuelo y el clavel en su pelo. Otra : Cómo Daniel incapaz de recodar la palabra chotis, se inventa cada vez una distinta.

Dejamos que pase la tarde sin prisas, comiendo rosquillas y bebiendo chocolate. Poco después, ya no hay cola y Daniel se acerca a por las rosquillas tranquilamente. Es una imagen curiosa la de ver un patio de colegio lleno de chulapos y chulapas corriendo de un lado a otro, evitando ese vaso caído de chocolate que rápidamente una mujer viene a limpiar.

La mujer frota con la fregona hasta quitar el chocolate. Una vez limpio, no se detiene y sigue pasándola por un área que crece y crece, como si se hubiera propuesto limpiar todo el patio. Si viera la línea marrón sobre el labio de Daniel no dudaría en limpiársela con la fregona. Si María estuviese aquí ya le habría pasado un kleenex antes de que se secara. Ahora ya es tarde. No habrá quien se la quite.

Hago fotos hasta que lleno la tarjeta de memoria.

Les llevo a la clase de música sin pasar por casa. Paloma, al verles, les pregunta si saben bailar el chotis..

-¿No? ¿En serio? – Les pregunta sorprendida.

No, esta es una fiesta de disfraces, chocolate y rosquillas.

-Pues vamos a solucionarlo – les dice mientras entran en clase.

Hace buena tarde. Me quedo en un banco por la zona leyendo “Ya no pisa la tierra tu rey”, de Cristina Sánchez-Andrade, un libro que he empezado esta mañana. “Media hora después sale el marqués masticando pelos, abotonándose el cuello de la camisa” (Página 13). “No había cosa que más le gustara a ese memo que la cosquilla fresca de la libertad” (Página 20). “Porque el remordimiento es un murciélago que bate las alas, una arañita , un ratón que roe los bordes y llega hasta la medula (Página 30). “Reíamos hasta el atardecer y la risa estallaba en la cabeza como un fuego de artificio” (Página 32). “Salimos, unas más altas que otras y en línea horizontal, un peine desdentado que avanza por el camino” (Página 35). “Manos que abren la boca y gimen en la oscuridad. Manos que sueñan con tener lo que tienen otras manos. Ágiles para freír filloas y torpes para el amor” (Página 48). “Durante unos minutos rebuscamos entre el fango, el gesto torcido y los párpados apretados para espantar el asco” (Página 43).”Durante un rato, nos odiamos de una manera tan dulce y prolija que es exactamente como si nos estuviésemos amando” (Página 52). “El dolor es fértil como la alegría” (Página 53). “Se olvidó de hacerle comprender (quizá tampoco ella lo sabía) que la vida es un continuo subir para luego bajar, cumplir un absurdo encargo impuesto por uno mismo” (Página 58).

Llego hasta la página 62. Mientras leía no dejaba de escuchar a los pájaros. Cuando levanto la vista les sigo oyendo, pero soy incapaz de ver a ninguno.

Recojo a los enanos de clase. En casa nos hacen una demostración de lo que han aprendido. Me parece un baile estúpido, pero, a pesar de todo, no puedo evitar que me dé pena ver cómo se quitan los trajes para ponerse el pijama. Esa sensación, de nuevo, de que he tenido algo delante que no he sabido aprovechar. Cuando les vuelva a ver con ellos habrá pasado un año.

-¿Y esa mancha que tienes encima del labio? - le pregunta María a Daniel.

Parque de bolas


No me gustan los parques de bolas para celebrar cumpleaños : sándwiches de jamón y queso en platos de papel, niños con la cara pintada, padres de pie con el vaso de plástico en la mano, fotos con el móvil, conversaciones de fútbol, Fanta de naranja o de limón, trozos de tarta abandonados sin probar, zapatos amontonados junto a la entrada de la piscina de bolas, carreras y chillidos.

Al volver de Correos paso junto a uno que está cerca de casa en el que, precisamente hoy, celebran un cumpleaños. Como el local es pequeño, está lleno de gente. Padres charlando con los vasos de plástico en la mano, niños corriendo y chillando, y todo lo demás : no falta nada.

Cualquier otro día habría seguido caminando sin pararme, pensando de nuevo eso de que no me gustan los parques de bolas para celebrar los cumpleaños. Hoy, sin embargo, me detengo y me quedo mirando a los niños, tratando de descubrir de quién es el cumpleaños. Siento envidia de él, de alguien que puede quedar con sus amigos un jueves y verlos a todos juntos.

En un parque de bolas o en el garaje de un Hipercor, eso me daría igual. Todos juntos, sin las obligaciones que nos obligan a retrasar la celebración el tiempo suficiente para que llegue el cumpleaños de otro del grupo y ya nadie se acuerde de reunirse. Así funcionan las cosas.

Una llamada en un hueco del trabajo.
O al llegar a casa, antes o después de la cena de los niños.
O un mensaje en el buzón de voz.
O un SMS.
O una felicitación en el muro del Facebook.

De todo ha habido hoy.

Me gustaría entrar en ese cumpleaños y decirle algo al protagonista. Sentarme con él o con ella en la mesa de la tarta y compartir un trozo. Decirle que éste es un buen día para nacer, aunque no sepa muy bien por qué. Mayo es un buen mes, de días largos, en el que ya se empiezan a preparar las piscinas para que empiece la temporada de baños. Y se celebra la Feria del Libro. Y el Festival de Cannes. Y en Mayo nació Umbral. Y en Mayo suele ganar el Madrid sus Copas de Europa.

Sería una conversación privada entre dos personas que mirarán el paisaje desde la misma habitación. Es un día que los demás verán siempre desde fuera porque no será suyo. Para nosotros dos la cosa cambia. Arrojados a la ruleta, hemos caído, con una diferencia de años, en la misma casilla. Dos Tauro charlando, comiendo tarta, apurando la Fanta caliente y sin burbujas de un vaso de plástico. Es algo que me gustaría hacer.

Miro por la ventana sin identificar al homenajeado. Algunos padres se fijan en mí. Pronto me canso de espiar y sigo hacia casa. Mi hermano me escribe un mensaje diciéndome que mi tía le ha dejado un recado en su móvil felicitándole a él. Esta felicitación indirecta faltaba en mi relación.

Blogger también tiene un mensaje para mí, justo este día :

En estos momentos, Blogger no está disponible. Sentimos esta interrupción del servicio. Consulta el estado de Blogger para obtener más información.

Mi proyecto de escribir una entrada diaria en el blog tiene su primera excepción un 12 de Mayo, precisamente un 12 de Mayo.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Veinticinco dólares

Hago un descubrimiento pequeño, como todo lo contable : un cliente nos cobra los veinticinco dólares que le cuesta hacernos una transferencia. Es una situación molesta. Si se lo comentas, quedas como un usurero. Si te callas, como un imbécil. Si pretendes que no te importa, como un cobarde. No hay solución.

Para estas cosas no te preparaban en las clases de contabilidad, no. Ahí todo eran grandes cifras, empresas que vendían miles de coches por todo el mundo, haciendo que el balance creciera cada vez más, como la barriga de un hooligan inglés, de cervezas antes de un partido. Qué balances aquellos, sin dilemas de mierda como éste.

Puedo asumir que soy un cobarde y consolarme diciendo que veinticinco dólares no son nada comparados con los 78.000 millones de euros que le van a prestar a Portugal. Eso sí que es un problema, no el mío. Gracias a la perspectiva, todo cambia si te dejas engañar. Ya les gustaría a Cavaco y a los del FMI y el BCE que todo se redujera a esos 25 dólares.

-Cavaco : Que tengo un déficit de 25 dólares.
-Merkel : ¡Hala, el euro a tomar por culo! ¡Golfos!.

Lo de Merkel lo escribo yo mientras decido qué hacer. El problema es real aunque parezca literario. Creo que no voy a hacer de cobarde porque hay profesiones como la de artificiero en la que se permite un cierto grado de cobardía, que se puede llamar prevención, y otras, como la de contable, en las que la cobardía es cobardía de mierda. Un contable cobarde tiene menos presencia que el hombre invisible.

Me quedo, entonces, como usurero o imbécil. Si hubieran sido cincuenta dólares le habría mandado ya un mail y este post no existiría. Veinticinco es algo ridículo, quizás parte de un experimento :

-A ver si me llaman y descubro qué son.

Es poca cosa, sí, pero la vida está llena de estas pocas cosas. No existen las grandes hazañas, esas que cambian la Historia añadiéndole un nuevo capítulo para que, te jodes, tengas que prepararlo para el examen del martes. Sí hubo un Hiroshima, pero todo dependió de un dedo que podía o no apretar el botón. Y un Waterloo, con un emperador que se preguntó si debía poner a Emmanuel de Grouchy aquí y a Michel Ney aquí, o al revés. Y un Cartago, con un Aníbal que tuvo que decidir si se llevaba a los elefantes a llenar de boñigas el sur de Europa o se los dejaba en casa. Y una caída de Constantinopla, con un soldado que empujó una puerta para ver si estaba abierta. Y un Zidane, con un ojeador que pensó si merecía las molestias ese chaval o convenía dejarlo pasar. Y una Edith Piaf, con un empresario que tuvo que imaginarse a esa cantante callejera encima de un escenario. Y unos Beatles que tal vez no habrían llegado a nada si no hubiera dicho que sí, que bueno, que iban a aceptar lo de ir a tocar en Hamburgo. Y un Facebook que no existiría si esa novia distante que tuvo Mark Zuckerberg le hubiera invitado a montar una red social con ella. Y una Primera Guerra Mundial, con un tipo que pudo o no haber usado la pistola. Y, sin ir más lejos, este blog, que se habría quedado en el limbo de la blogosfera si en vez de sentarme frente al ordenador me hubiera tumbado delante de la televisión.

Reduciéndolo todo a lo fundamental, tú no estarías ahí si tu madre no hubiera dicho :

-Venga, vale.

(Con más o menos pasión)

Voy a tomarme un café y vuelvo.

He decidido ser usurero. Mientras me tomaba el café me he imaginado eligiendo el camino del imbécil y he visto al cliente pidiendo más y más hasta descubrirlo en mi lado de la cama con mi pijama. El camino del usurero es más sucio, pero puedes acabar, con un poco de suerte, con un puesto en el BCE o el FMI.

Y así conocer a Merkel y decirle:

-Merkel, tengo a alguien a quien quiero que conozcas.

Y llamar por teléfono a Mou (por entonces ya tendré su teléfono) y decirle:

-Mou, tengo a alguien a quien que quiero que conozcas.

Todo ello desde mi despacho, pensando qué les puedo quitar a griegos y portugueses para recuperar un dinero que les presto y que acaba en los bancos y así los que siempre ganan no pierdan y los que siempre pierden, no ganen.

martes, 10 de mayo de 2011

Todo el mundo sabe que el capitán mintió

Por la mañana, en Canal +, suena “Everybody knows”, de Leonard Cohen, en una versión de Rufus Wainwright. Es la primera canción que escucho, el mejor resumen de las noticias que se pueden leer a lo largo del día, de la semana, del mes.

Todo el mundo sabe que los dados están cargados.

“La rentabilidad de la deuda lusa, que al igual que el resto se rige por el principio de más dudas igual a más dinero, ha alcanzado esta mañana nuevos máximos por lo que respecta a sus bonos a 10 años, que han tocado el 9,7%. Los títulos a cinco y tres años sí lograban frenar sus ascensos, aunque seguían cerca de los niveles de máximos que marcó ayer. El bono a dos años, por su parte, repuntaba levemente tras tocar ayer a media sesión el máximo del 12%.” (El Pais).

Todo el mundo los tira con los dedos cruzados.

“En pleno caos bursátil, la zona euro estudia prestar a Grecia otros 60.000 millones para que el Estado heleno cubra sus deudas los dos próximos años. Es un intento de evitar la suspensión de pagos que perjudicaría a los bancos europeos, sobre todo franceses y alemanes.Esta suma, publicada este martes por la agencia Dow Jones citando fuentes griegas, sale del dinero que tendrá que devolver Atenas a sus acreedores en 2012, unos 27.000 millones, y en 2013, unos 32.000.” (El Mundo).

Todo el mundo sabe que la guerra ha terminado.

“El comisario europeo para Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ha señalado este martes que el tipo de interés para el rescate de 78.000 millones de Portugal, quedará fijado entre 5,5% y el 6%. La parte europea ascenderá a 52.000 millones, mientras que el FMI facilitará los 26.000 millones restantes a un interés en torno al 3,25%.” (El economista).

Todo el mundo sabe que los buenos perdieron.

"Nuevo récord de empresas y familias declaradas en concurso : La dificultad de acceso al crédito ha facilitado que 1.803 empresas y particulares presentaran expediente de concurso de acreedores hasta marzo, localizadas sobre todo en la construcción y los servicios" (Cinco días).

Todo el mundo sabe que la pelea estaba amañada.

“”Fondos buitre” presionan a la banca para hundir el precio de la vivienda. / Grupos de inversión internacionales ofrecen a las entidades financieras el 20% del valor de sus inmuebles . Por el suelo, aún menos” (ABC).

Los pobres seguiran pobres,los ricos se haran ricos.
Así es como va.
Todo el mundo lo sabe.

"Bankia, la marca comercial de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), obtuvo un beneficio atribuido de 195 millones de euros en el primer trimestre del ejercicio 2011, lo que supone un crecimiento del 15,6% respecto al resultado proforma del mismo periodo del año anterior." (La Razón).

Todo el mundo sabe que el barco se está hundiendo.

“La OCDE empeora las perspectivas de recuperación de la economía española : El organismo reduce en 9 centésimas las perspectivas de crecimiento de la economía española, hasta los 102,24 puntos” (Periódico).

Todo el mundo sabe que el capitán mintió.

“El BdE no se fía y exige hasta tres auditorías para salvar a las cajas en apuros. Banco de España | FROB | cajas // El Banco de España va a exigir luz y taquígrafos a la hora de invertir el dinero público del segundo Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). La entidad dirigida por Miguel Ángel Fernández Ordóñez pedirá hasta tres valoraciones de consultores independientes antes de inyectar capital en alguna de las cajas en problemas.” (El confidencial).

Todo el mundo tiene la horrible sensacion.
De que su padre o su perro han muerto.

"Bancos y cajas deberán cubrir 61.000 millones en pérdidas inmobiliarias0 El sector financiero aún tiene que sanear 41.000 millones de euros en pérdidas inmobiliarias y otros 20.000 de constructoras y subsidiarias." (Libertad digital).

Todos el mundo habla con sus bolsillos.

“Las autonomías necesitan 35.000 millones para financiarse hasta 2012. La agencia de calificación Moody's considera que las emisiones de bonos regionales elevan de forma acusada las necesidades de recursos” (La Vanguardia.

Todos quieren una caja de bombones.
Y una rosa de tallo largo.
Todo el mundo lo sabe

lunes, 9 de mayo de 2011

Cuenta 140 : El revólver


Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.

De las diez que escribo, mando las cinco primeras. A la final pasa la cuarta.

1-Le llamaban para los encargos difíciles por su habilidad y su gusto por la lectura : sabía cómo poner el punto y final.

2-Conocían a la anciana, así que no hicieron caso del detector. Fue, con una sonrisa, el bolso pegado, a hablar de su pensión con el director.

3-Les fue metiendo sus ideas en la cabeza como quien carga un revólver. Desde fuera eran una tranquila familia blanca en un barrio de negros.

4-Estrenó el revólver con su psiquiatra. Ahora le tocaba al mundo adaptarse a él.

5-Consideraba cerrado el asunto cuando los familiares del muerto le devolvían las balas.

6-Ya tenía el revólver. Ahora sólo faltaba engrasarlo con un poco de odio.

7-Un tipo frío, con balas de hielo.

8-Todos los invitados a la boda celebraron el beso disparando. Casi todos, menos el de la amante despechada, fueron al aire.

9-Para matar el tiempo, hacía prácticas con un calendario.

10-Se cumplió el último deseo del artista : en una galería se expuso la pared con las manchas de sangre y, al lado, el revólver.

domingo, 8 de mayo de 2011

La palabra más usada


Leer la prensa económica puede ser divertido si uno sabe cómo. Hoy, por ejemplo, juego a ver cuánto tarda en aparecer la palabra crisis en los artículos del suplemento Negocios. Es demasiado fácil, sí, pero no nos vamos a poner tareas complicadas un domingo por la tarde.

Sería interesante tener una distribución con las veces que la palabra crisis se repite cada día en la prensa para estudiar si existe relación con la evolución de la economía y, en caso positivo, si es capaz o no de anticipar las fluctuaciones económicas.

Editorial : “Portugal inicia la penitencia” : “La crisis de la deuda pública soberana de la eurozona no está resultando un modelo de gestión para las autoridades e instituciones europeas”.

Plan de ajuste, año uno (Alicia González) : “También se cumple ahora un año del día en el que José Luis Rodríguez Zapatero hizo público el giro de180 grados en su política económica y en lo que había sido su forma de encarar la crisis bajo lo que Luis Garicano, catedrático de Economía de la London School of Economics, define como “una intensa presión de los mercados, de la Casa Blanca y de nuestros socios europeos”.

Valoración de un año de reformas (Luis Garicano) : “Reformas estructurales para incrementar el crecimiento económico. La salida de la crisis requiere un amento sustancial de la productividad y la competitividad de la economía española”.

Crónica de un rescate anunciado (Francesc Relea) : “A diferencia de España, Portugal postergó las medidas más duras”, dice el economista Álvaro Santos Pereria, profesor asociado de la Universidad de Vancouver, que acaba de presentar en Lisboa el libro Portugal, a hora de la verdad, una documentada investigación sobre la crisis económica.

El papel se despide de la crisis (Carlos Gómez) : “La demanda de todos estos productos está creciendo en general en todos los países que van superando la crisis económica mundial y especialmente en algunos productos concretos y en los mercados de China e India”.

Carrefour reinventa el híper (Fernando Barciela) : “En el sector hay dudas de que la nueva versión sea la respuesta a la crisis de madurez que viven estas grandes superficies”.

Alvaro Saieh – Presidente de Corpgroup (Jorge Marirrodriga) : “La crisis y la misma evolución de las economías locales están haciendo que las reglas del juego de la inversión española en Latinoamérica comiencen a cambiar de manera perceptiva”.

La rehabilitación del “sector ladrillo” (C.D.) : “Otra de las respuestas a la crisis ha sido la internacionalización. Los grandes jugadores comprendieron muy pronto que cuando en casa lulueve es momento de viajar al extranjero para ver si hace mejor tiempo”.

Fallos de diseño y de gestión del área euro (Guillermo de la Dehesa) : “Resumiendo, tres fallos de gestión de la crisis de deuda del área euro han desencadenado los rescates de tres de sus miembros más endeudados que, más que mejorar, han empeorado su solvencia por el duro castigo recibido.

Hegemonía o liderazgo (Antón Costas) : ¿cómo usará Alemania su poder? : “Alemania emerge de esta crisis con un nuevo poder financiero que se viene a sumar a su ya reconocido papel como potencia central dentro de la UE y de la zona euro”