martes, 30 de septiembre de 2014

Esperando a la rutina



Esperando a la rutina : Veo girar en el microondas el plato con la lasaña que sobró ayer. Tan pronto empieza a empañarse el cristal, salta el aviso de que está listo. Antes de que Lucía lo diga, me adelanto y le comento que la pasta parecerá algo más seca y el trozo más compacto, pero aun así estará buena porque ayer nos gustó mucho. Curioso camarero que anuncia los fallos del plato que deja en la mesa para satisfacer a la clienta. Lucía lo observa igual que a una prenda que hubiera sacado de su mochila y que no reconociera a pesar de llevar su nombre en ella. Le insisto en que está bueno y después corto un buen trozo del mío. Aunque cena despacio, cuando termina todavía nos sobra el tiempo que hemos ahorrado al no cocinar esta noche. Como nos hemos adelantado a nuestra rutina, nos tumbamos en el salón esperando a que pase el tiempo y nos podamos subir a ella de nuevo. No hacemos nada.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Xabi Alonso y la ballena blanca



Xabi Alonso y la ballena blanca : Al Xabi Alonso que más echo de menos es al que cubría toda la fachada del Corte Inglés de La Castellana con un traje de Emidio Tucci, mirando al horizonte con barba de marinero, por si por ahí soplaba la ballena blanca. También estaba el otro, sí, el que nunca dejaba que se lo tragara esa ballena blanca del Santiago Bernabéu gracias a ese juego con el que lograba que su balón se moviera entre las piernas enemigas con la precisión de un espía esquivando los haces de luces que protegían la portería contraria. Pero creo que, en el fondo, es el futbolista el que le debe al modelo.

Me explico : casi todos los grandes jugadores se sirven del fútbol para dar el salto al mundo del lujo, como el que sube la escalera de un sótano, pero con Xavi Alonso daba la impresión de que él hacía el recorrido contrario, bajando de un ático con el traje de Emidio Tucci para ponerse las botas y jugar al fútbol. Por eso me gustaba, porque traía al campo ese toque de elegancia que demostraba que en el césped, como en las tribunas, caben todos.

Debido a esto, no sé si el homenaje que se merece habría que hacerlo en la planta de moda de El Corte Inglés o en el Santiago Bernabéu. Cualquiera sería apropiado siempre que se le haga, que en el Madrid parece que, desde Redondo, tendemos a saludar a un nuevo jugador cuando todavía no hemos soltado la mano del que estamos despidiendo de esa posición. Con los mediocentros, más que con ninguno, hay que cuidar el protocolo porque es lo que a ellos se les ha pedido.

Y por esa cuestión de protocolo, sería bueno que, llegado el caso, supiéramos algunas palabras de alemán para darle la bienvenida. Sería una buena forma de decirle que le hemos seguido, que nos hemos alegrado de sus éxitos, de los récords en toques que va acumulando, de los elogios de la prensa. Que pudo marcharse, pero que aquí será bienvenido venga de donde venga.

Para irme preparando, cojo un cuaderno de alemán de Daniel. Lo que me encuentro es una relación de varias formas distintas de decir adiós. Mal empezamos. Le llamo para preguntarle dónde están los saludos pero me lío y le cuento un par de cosas del número catorce. 

domingo, 28 de septiembre de 2014

Los tres panties de la loba



Los tres panties de la loba : En el barrio hay un local en donde, en un par de años, primero ha habido un gabinete psicológico (supongo que para que pequeñas manías, porque el sitio es muy pequeño), después una frutería (con un género que parecía venir aquí a terminar su ciclo de vida) y, ahora, han instalado un gimnasio con máquinas que, en veinte minutos a la semana, te dejan el cuerpo listo (sin permitir que sudes).

Aunque me he acostumbrado a ese fluir de negocios como manifestación de la teoría de la oferta y la demanda (de la que se protegen las grandes empresas con métodos que solo se les permite a ellas), me siguen sorprendiendo esas tiendas que parecen llevar en el mismo sitio desde antes de mi nacimiento.

En el paseo por Valladolid me quedo mirando el escaparate de una lencería. Los precios están escritos a mano sobre trozos de cartulina diferentes. No hay fotos de modelos: no hay fotos. Se ven unos cuantos carretes de hilos. También trabajos de ganchillo. Y, saliendo de una pared de corcho, tres piernas mostrando diferentes tipos y precios de panties.

Es posible que dentro haya una dependienta mayor leyendo hasta la última palabra del ABC, un café con leche servido en una taza de cristal sobre un plato a juego, una radio a pilas de fondo de las que se sintonizan a mano y un gato tranquilo retrasando con su sueño el ritmo de un reloj al que hay que dar cuerda cada dos días. El ambiente de una tienda de la que los clientes llevan saliendo decenas de años pensando que han hecho su última compra ahí.  Habría que estudiar este marketing de ganchillo capaz de encontrar su hueco en el marketing de redes.

Tal vez el mirar un escaparte frente al que se ha detenido tanta gente estimule la imaginación. Al ver esas tres piernas me imagino una nueva versión del cuento clásico en el que una loba trata de entrar en las casas de los tres cerditos enseñando la pierna. El primer cerdito cede ante la tentación que esconde un panty rojo de 3 €. El segundo no puede resistirse a la historia que sugiere el panty blanco de 6 €. Y el tercero, que se creía capaz de evitar cualquier invitación lujuriosa, cae ante la loba que se presenta con un panty térmico de 6€, la que intuye que el frío que lleva el cerdito dentro no se calienta con el fuego de un cuerpo listo.   

sábado, 27 de septiembre de 2014

El discípulo de Dioniso



El discípulo de Dioniso : Después de la visita a la bodega pasamos por la tienda. Entre las botellas expuestas están las dedicadas a Pepe Yllera, el fundador de la bodega : su rostro aparece dibujado, como a carboncillo, sobre una etiqueta blanca. El efecto inicial es extraño porque cada botella se encuentra dentro de una pequeña hornacina, lo que le da al lugar cierto ambiente funerario.

Pero si se deja por un momento al fundador en un segundo plano y la atención se centra en el vino, la estancia sufre un giro interesante. Permanece el fondo religioso, pero ahora no cuesta nada saltar a Dioniso, el dios de la vendimia y del vino, y verlo honrado en cada una de esas botellas. Como si todo estuviera dedicado a él y a sus fieles : ya fueran escritores, como Baudelaire, del que se recuerdan unas palabras suyas en una pared de la bodega :

“Para no sentir el horrible peso del tiempo sobre sus espaldas, hay que embriagarse sin tregua. De vino, de poesía o de virtud, a vuestra elección. Pero embriáguese”

o personas dedicadas a buscar el mejor sitio para elaborar un vino y levantar ahí su bodega.  

viernes, 26 de septiembre de 2014

El león doblemente abandonado



El león doblemente abandonado : La farmacéutica consulta el precio de la crema de la receta en el ordenador. Lleva su tiempo: en alguna parte del mundo una hija llama a su madre para decirle que va a ser abuela. El dato finalmente aparece y se sobresalta al verlo como si le hubieran pasado una foto suya en lo más descontrolado de Nochevieja. Veo que piensa “¡coño!”. Yo pienso “¡joder!”.

-Dieciséis euros – suelta – Sí que es cara.

Voy sacando la tarjeta para que no me duela tanto como si pagara en efectivo. Así de tonto soy. La sostengo entre los dedos un momento, a ver si de ese silencio en el que se ha encerrado la farmacéutica sale con alguna receta tradicional barata e infalible.

-Si frotas el grano con piel de morcilla de arroz durante diez minutos, todo desaparece.

En vez de eso, dice :

-El ácido fusídico sale por unos tres euros. Y lo otro es un antibiótico.

Veo que me quedo sin cenar las morcillas que iba a comprar. La buena mujer me ha dado información para calcular el tamaño del margen que se lleva la compañía farmacéutica. Pasa la tarjeta por la terminal como si de mi cuenta cortara una loncha de dieciséis euros.

Esta tarde ha resultado algo violenta. Hemos visto, de regreso del colegio, un municipal ayudando a un hombre con un casco caído en la calle, junto a un coche con parte del morro destrozado y una moto tumbada. Hemos visto una ambulancia detenida junto a un supermercado con todas las luces encendidas. Quizás, para contrarrestar, he pensado en lo de la hija con su madre y he imaginado unas luces de Nochevieja.

Pero todavía queda algo más. Al salir de la farmacia nos encontramos con un león de peluche abandonado en la calle. Y pienso en ese oso de peluche sin un ojo que flotaba en una piscina en “Breaking Bad” y en ese otro chamuscado que aparecía en los flashbacks de “The blacklist”. Mi mirada sobre los animales de peluche ha perdido su inocencia. Quizás por eso, a pesar de tener en mis manos una crema capaz de cualquier milagro, no se la aplico a este león. Sí está aquí es por alguna importante razón dramática. Y ahí lo dejo.   

jueves, 25 de septiembre de 2014

De la mano de Nicholson Baker



De la mano de Nicholson Baker : Hoy me doy cuenta de que Lucía ya solo me pide ayuda para enchufar el secador en un sitio al que no llega. El resto lo ha hecho sola. De la bañera de plástico en la que le sujetaba la cabeza con una mano mientras la enjabonaba con la otra, hemos llegado aquí, al último capítulo del baño diario.

La historia con los pequeños cambios en la forma de bañarse de los mellizos ha pasado por delante. Si no he sido capaz de leerla es porque no he prestado atención para ir descubriéndolos. Y sin esa atención, como señala David Eagleman en “Incógnito. Las vidas secretas del cerebro”, nuestro cerebro se guía con un programa de “ceguera al cambio”: la información que codifica es muy baja y se limita lo básico para que, en este caso, el baño funcione sin problemas.

El resultado de esa “ceguera al cambio” es que la intensidad de esa vida es baja, a pesar de que la realidad no lo sea. En esta situación, la literatura sería un buen entrenamiento para la mirada porque le enseñaría dónde hay que prestar atención. Una vez que el agua esté a la temperatura adecuada, la ropa esté lista, el champú se encuentre en su sitio y la toalla espere, empezaría esa aproximación literaria que ayudaría a ver esa historia de los pequeños cambios. La vida doméstica de la que habría sido consciente si hubiera ido de la mano de Nicholson Baker.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Ortografía para adultos con paraguas



Ortografía para adultos con paraguas : Poco antes de que todos los niños salgan de sus clases, la Naturaleza, ya satisfecha, dice, ea, que se contengan las nubes, venga, que el sol se refleje de nuevo en los charcos, sea, pues, que el cielo se deje ver, y nosotros en ese momento echamos hacia atrás las capuchas y cerramos los pocos paraguas que no se han vencido. ¿Cómo explicarles, cuando nos vean con los paraguas en la mano y este sol desafiante que solo hace unos pocos minutos la tarde, hasta entonces doméstica, se había revuelto recordándonos que a la Naturaleza, digan lo que digan, siempre hay que escribirla con la primera letra en mayúscula?

martes, 23 de septiembre de 2014

Monólogo exterior



Monólogo exterior : El edificio estaba dedicado a la venta de materiales para la cocina y el baño, con una pared en la que se habían taladrado en planchas negras varias palabras relacionadas con lo que ofrecían en el interior, formando un texto de sustantivos con letras lo suficientemente grandes como para leerlas desde bastante distancia.

Si no fuera por el pequeño cartel que anuncia que el negocio se ha trasladado, podría pensarse que nada ha cambiado porque el exterior sigue igual. No hay ningún signo que indique abandono. Nadie ha pintado en sus muros. No se ve ninguna puerta forzada. Parece, incluso, que alguien viniera a limpiarlo de vez en cuando como la lápida de alguien querido.

Ahora que está vacío, el edificio se hace más visible en sus detalles, que piden ser observados con la misma tranquilidad que se le concede a lo expuesto en un museo. Y como en un museo, también se presenta la parte lúdica: puedes jugar a combinar fragmentos de las palabras para crear unas nuevas. Así se pasa la tarde. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

Las sombras sospechosas



Las sombras sospechosas : Cuando los padres empiezan a llegar al patio para esperar a sus hijos, la verja que rodea la zona de deportes se dedica a filtrar el sol, cubriendo el suelo con unas finas sombras cuadriculadas. Cada línea es el resultado de una silenciosa resistencia. Esa red extendida en el suelo parece dispuesta a atrapar a aquellas sombras que estén mucho tiempo inmóviles: en un lugar en el que todo es movimiento, resultan sospechosas.

domingo, 21 de septiembre de 2014

El coche prohibido a los consejeros



El coche prohibido a los consejeros : Que los consejeros de una gran caja de ahorros se gasten en burdeles el dinero de una tarjeta no declarada a Hacienda no me importa. Siempre es bueno que la familia se reúna. Donde no quiero ver a esos canallas es en una tienda de Tiger pagando con su tarjeta. Más que lo que exponen, lo que me gusta de estas tiendas es esa alegría contenida que compartimos los que andamos por ella sabiendo que podemos permitirnos cualquier capricho que se nos antoje. Nos movemos por los pasillos como si fuera una zona franca, un pequeño refugio, una tregua con nuestra cartera. Puedes llevarte lo que quieras. Mejor aún: lo que no necesites. Ese pequeño coche blanco que hace de soporte para una fotografía, por ejemplo. Un consejero, con el cansancio del que ya no sabe lo que es el dinero, rompería este ambiente de comida de domingo al sacar su tarjeta y ofrecerla con la desgana del que en la primera mano siempre recibe la escalera de color, sugiriendo así que no merece la pena que descubramos nuestras cartas.

sábado, 20 de septiembre de 2014

La pierna derecha de Tori Amos



La pierna derecha de Tori Amos : Me paso treinta y seis minutos y treinta y dos segundos, cinco kilómetros, viendo vídeos de Tori Amos en la pantalla de la cinta de correr. La máquina permite elegir entre varios paseos virtuales por San Francisco, bastantes canales de televisión y emisoras de radio de las que nunca he oído hablar, pero hoy prefiero fabricarme un tour a medida por lo mejor de Tori Amos. Kilómetro tras kilómetro, compruebo que sus vídeos aguantan el paso del tiempo mucho mejor que los de Kate Bush y, respecto a sus canciones, uno no debería morirse sin haber escuchado algunas de ellas.

Sin embargo, hay un gran tema suyo, “A Sorta Fairytale”, aquí, con un vídeo bastante extraño. Durante tres minutos y cincuenta y nueve segundos cuenta la historia de amor entre una Tori Amos que tiene como cuerpo una pierna y un Adrian Brody que solo tiene un brazo que le sale de la cabeza. La imagen de Tori Amos me parece bastante apropiada para tenerla de fondo mientras corro, así que me pongo el video varias veces. Demasiadas.         

Cuando termino, me encuentro como si se me hubieran desatado en la cabeza un par de esos nudos que había dado ya por imposibles. No sé qué se debe al ejercicio ni qué a la música o al vídeo de “A Sorta Fairytale”. El caso es que la realidad se me presenta como una sucesión de detalles significativos que merecen ser observados con atención. En la ducha, por ejemplo, donde antes solo había una guía con dos tornillos, ahora veo claramente un rostro impasible, profesional, al que no le cambia el gesto lo que tenga enfrente. Le pregunto en qué vídeo ha salido sin obtener respuesta. Me seco rápidamente para descubrir las aplicaciones de esta habilidad, espero que totalmente inútiles, antes de que desaparezca.

viernes, 19 de septiembre de 2014

El backstage de los diez años



El backstage de los diez años : Cuando Daniel se junta con sus dos mejores amigos, yo y las normas que represento nos volvemos transparentes. Trato de hacerme visible unas cuantas veces cuando se acercan a un par de líneas rojas, pero después me callo. Prefiero este paseo por el backstage de los tres, acostumbrado a ver la función desde el patio de butacas. En esta zona, donde se acumulan los planes como el atrezo de una obra de Fellini, las ideas fluyen más rápidamente y se percibe una energía inquieta como una anguila que busca por dónde salir. Van levantando las piedras de la realidad para descubrir debajo la urgencia que todo esconde. Esa tensión recorre la montaña de mandarinas que vemos en el supermercado. Acercan la mano para coger las que están en la base, pero al mirarme en el último momento me vuelven visible.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Sostén y apoyo



Sostén y apoyo : Estos días, en temas de lectura, estoy pasando una fase RBA, leyendo todos los libros que esta editorial ha ido sacando a lo largo del verano por 4,95€. Si me preguntaran cuál es mi autor favorito, dejaría que metieran la mano entre los títulos comprados y lo leyeran en voz alta, como en el sorteo de la Liga de Campeones. Es tan bueno el nivel, que cualquiera valdría.

A pesar del ritmo de lectura, son más los libros que quedan por leer que los ya acabados. Me gusta ver las lecturas pendientes amontonadas en la mesa como promesas de buenos momentos. El efecto de acumulación es algo que, con un lector digital, se perdería, lo que supone otra razón más parar retrasar el inevitable momento en el que empiece a utilizarlo. Esa pila de libros funciona como una imagen de lo que ahora son: una de las columnas que me mantienen erguido. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Naranja hospital



Naranja hospital : El cirujano se pasa por la habitación con ese humor del que sabe que le van a preparar su plato favorito para comer. Nada de lo que pueda ver hoy en su ronda parece capaz de quitarle la sonrisa. Mira el pie de mi madre, comenta algo sobre la trayectoria de los dos clavos que le han puesto, y nos asegura que será una recuperación muy corta. Cuando se queda callado permanece inmóvil un rato, mirándonos, como si las últimas palabras las dijeran su bata blanca, sus ojos tranquilos, las pequeñas arrugas en su frente, el escaso pelo corto de su cabeza. A mí me convence y a mi madre también.

En lo que esperamos que nos traigan los papeles me voy fijando en algunos detalles de la habitación mientras recogemos lo poco que hemos traído. Todo está dispuesto de la mejor manera con una función definida. Como en un texto, lo que no aporta, sobra y se ha eliminado. La televisión, por ejemplo, se muestra como un elemento necesario porque, con ella de fondo, han salido las conversaciones que merecen la pena, las que no se ven forzadas por el silencio.

Esta será, sobre todo, la habitación de los estores naranjas. Bastaba con ver cómo filtraban la luz por la mañana para tener la certeza de que durante el día las buenas noticias iban a ir pendientes de los hechos, pastoreándolos. Antes de que empezara a hablar, ya sabíamos qué iba a decir el cirujano.    

martes, 16 de septiembre de 2014

Para llevar una buena vida



Para llevar una buena vida : Hace unas semanas, mientras esperaba en la peluquería, empecé a ojear un ejemplar antiguo del Rolling Stone en el que me encontré con un artículo sobre Philip Seymour Hoffman. Me gustó que, a pesar de hacer referencia a su muerte, incidiera sobre todo en su forma de hacer su trabajo, como si el periodista, antes de dejarse llevar por lo escabroso, se hubiera parado a pensar qué merecía la pena ser contado.

Había una frase que copié y envié por twitter : “La vida solo es buena si has hecho bien tu trabajo”. Me sorprendió el tiempo del verbo, como si en el presente no te diera nunca las pistas para saber si tu vida es buena o no, impidiéndote así valorarla. También me atrajo esa apuesta definitiva por el trabajo, austera, personal, como si la familia o la amistad adquirieran su verdadero valor como una recompensa en el caso de haber alcanzado ese éxito íntimo en el trabajo.

Unos días después estoy en una sala del cine casi solo. Las paredes están cubiertas por unas cortinas oscuras, en donde destacan unas lámparas alargadas que recuerdan a unas antorchas en una ceremonia. La película que veo es “El hombre más buscado”, donde Philip Seymour Hoffman coordina una pequeña célula antiterrorista alemana que trabaja en Hamburgo al margen de la ley. Su personaje se enfrenta, más que a los sospechosos a los que vigila, a otros cuerpos antiterroristas en donde no caben los matices.

Durante un rato trato de saltar del actor al personaje, como si la misma historia ofreciera información de los dos dependiendo de cómo se lea. Quiero ver a ese profesional que se esfuerza por ser un buen actor y al personaje que apenas puede confiar en nadie. Pero llega un momento, del que no soy consciente, a partir del cual los dos se unen. Y entonces me olvido de que estoy en el cine. 

lunes, 15 de septiembre de 2014

Cerdas tan limpias




Cerdas tan limpias : Hoy se juntan dos noticias. La irrelevante es la compra de dos cepillos de dientes eléctricos para cambiar los dos que tienen los mellizos, desgastados como si se hubieran utilizado para sacarle lustre a la fachada del Palacio Real. Quería llevarme solo el recambio de los cabezales, pero un cartel anunciaba que ya solo se venden los de los nuevos modelos, con un diseño prácticamente idéntico al antiguo. Entonces cambio el orden del proceso y primero tomo la decisión de comprar los cepillos nuevos (me convence su peso) y después me lo pienso. Pensar así, sin la presión de tener que llegar a una conclusión ya definida, debe ser la mejor manera de llegar a la razón pura.

Es cuestión de tiempo que la relevante vaya perdiendo fuerza hasta que un día lo que quede de hoy sea ese momento en el que prefiero no enfadarme (que si la obsolescencia, que si el medio ambiente, que si más gastos) y me llevo dos cepillos eléctricos nuevos anticipando el placer de romper el envoltorio, poner pilas nuevas y ver la velocidad con la que se mueven las cerdas. 

domingo, 14 de septiembre de 2014

La gran vida que te espera tras la obsolescencia




La gran vida que te espera tras la obsolescencia : En su pequeña carpa, los dos actores del espectáculo “Petit Bizar”, de la compañía Hendrick & Co, actúan en un escenario repleto de objetos ya desahuciados. Da la impresión de que entre sesión y sesión se dedicaran a asegurarse de que todo esté perfectamente desordenado para que de ahí surja ese limpio optimismo que ofrecen las cosas cuando se les encuentra una función que no tenían en su ciclo convencional.

Ese tratamiento se lo aplican a ellos mismos como dos elementos más de ese inventario de deshechos. Se intuye que en otra vida fueron respetables, útiles, y tal. Un auditor y un analista de riesgos, por poner. Pero algo pasó y las cosas se salieron de lo previsto para terminar en este espectáculo donde se sirven de lo mínimo para encontrarse una nueva salida: humor para reírse de sí mismos, imaginación para establecer un nuevo diálogo con los objetos y música.

Sentados en unas gradas de madera, con aforo muy limitado y bajo unas luces que recuerdan a las de un interrogatorio en blanco y negro, hay que ser muy frío para no sentir esa estimulación que provoca el humor que ayuda a ver lo mismo de otra manera. Si te han hecho entrar en este pequeño recinto es para que tomes conciencia de que tú también eres un objeto más y que no hay de qué preocuparse si sientes que te ronda la obsolescencia : si esos dos artistas han encontrado vida en los objetos y en ellos mismos, es que tú también tienes una oportunidad.     

sábado, 13 de septiembre de 2014

Las campañas de Zidane




Las campañas de Zidane :                                          

“1972 under a scorching / June sun in the French / coastal town of Marseille, / two Algerian inmigrants / awaited the birth of their / fifth child, later that day a / star was born.”

El Madrid sale a jugar con poca fuerza. Le falta la extra que el Atlético lleva encima. Si la energía ni se crea ni se destruye, es posible que en el túnel de vestuarios del Bernabéu se haya producido alguna transferencia. Que Carlo mastique chicles sin azúcar, que Simeone se meta una guindilla debajo de la lengua. Qué se yo.

Es el primer partido de la temporada que veo en el Bernabéu y el Atlético juega como si ya supiera qué titulares van a salir mañana, apéndices de César a “La Guerra de las Galias” con el Madrid como ese grupo de bárbaros que, pobres, lo intentaron. A los pocos minutos se me escapa una frase orteguiana :

-No es esto, no es esto.

Mi hermano se encoge de hombros. Tampoco entiende nada. Le pido que me diga qué comentan en la radio por si ellos pudieran ver un partido que yo miro. Nada. Siempre hablan de baloncesto o echan mano de las estadísticas para parchear la falta de imaginación.

Sobre el césped solo veo las lanchas de cuatro motores de los colchoneros y la confiada seguridad de carguero del Madrid. Ando bastante despistado hasta que llega un momento en el que creo ver la clave: en una falta, el árbitro se saca el spray y hace una marca en el suelo.

Así.

Y entonces adivino cierta reacción frente a ese spray, como si los jugadores al verlo se imaginaran dentro de uno de los anuncios de Nivea que han rodado. Esas historias donde todo es limpio, ordenado, plegado, ajustado, simétrico y formal. Pequeñas anécdotas con un final feliz en el que la cara no escuece después de un afeitado.

Estoy a punto de ponerme de pie para gritarles que esto no es anuncio, que salgan de esa Matrix en donde las manchas de sudor desaparecen de las axilas, sin importar si llevan camisas blancas o negras. Era de esperar que tanto anuncio acabara influyendo en el juego del equipo. La maldición de la publicidad, pienso.

Cabrones, despertad.

Y al instante recuerdo que también Zidane hizo anuncios y mi rabia desaparece. ¡Qué no logrará Zidane!. Bueno. El gran Zidane trabajó

para Visa : aquí, aquí
para Adidas : aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí
para Ford : aquí
para Nejdma : aquí
para la Eurocopa 2004 : aquí
para Y-3 : aquí
para Louis Vuitton : aquí.        
para Pepsi Max : aquí

e, incluso, en algunos trabajos como éste, y este tema de Vaudeville Smash . 

“1972 under a scorching / June sun in the French / coastal town of Marseille, / two Algerian inmigrants / awaited the birth of their / fifth child, later that day a / star was born.

Cristiano Ronado, Wayne, Rooney, Veron, Suarez, Van Basten, Gianluigi, Buffon, Xavi, Iniesta, Drogba, Hazard, Tevez, Schweinsteiger, Steven, Gerard, Alessandro Del Piero, Neymar, Forlan, Ozil, McArthur, Jean Pierre, Papin, Ballack, Van Persie, Beckham, Giggs, Scholes,

But the strongest of them all / Zinedine Zidane! / Zinedine Zidane! / Super Star, Super Star, / Zinedine Zidane! / Zinedine Zidane! / Super Star, Super Star,

Lionel Messi, Gareth Bale, Kewell, Nedved, Maldini, Aguero, Raul, Casillas, Cavani, Benzema, Mandzukic, Mario Balotelli, Zlatan Ibrahimovic, Lothar Mathaus, Schevchenko, Cantona, Ronaldinho, Ronaldo, Romario, Rivaldo, Robinho, Ramires, Kaka, Falcao, Frank Ribery, Pirlo, Cahill, Kompany,

But the strongest of them all / Zinedine Zidane! / Zinedine Zidane! / Super Star, Super Star, / Zinedine Zidane! / Zinedine Zidane! / Super Star, Super Star.

Puskas, Eusebio, Beckenbauer, Platini, Best Chalt, Cruyff, Baggio, Diego Armando Maradona, Pele…

But the strongest of them all / Zinedine Zidane! / Zinedine Zidane! / Super Star, Super Star, / Zinedine Zidane! / Zinedine Zidane! / Super Star, Super Star. 

Cannavaro, Feghouli, Chicharito, William Gallas, Sanchez, Mark Bosnich, Hulk, Alexis Lalas, Slusha, Honda, Busquets, Sykes, Simao, Thierry Henry, Modric, Shiraf, Patrick, Donovan, Eto’o, Zizou
Zizou!”

En el descanso, ya más relajado, voy con mi hermano al Vips. Me tomo una bebida energética en un par de tragos aunque sé que este partido ya está perdido. A la salud de Zidane, claro.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Salvad Venecia



Salvad Venecia : El flotador que está colocado junto a la piscina tiene una función que va más allá de la seguridad. Basta con situarse junto a él y apoyarse en la valla que rodea a la piscina para imaginar que se está rodeado por un mar tranquilo con decenas de delfines nadando junto al crucero en el que navegamos. El rumor que llega no es el del cuarto que tenemos bajos los pies con el filtro de la piscina, sino el de la lejana sala de máquinas en la que unos grandes motores mueven las hélices del crucero por la travesía de hoy, que he decidido que atraque en San Petersburgo, Venecia y Túnez. Miro la hora: en cinco minutos pasaremos por delante de San Marcos. Es una lástima que toda la chiquillería de la piscina y sus padres no lo sepan. Cualquier persona con un mínimo de juicio se opondría a ese desfile de cruceros por Venecia, pero la imagen de San Marcos desde la barandilla del último piso del barco es algo que no se olvida. Todo se desarrolla exactamente como lo recordaba. Cuando termina me vuelvo a pasar al bando de los que piensan, con razón, que esta afluencia de grandes barcos por Venecia es una salvajada.

jueves, 11 de septiembre de 2014

La primera víctima




La primera víctima : La luz llega a esta esquina para afilarse con una fuerza que la va erosionando día tras día. Es un trabajo que dura unos pocos minutos porque la calle es estrecha, perfecta. Solo hay que gastar un poco de paciencia para verlo. Una vez hecha su labor, paciente y perseverante, la luz se aleja como una daga abandonando un cuerpo, dejando en la calle un atardecer anticipado.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Un reto para los seis grados de separación




Un reto para los seis grados de separación : Se cumplen casi treinta años del lanzamiento de “Hounds of Love”, la obra maestra de Kate Bush a la que la revista Mojo le dedica un especial. En él, Tricky dice

“With certain artists, even if they´re good, you can hear where they came from. Musically, she has no mother or father. I´d love to ask her what she listened to and what influenced her when she was growing up, ‘cos I can´t imagine. She´s in a totally different place to everyone”

Era la época del “So” de Peter Gabriel, del “The Colour Of Spring”, de Talk Talk, del “Steve McQueen”, de Prefab Sprout o del “Brilliant Trees” de David Sylvian. En ese ambiente, Kate Bush saca el “Hounds of Love”, un disco para el que pidió que le construyeran una cabina privada en la que pudiera experimentar con su voz sin que nadie la viera y convertirla así en el principal elemento del disco. Un disco que sigue tan vivo que las entradas para los veintidós conciertos celebrados entre agosto y septiembre de este año basados en él se agotaron en quince minutos.

Un disco del que a veces recuerdo algún tema mientras escucho la radio y que me obliga a apagarla, desencantado.

Hoy Daniel sale del colegio con el título de la canción que ayer no supo decirme y que quiere que le grabe. Se lo ha escrito en la mano y me lo enseña : “Timber”, de Pitbull. Desafiaría a todos los que son capaces de unir a dos personas mediante seis conexiones a hacer lo mismo con Pitbull y Kate Bush. Me animaría.

Busco el tema en youtube y al verlo tengo que admitir que si hay algo en lo que Kate Bush flojeaba era en sus vídeos, que han envejecido muy mal. Este de “Timber”, por ejemplo, con esas camareras sirviendo chupitos, tiene su interés. No voy a negarlo.

martes, 9 de septiembre de 2014

La concentración de los objetos




La concentración de los objetos : Los de Apple presentan hoy el iWatch, un reloj que, entre otras funciones, da la hora, aunque su forma de tratar el tiempo sea diferente, relegándolo a una segunda fila, frente a los actuales, que lo miran de frente.

Como supongo que dentro de un tiempo todos acabaremos llevando una adaptación de esta idea realizada por alguna empresa china, cualquier apología que ahora se haga del reloj clásico se quedará como otro ejercicio nostálgico o como una forma de camuflar la envidia.

Pero al elogiar al reloj que solo da la hora se defiende, básicamente, a todos los objetos que tienen una función y que la hacen bien. Objetos que están concentrados en ellos mismos : el cuchillo en su filo, el visillo en su sombra, el bolígrafo en su tinta, el reloj en su hora. Los frutos precisos del tiempo.

La noticia del iWatch consigue, curiosamente, darle valor a mi reloj: mañana, después de retrasarlo demasiado tiempo, le cambiaré la correa.

lunes, 8 de septiembre de 2014

El elefante con trompa de celo




El elefante con trompa de celo : No me engaño con justificaciones y hoy mismo, cuando veo que Lucia y Daniel salen de clase con una maleta repleta de libros que hay que forrar, me marcho con ellos a comprar papel adhesivo. Hoy me voy a ganar la mayúscula de padre. Otros años lo he retrasado con excusas perfectas, cultivadas en el invernadero de la pereza, y cuando he querido reaccionar el celo de la trompa del elefante estaba seco y ya no había rollos ni en las tiendas de chinos, solo papel para envolver regalos de Navidad: la idea de usarlos no fue bien recibida a pesar de mi acalorada defensa de que así abrir la mochila sería como recibir la visita de los Reyes Magos una y otra vez. Que qué mejor manera de levantarse cada día.

Recorremos la planta del hipermercado buscando los rollos de papel. Pasamos por la frutería, por la zona de ropa interior, por la de menaje, otra vez por la de ropa interior, por la de artículos de limpieza, por la de neumáticos, por la de videojuegos, por la de comidas del mundo, por la de videojuegos, por la de electrónica, por la panadería, por la de jardinería y por la de videojuegos. Ni rastro.   

Pero como no voy muy atento, pensando ya que Lucía y Daniel se han contagiado de mi estudiada impotencia para dar con ellos, me meto en la sección de papelería. Al final de un pasillo los encontramos en una caja, como paraguas en un puesto improvisado de la calle cuando empieza a llover. Y a fe que mi humor se cubre de nubes negras. Lucía saca varios y me los ofrece como si estuviéramos a punto de ser invadidos por Marte y tuviéramos que armarnos.

Nos llevamos doce rollos. Doce. La cajera los pasa por el lector y después posa su mano, con un pequeño trozo de celo pegado, en la mía.  

domingo, 7 de septiembre de 2014

El mejor nombre para un gato



El mejor nombre para un gato : El gato estaba en una cuneta. Lo recogieron y le pusieron Milú, un nombre de perro de tebeo. No tenía muy buena pinta Milú. Más que los cuidados de la casa, quizás lo que le salvó del destino que le rondaba fue ese nombre: al no encontrarlo en esa cuneta, el hado lo fue llamando con todos los nombres de gato que han existido y él, a pesar de su oído fino, no reaccionó a ninguno. Agitó una oreja, como espantando una pequeña mosca, y siguió durmiendo.

sábado, 6 de septiembre de 2014

El hotel de los desterrados



El hotel de los desterrados : Para saber el futuro de un niño no hace falta echarle las cartas, ni realizar test complejos ni analizar sus respuestas ante una serie de preguntas específicas. Basta con ver cómo lanza los dados sobre el tablero del Monopoly y su reacción. Lucía, por ejemplo, no permite que la partida caiga en intensidad a pesar de que llevamos más de una hora jugando. No ha pasado nada por alto. Ha calculado, ha comprado con cuidado. Cuando quiero reaccionar, me veo obligado a hipotecar casi todas mis casas. Es entonces cuando caigo en la celda en la que ha colocado un hotel: este juego también sirve para conocer el pasado de un adulto

viernes, 5 de septiembre de 2014

Las zonas templadas





Las zonas templadas : Daniel y yo sabemos que pronto cerrarán la piscina y que hay que aprovecharla antes de que vuelva a pasarse varios meses con la lona puesta. Ese impulso razonado (si es que entre las dos palabras puede haber una relación así) nos pone en marcha: bañadores, chanclas, toallas y gafas. El ascensor desciende con la desgana de un lunes y con cierta obligación gris de funcionario subimos por la rampa de la piscina.  

Hay cosas que es preferible hacer sin ganas a no hacerlas. Por eso extendemos las toallas, nos duchamos y probamos el agua. Para que dentro de unos meses, cuando sea ya de noche al llegar a casa y nos asomemos a la terraza, no encontremos una excusa para el lamento en esa tarde en la que pudimos bajar y no lo hicimos. Bastará con recordar esta agua fría, las sombrillas cerradas y las sillas ya amontonadas para volver sin esfuerzo a ese presente a buscar sus zonas templadas. 

jueves, 4 de septiembre de 2014

Euforia italiana




Euforia italiana : Dos chicas se sientan delante de mí en el metro y comienzan a hablar en italiano. Me parece una gran forma de terminar el día. Son jóvenes y, viendo la bolsa de plástico que una de ellas deja en el suelo, parecen venir de comprar la cena en un supermercado. Conversan en voz alta, rápidamente, de un tema en el que las dos coinciden, lo que se nota en el tono: se hacen con el espacio.

A través de esa conversación, como por una ventana, me asomo a varios recuerdos de Italia. No me detengo en ellos. Prefiero dejarme llevar por una charla en la que no me esfuerzo por entender algo. No me importa. Como siempre que escucho hablar en italiano, se me renueva la convicción de que la forma en la que hablas de algo incide en cómo lo experimentas, como si la realidad, que nunca perdería su maleabilidad a lo largo del tiempo, necesitara de la palabra para trabajarla. Esa posibilidad de modificarlo todo, hasta el pasado, me provoca un optimismo, italiano, que no desaparece cuando las dos chicas se marchan.   

miércoles, 3 de septiembre de 2014

El baile de la goma




El baile de la goma : El lápiz que utiliza Daniel para hacer los ejercicios de lengua está mordido en el centro, entre la punta y la goma. Parece que lo hubiera hecho Bernie, el hámster, al que es posible que por las noches Daniel le pase el cuaderno y el lápiz para que le eche una mano. Una pata. Las noches de Bernie deben ser largas y aburridas, por lo que este tipo de ejercicio no le vendría mal. Me lo imagino royendo el bolígrafo y pensando si royendo se escribe con i griega o con elle.

En cualquier caso, los ejercicios son sencillos, diseñados para la falta de atención de las largas tardes de verano. Un saco colgado del techo al que darle unos cuantos golpes para no perder la forma. Echo de menos esa sensación de recibir una hoja corregida sin ningún círculo rojo. Tal vez sea eso lo que busquen los que hacen sudokus o crucigramas, volver a ese momento en el que se habían dado todas las respuestas y todas erran correctas.

Una frase dice “En Navidad comemos turrón, polvorones”. Otra, “En invierno hace frío, hace viento”. Abajo, en la piscina, cada día la sombra cubre un poco antes la superficie. Los niños van apurando estos últimos días con la misma intensidad que el primero. Los padres se detallan las vacaciones en las sillas de plástico sin buscar ya la protección de las sombrillas. Abundan los detalles pero falta la ilusión del plan.  

He entrado en el cuarto porque este silencio de concentración es acogedor. No digo nada. Ni eso está bien. Ni ahí te has equivocado.   

El baile de la goma reproduce el de la mina sobre la hoja, así que se puede decir que lo que está escribiendo el lápiz por un lado, lo está borrando por el otro. Todo esto que está sucediendo también está desapareciendo. 

martes, 2 de septiembre de 2014

El negativo de una explicación



El negativo de una explicación : El salmorejo viene servido con una bola de helado de queso. Lucía me pregunta por qué no lo he pedido sin el queso si ya sé, de otras veces, que no me gusta. Después de pensarlo un poco le digo que tal vez la razón sea estética : esa bola de helado es la yema blanca de un huevo con la clara naranja. Si pidiera solo el salmorejo rompería ese juego de contrarios que ha inspirado al que diseñó el plato. Puestos a elegir, termino, prefiero dar preferencia a la vista frente al gusto. Creo que es una explicación convincente. Lucía la escucha con atención y después vuelve a preguntarme por qué no lo he pedido sin el queso si ya sé, de otras veces, que no me gusta. Me mira como si le hubiese pedido que se pusiera un jersey al revés.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Manual de estilo para autores de un año



Manual de estilo para autores de un año : Lanza el balón al aire y le da patadas cuando cae. Como el balón es reglamentario, muchas veces se hace daño al golpearlo. Suelta un par de pucheros. Se acerca entonces a coger un globo rojo del cumpleaños de su hermano. Le da una patada, pero el resultado no le convence aunque no le haga daño en el pie. Vuelve a su balón. Lo lanza al aire y le da patadas cuando cae. Vuelve a hacerse daño. Vuelve a soltar un par de pucheros. Tener un año es poder escribir un texto repitiendo el mismo párrafo durante toda la tarde sin que el resultado te parezca mal.