El invitado sin cubierto : Creo que los muertos no acuden cuando se los convoca
de manera explícita. Hay que evitar los nombres, los brindis, los recuerdos
compartidos. El de la sutileza es el camino, apenas marcado, que más les
permite acercarse a lo que fueron. En el postre, ese hojaldre vuelve a servirse
con la misma naturalidad.
miércoles, 31 de diciembre de 2014
martes, 30 de diciembre de 2014
A unas estaciones de la libertad
A unas estaciones de la libertad : Todos
los animales de plástico de la colección que le gusta a Daniel llevan una
etiqueta en una de sus patas. Es ancha y resistente, por lo que no es nada
fácil arrancarla: hay que tirar con fuerza de ella hasta que se estire lo
suficiente como para poder sacarla. Eso es lo primero que hacemos Daniel y yo solemos
hacer después de pagar porque tenemos la sensación de que, más que comprar un
animal, lo hemos liberado.
Con el guepardo negro, sin embargo,
tardamos un poco más. Es una reproducción tan fiel que tememos que, si le
quitamos la etiqueta en el Metro, celebre su recuperada libertad saltando sobre
la funda de un Kindle, la muñeca de una niña o las botas de una quinceañera. Un
poco de paciencia, le decimos, solo son unas cuantas estaciones más.
lunes, 29 de diciembre de 2014
Aquí hemos venido a pasar hambre
Aquí hemos venido a pasar hambre : Vamos al restaurante chino del barrio que más nos
gusta para escondernos un rato de la Navidad. No creo que se asome a un local
sin decoración de fiesta, con un menú en el que cada plato viene acompañado por
su foto y con unos camareros que ponen
la misma cara si recitas la numeración completa de la carta o te limitas a
pedir un cortado con un rollito de primavera. Porque esto es lo que queremos:
señalar un par de fotos y pedir el vino por copas y salir con hambre. Con
bastante hambre: todo un lujo.
domingo, 28 de diciembre de 2014
La orilla sinuosa
La orilla sinuosa : Apenas se sale del pueblo ya se ven viñas, lo que ya
da una idea de lo seca que es esta tierra. El agua, las hortalizas, las frutas
quedan lejos. Aquí las sombras se refrescan en las paredes blancas. Esta tarde, además, el
pueblo parece vacío. Lo recorre un frío que te atraviesa sin esfuerzo y que
favorece la atención, tal vez porque de ella pudiera depender la supervivencia.
¿Y esta calle?. En estas fiestas son muchos los que, habiendo emigrado hace
tiempo, aprovechan para volver. Es posible que haya sido uno de ellos el que
decidiera diseñar el recorrido de esta acera imitando la sinuosa orilla de
un arroyo como primer paso.
sábado, 27 de diciembre de 2014
Niebla sobre los viñedos
Niebla sobre los viñedos : En esta región de nubes altas y densas me sorprende ver
por la mañana una niebla tan pegada a la tierra. Tan persistente. Pasan los
kilómetros y del paisaje que conocemos solo nos va mostrando algunos detalles secundarios.
Tal vez haya una razón para que destaque ahora un árbol, ahora una choza, ahora
una señal oxidada en la zona en la que la punta se ha doblado. Tal vez no y
todo esto vaya cayendo como las uvas de un camión tras la vendimia.
viernes, 26 de diciembre de 2014
El hábitat de la imaginación
El hábitat de la imaginación : Prácticamente
todo en el castillo está restaurado y dispuesto con un limpio orden pedagógico
que impide a la imaginación colocar detrás de las puertas a un grupo de caballeros
dispuestos para el combate. La manera de protestar de los niños es correr por
los pasillos atravesando las figuras que la luz crea en el suelo al ser
domesticada por las ventanas. La manera de protestar de los adultos es no
decirles nada a los niños. Es más fácil conectar con el pasado a través de este
desorden que con las fichas interactivas de las pantallas.
Entre los desgastados escalones de
las escaleras de caracol del exterior crece la hierba. Quizás sean originales y
por aquí subieran y bajaran emisarios con noticias sobre amenazas, sobre el
resultado de las batallas, sobre la situación política. Ahora es la imaginación
la que pide ir más despacio.
jueves, 25 de diciembre de 2014
Bukowski, el gato sin nombre
Bukowski, el gato sin nombre : Una de
las tareas de estas fiestas es encontrarles nombres a los dos gatos que se han
traído para acabar con los ratones. Con el primero, de pelaje blanco y marrón,
apenas hay problema y su nombre acude a él con la misma docilidad con la que él
se acerca a nosotros para que lo acariciemos. Esa caricia lenta con la que uno
acaricia muchas otras cosas a la vez. Amis, de amistad.
Al negro, esquivo, resulta difícil
ponerle el collar de un nombre. Mantiene siempre la misma distancia y cuando
nos aproximamos salta como si nuestras mullidas intenciones guardaran algo
afilado. Evita ese exceso que traemos a
una rutina que, tumbado en una parte alejada, parece bastarle. Su actitud es la
misma del Bukowski de “Lo que más me gusta es rascarme los sobacos”, que
terminé ayer.
“Entiéndeme, hay demasiadas cosas
que suceden constantemente; incluso cuando estás inmóvil y sentado, suceden
cosas. No se debe buscar nada, no se debe apreciar nada, las cosa suceden
continuamente. Levantar un vaso de vino y beberlo, ya es mucho. Esta es la
razón por la que no me gusta viajar por Europa, ver torres y esculturas. No lo
necesito, todo sucede por sí solo. No necesito ir a algún sitio a ver cosas.”
Están
tan confiados con los gatos, que ya nadie se queja si la puerta de la despensa
se queda abierta.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
Los que venís de fuera
Los que venís de fuera : Se colocó una plancha tapando la chimenea para que no
entrara ningún pájaro en el salón cuando la casa estaba vacía. Había que
acercarse mucho, pero no había duda: durante unos días se escuchó lo que
parecía un aleteo al otro lado. Eso fue en verano y ahora que veo el fuego
arder también recuerdo que había quien no oía nada, como si el pájaro eligiera
quién podía ser testigo de su lucha.
martes, 23 de diciembre de 2014
El test infinito
El test infinito : Al final del pasillo que llega hasta la acera veo un
patio muy pequeño con un grafiti en una pared, una bicicleta con las ruedas
hacia arriba y otra pared, con un respiradero, que recibe una franja de luz de
una intensidad que ya no hay en la calle. No importa que la fachada sea
monótona, como la de este edificio, o sugerente: la sospecha de que lo
importante está al fondo del pasillo es la misma. Ahora me gustaría recorrerlo
hasta recibir ese sol en la cara. Después, claro, darle la vuelta a esa
bicicleta, como respuesta a otra prueba más del test de Voight-Kampff.
lunes, 22 de diciembre de 2014
Kilos de fruta se estropean bajo el sol
Kilos de fruta se estropean bajo el sol :
El gorrilla que nos indica dónde dejar el coche en el aparcamiento del zoo me
pregunta, jefe, si ya ha salido El Gordo. Recuerdo entonces algunas mañanas
tumbado en la cama de mis padres escuchando cómo iban recitando los números. No,
no ha salido. Es la clásica mañana en la que se está en el trabajo pero con la
atención en otro sitio. Hasta con los animales se nota cierta relajación, como
si hoy no les obligaran a seguir el mandato de Baudelaire de “ser sublimes sin
excepción”. A los lobos marinos les conceden unas vacaciones para arreglar su
barco pirata. Y los pájaros, confiados, parecen volar de zona en zona para ver
a los animales protegerse en las sombras con una cuidada indolencia.
Cuando llegamos al recinto de los
monos de culo rojo, cuyo nombre científico nunca sabré, vemos que los distintos
niveles están llenos de trozos de fruta recién cortada pero que no hay ningún
mono a la vista. Solo se escuchan unos cuantos gritos de alguna zona interior en
la que se esconden. Tal vez a algún visitante se le cayera un décimo y ahora
sigan en la radio de un vigilante el sorteo. Si compartimos muchos genes con
ellos, eso sería lo normal. Nos quedamos ahí unos minutos con la esperanza de
escuchar el grito de cien monos de culo rojo celebrando un premio gordo. Pero
no hay suerte. Con este sol, la fruta se va a estropear muy pronto.
domingo, 21 de diciembre de 2014
Vuelo sin viento
Vuelo sin viento : De la planta que
tenemos en la mesa de la terraza se ha caído una hoja. Es una hoja verde, sana,
que parece haber elegido ir por su
cuenta. Tal vez esperaba algo de viento para salir volando y poder conocer
mundo o, por lo menos, acabar en otra terraza y así cambiar de aires. Vaya con
la hoja. Yo me acercaría a esa gente práctica, la que sabe cómo ganar dinero,
si cogiera la hoja y la tirara para no distraerme. ¿A quién no le gusta el
dinero?. Pero entonces se me ocurre una forma de que la hoja siga con su viaje.
Puedo aplanarla, secarla y llevarla de libro en libro para saber el
punto en el que dejé de leer. Quizás fuera lo que buscaba. Mientras le doy
vueltas a todo esto, alguien acaba de cerrar una operación con una buena
rentabilidad.
sábado, 20 de diciembre de 2014
Bajo la bombilla vacía
Bajo la bombilla vacía : La mesa está repleta de comida y de la cocina siguen
llegando más platos. Se diría que el objetivo es comer para acabar con el
hambre del próximo año: una campaña rotunda por tierra (carne), mar (marisco) y
aire (las burbujas del cava) para que no quede territorio sin conquistar. Una Blitzkrieg
alimenticia que se apoya en unas botellas de vino que son sustituidas antes de
que se acaben y unas bandejas de pan siempre llenas. La ofensiva solo se dará
por terminada cuando se traigan los licores, así que al que dice que no puede
más se le sirve una ración doble. Yo como y como y como y sé que la aguja de mi
báscula, a kilómetros de distancia, se agita por efecto de este seísmo gastronómico
del que yo soy el epicentro. Si me levanto un momento y me marcho al patio
trasero no es para huir, sino para descansar la vista en esa bombilla pelada
que cuelga.
viernes, 19 de diciembre de 2014
La golosina preferida de los camellos
La golosina preferida de los camellos : Todos los niños salen de clase con un dulce con forma
de Papá Noel hecho en China. Tiene el mismo gesto que los gatos de la suerte:
levanta un brazo y el otro lo deja caído. No es original, pero su significado
es universal, así que tampoco hay razones para cambiarlo. Si Leonardo Da Vinci
hubiera sido Da Shanghai, la Gioconda también habría levando su mano para saludar
a cada visitante al Louvre, que no cuesta nada ser amable. No veo a ningún niño
comérselo. Yo mismo, sin pedirlo, me encuentro con uno en cada mano sin saber
muy bien qué hacer. No hace falta ser supersticioso para sospechar que tirarlos
a la basura no es una buena forma de empezar las vacaciones de Navidad. Habrá
que hacerles un hueco en la bandeja de los polvorones. Sí: habrá que hacerles
un hueco en la bandeja de los polvorones y en la noche del cinco colocarlos en un
cuento para que los camellos se los coman masticando lentamente.
jueves, 18 de diciembre de 2014
Una fachada que proteger
Una fachada que proteger : Sobre la
palabra ultramarinos, colocada entre dos grandes cincos, hay un pequeño cartel
que anuncia “liquidación por cierre”. El anuncio, en letras impresas, está
perfectamente centrado: no me cuesta nada imaginarme a alguien subido en una
escalera siguiendo las indicaciones que le dan desde abajo como si estuvieran
montando una exposición en el Reina Sofía. Ese mismo cuidado se percibe en
todos los artículos del escaparate: botellas de agua, cartones de leche o latas
de cerveza expuestos en series para que te fijes en ellos, aunque no vayas a
comprarlos, para descubrir la vida que precede a la utilidad. Sé que en ese escaparate no habrá ni un solo
hueco libre, ninguna señal que vaya anticipando el final. El barco se hundirá
de noche, pero la elegancia ya tiene asegurado un bote salvavidas.
miércoles, 17 de diciembre de 2014
La Liga paralela
La Liga paralela : Mientras merendamos
en la cafetería, cojo el periódico deportivo para ver las crónicas sobre la
victoria del Madrid ayer contra el Cruz Azul. No presto mucha atención a lo que
encuentro y cuando Daniel después coge el periódico veo que pasa las páginas
muy deprisa, imitándome, como si esa fuera la forma normal de leerlo.
El exceso de información previo y
la obligación de ceñirse a lo que pasó hacen que apenas un par de artículos
tenga interés. La solución estaría en narrar una Liga paralela con encuentros
ficticios de los que no se supiera nada hasta acceder al periódico. Toda esa relajación
del estilo cuando es arrastrada por la máquina de lo sucedido desaparecería al
verse obligado a crear su propia realidad. Las fotografías, las declaraciones
de los jugadores, los partes de la enfermería o los resúmenes del acta arbitral
serían cuidadosamente falsos. Sólo sobrevivirían los buenos escritores,
aquellos que medirían su éxito por la cantidad de comentarios generados.
La idea me parece buena, como todas
las que se te pasan por la cabeza cuando estás protegido por el calor de una
cafetería con un café y un plato con pequeñas palmeras a mano.
martes, 16 de diciembre de 2014
La oración del Sterling Old Regal
La oración del Sterling Old Regal : La
luz del baño se derrama por el suelo. Después de cuatro temporadas de “Shameless”
viendo cómo el cuarto de baño de los Gallagher que abre cada capítulo es
utilizado de todas las formas posibles, la mirada sobre el mío ya lo es la
misma. Ahora hay prisas entre los mellizos por usarlo antes de irse a la cama porque en quince
minutos el pasillo se convertirá en un cuartel de dos habitaciones en el que bastará
una luz encendida para invocar los gritos de Clint Eastwood.
Hoy llegamos al final de la cuarta temporada,
spoiler viene, con esa impactante escena final de Frank Gallagher en una silla
de ruedas empujado por su hijo Carl junto al lago de Chicago helado. Llegados a
un punto, Frank le pide a Carl que se detenga.
-Dame la botella.
-¿Estás seguro?
-Segurísimo
para poder ponerse de pie como Lázaro y, con un
hígado nuevo pero con los mismos problemas con el alcohol, desafiar a Dios
después de echar un trago a su Sterling Old Regal de 15 años.
-¿Es eso todo lo que sabes hacer?
¿Ya está? ¡Sigo aquí…cabrón! ¡Frank Gallagher! Estoy vivo. ¿Me ves? ¿Me ves
aquí plantado? Has perdido, gilipollas. ¡Estoy vivo…hijo de puta! ¡Yo… Frank
Gallagher! Vivo. Vivo.
y tenderle después la botella a
Carl.
-Un traguito no te hará daño.
Mientras, ha estado sonando “The Cold”, de
Exitmusic.
Frank Gallaguer se une a esa lista
de padres despreciables que encabeza el bueno de Walter White y a los que no
dejo de admirar. ¿Pero cómo no cogerle cariño a Frank con esa oración de
alcohol y blasfemias a un Dios que tendrá que reconocer a aquellos que le agradecieron
el hecho de estar vivos frente a los que nunca lo hicieron?
Cinco minutos y los mellizos siguen
confiados. Clint Eastwood, de camino.
lunes, 15 de diciembre de 2014
El pequeño granero
El pequeño granero : “Akhilo”, de James
Salter, es un relato sobre Eddie Fenn, un carpintero de treinta y cuatro años descrito
en unas cuantas frases. “Cuando era joven, creían que tenía algo de talento,
pero nunca había destacado en la vida; se había quedado en el umbral”. Una
noche, Eddie Fenn escucha un ruido que le empuja a salir de la cama y recorrer
el pueblo hasta llegar a un granero del que sale un sonido extraño, una especie
de voz que se expresa en un lenguaje en el que percibe solo cuatro palabras “precisas, inimitables”.
En el camino de regreso las va olvidando y cuando llega a su casa, fuera de sí,
les pide a su mujer a su hija que le den una hoja en la que solo es capaz de
escribir la última que le queda en la cabeza.
Por la tarde, Lucía, Daniel y yo salimos
con dos sobres. El buzón de correos, que está cerca, parece un pequeño granero.
En nuestro relato, somos nosotros los que emitimos las palabras, escritas en
nuestras cartas a los Reyes. A su manera también son precisas e inimitables. A
su manera también desaparecerán. Pero nuestra vuelta a casa es festiva.
Más tarde buscando el significado
de “Akhilo” descubro que este relato fue elegido como uno de sus favoritos por
Raymond Carver, lo que a su manera cierra el círculo de un día que comenzó con
ese cuento leído por la mañana.
domingo, 14 de diciembre de 2014
El libro de Diógenes
El libro de Diógenes : En la bandeja de la entrada se va acumulando la menudencias
que van trayendo hasta aquí los días. Muchas monedas de cinco y diez céntimos. Un
caramelo Pikotas. Otro en el que pone limão. Una pequeña bomba de plástico rojo
con cuatro aletas de cola muy grandes. El recibo de una compra en el zoo (2
snacks matutino: 3,60 €; 1 sandwich biggest: 4,9 €; 2 mediterráneos 330 Ml:
5,00 €; 2 natillas: 4,40 €; 1
hamburguesa prin: 12,99 €). Una pequeña concha.
Unos cascos como los que dan en Renfe con el cable tan liado que ya desistimos
de desenrollarlo. Un protector de enchufes. La tarjeta de italiana_madrid, una
cafetería en la corredera baja de san pablo, 10, donde puedes comprar libros de
autores italianos. Una pila usada AA Fullwin Super Alkaline. Un adhesivo de
Phoskitos con Perry el ornitorrinco montado en moto. Un mando de garaje sin
pila con los ocho pequeños interruptores en la posición central menos el
octavo, que está en la uno. Un bolígrafo que, a ver, sí pinta. Un corcho de silicona en el que se lee www.bodegastempore.com. Un cargador
USB de mechero de coche que no usamos porque se calienta mucho. Un mechero BIC
que compramos en una tienda de veinticuatro horas de Denia. Un chupa-chups. Uno de los lápices que puedes
coger en IKEA para anotar los detalles de un artículo y recogerlo después en el
almacén. Una pulsera que me hizo Lucía con gomas de color blanco, amarillo y
violeta y que parece ya está rígida en algunas partes. Una pastilla de chicle. Un post it doblado varias veces en el que leo “cambiar
chaqueta”. La tapa del mando del garaje. Un pen drive LG. Un tornillo grande de
los que se aprietan con las llaves dobladas que vienen en los muebles de IKEA.
Si todo esto lo extiendo sobre una hoja, separando cada objeto con un punto,
dándole así al conjunto la consistencia de un párrafo, lo que obtengo es un
índice de capítulos de ese libro que hoy oculta el desorden y donde es posible
que haya más realidad que en muchas de las fotos que tengo clasificadas.
sábado, 13 de diciembre de 2014
La lluvia alternativa
La lluvia alternativa : Poco antes de que empiece la obra, comienza a llover
con fuerza. Las calles por las que voy parecen más estrechas, más oscuras, más
resbaladizas. La luz se refugia en las partes de metal de una bicicleta. Son
pocos los que esperaban esta lluvia y ahora llevan paraguas mientras los demás
se protegen con lo que tienen a mano. Me basta con la capucha. Agradezco la
agitación infantil que provoca el agua en las calles, donde todo sucede más
deprisa y los gestos muestran un borde lúdico. Llego empapado al teatro y con
el tiempo justo. Pero siempre debería ser así. La sala Off en la que vamos a ver
la última función de una obra me parece más grande, más luminosa, más firme.
viernes, 12 de diciembre de 2014
Los tres espectadores
Los tres espectadores : A la salida del cine vemos las figuras de un belén
formadas por pequeñas bombillas encendidas. Están junto a una gran estrella
blanca que me recuerda a las que aparecen formando el logo del Fondo de Apoyo
al Cine Europeo al principio de las películas en las que éste ha participado.
Quizás la intención de la estrella era introducirse en el vestíbulo del cine
para que ahí José comprara unas entradas y los dos, dejando a los animales
fuera, se metieran en una sala de la última sesión en la que solo hubiera tres
espectadores. Tres espectadores que, al escuchar el llanto de un niño, salieran
a la tienda de dulces a comprar algo que llevarle. Unas chocolatinas, unas
gominolas, unos caramelos.
jueves, 11 de diciembre de 2014
Luces de aproximación
Luces de aproximación : A la salida del teatro en el Matadero, una serie de
luces rojas señalan el camino que hay que recorrer para salir del recinto.
Parecen las indicaciones de una pista del aeropuerto, lo que resulta bastante
apropiado cuando se termina de ver una buena obra y todavía se anda algo
desorientado en una fría noche de diciembre, alejado del bullicio del centro, buscando la manera de ir aterrizando en la
realidad. Después, ya fuera, vendrán los análisis racionales.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
La lección susurrada
La lección susurrada
: En “American Express”, un cuento de James Salter que leo hoy, Alan y Frank,
dos viejos amigos que recorren Italia, invitan a Ada, una joven que conocen en
Arezzo, a que se una a ellos.
“La campiña era llana y neblinosa.
Tras ellos dejaban el pasado, vasos sin lavar, toallas en el suelo del cuarto
de baño. En el comedor, Frank advirtió que tenía una pequeña mancha en la
solapa. Intentó quitársela mientras el jefe de camareros rallaba parmesano
fresco en cada plato. Mojó en agua la punta de la servilleta y frotó el
puntito. La mesa estaba próxima a la entrada, visible desde recepción. Eda se
arreglaba un pendiente”
Nosotros vamos a la reunión con la
profesora de Daniel con la intención de callejear un rato por su pasado y
traernos de él algunas cosas que podamos compartir en el futuro. Quizás en un
café de Florencia, donde recordaremos la anécdota que nos van a contar en unos
minutos: Daniel con dolor de cabeza y todos los compañeros hablando en susurros
para no molestarle.
Al salir, una flores blancas
inmóviles, como todavía bajo el influjo de esos susurros.
martes, 9 de diciembre de 2014
El camino hacia la gloria
El camino hacia la gloria : Tal vez mi hamburguesa preferida sea la que sirven
en el McDonald´s de Cuatro Caminos. Sus ingredientes son exactamente los mismos
que los de cualquier otro local y su sabor no se diferencia. Tampoco importa
que la saque o no de su caja o que, como hoy, me pida un café con un cruasán,
para que me siga pareciendo la mejor hamburguesa. La única condición es estar
sentado en la segunda planta del restaurante, en una silla alta junto a una
mesa alargada que me permite abarcar, a través de una gran ventana, una plaza
por la que llevo pasando toda mi vida. Puedo verme comprando el periódico en
ese quiosco, entrando en aquella boca de metro, cogiendo el circular en esta
parada, corriendo por el paso de cebra antes de que cambie de color el semáforo
o consultado el reloj varias veces esperando a alguien. Aunque los hay que acostumbran
a verse desde dentro, yo prefiero hacerlo desde arriba y merendando. Comerme el
cruasán a pellizcos me pone de buen humor y hace que sea menos exigente conmigo
mismo: no sé si alcanzaré la gloria, pero por lo menos he hecho mía esta
glorieta.
lunes, 8 de diciembre de 2014
Desde la falda del belén
Desde la falda del belén : Hay dos maneras de construir un belén. La directa es
hacerlo desde arriba, con los protagonistas del nacimiento rodeados por las
construcciones apropiadas. Es lo más rápido si hay poco tiempo o espacio. La
segunda opción es realizar ese camino desde el nivel más bajo, el de los
objetos, e ir recorriendo los distintos puestos de la Plaza Mayor fijándote en las
miniaturas de una cesta con huevos, de un tarro con especias, de un cubo de
latón, de unas barra de pan. No importa que sean anacrónicas. Lo fundamental es
dedicarles un poco de tiempo para reconocer aquéllas que, dentro, guardan ese
germen de misterio que las hace apropiadas para el belén: a partir de ahí
habría que ir subiendo a la doctrina, pero con el tiempo empiezo a sospechar
que es la doctrina la que acaba buscando la forma de bajar hasta ese martillo,
ese tiesto con varias flores o esa jarra de barro entre los que nos movemos.
domingo, 7 de diciembre de 2014
La habitación de la cuna
La habitación de la cuna : Al posarse sobre los sacos de la obra, la luz se
vuelve arenosa y pesada, pero hoy añade ese ingrediente que llamamos domingo, a
falta de un nombre mejor, y que, como la mano que ajusta una colcha
infantil, cubre a los objetos de un brillo tranquilo dirigido tanto hacia adentro
como hacia afuera. Si fuera uno de los albañiles destinados a esta obra
aprovecharía el momento para atrapar entre ladrillos parte de esta luz en
algún muro del edificio. El mismo junto al que los padres acordarían, sin saber
muy bien por qué, colocar la cuna y montar la habitación.
sábado, 6 de diciembre de 2014
O sueño o ensoñación
O sueño o ensoñación : Magnus Carlsen, el ajedrecista noruego que suele
echarse una cabezada en sus partidas del mundial, da el saque de honor en el
partido de esta noche en el Bernabéu. El hecho tiene su relevancia porque los
hay que defienden que Papá Noel vive en Droeback, 50 km al sur de Oslo, con lo
que ambos personajes serían compatriotas, dando una pista para leer el partido.
Así, cuando veo que los jugadores del Celta van de verde y el árbitro de rojo,
no me cuesta nada ver a Papá Noel y once de sus elfos. En términos de fútbol
esto no me dice mucho, pero me entretiene (hay veces que planeo por lo que
sucede ahí abajo y solo coincido con los que pegan su vista a la hierba cuando
el Madrid marca un gol: un abrazo y me vuelvo a subir). En este escenario, claro,
los del Madrid serían los muñecos de nieve que le darían al partido un perfecto
toque navideño. Ajeno a mi lectura, el Madrid gana tres a cero sin nada
especial que reseñar. Sería comprensible que Magnus también se hubiera echado
una siesta en el palco, quizás anticipando con las primeras jugadas lo que los
demás necesitamos noventa minutos para descubrir. Por eso los listos duermen. A
los menos listos, por el contrario, nos cuesta salir de nuestras ensoñaciones:
cuando al abandonar el estadio veo una jaula vacía me pregunto si ahí es donde
han traído los renos estos del Celta.
viernes, 5 de diciembre de 2014
Fiesta, a la sazón
Fiesta, a la sazón: Deberían hacer un
descuento por servirte el último bocadillo de jamón serrano que queda en el
autoservicio del hospital. No puede valer lo mismo el que se compra a primera
hora, con el pan todavía caliente y crujiente que éste, al que, más que
comprarlo, parece que lo hemos rescatado. A la cajera todo esto le da igual: marca
un código y le sale un precio fijo, ajeno a las condiciones externas, con el
que se le podría pagar un máster en finanzas a algún gorrino del establo.
Pero nos han atendido antes de
tiempo, las pruebas han sido rápidas y la tarde nos regala una hora con la que
no contábamos. Podríamos utilizar este tiempo útilmente, claro, pero no. Es
aquí donde hay que estar. Una merienda en un hospital con unos servicios que ahora
no necesitamos, como el que tiene la compañía de un portaaviones mientras pedalea
en la barca por la zona tranquila de la playa.
jueves, 4 de diciembre de 2014
El peso de la crítica
El peso de la crítica : Conozco el camino a la librería y me sobra tiempo, así
que me puedo ir fijando en detalles del paseo tan irrelevantes como el cono de
cemento blanco que actúa como tope en la entrada de un aparcamiento. Tiene que
ser así: en la librería me espera una oferta de tres libros de Quinteto por
diez euros. La gran mayoría son de autores que conozco o de títulos que
recibieron una buena crítica, o una buena campaña de publicidad, que viene a
ser lo mismo. Los libros están apilados en una gran mesa que rodearé varias
veces tratando de encontrar un detalle, insignificante, que acabe empujándome a
elegir un libro frente a otro. Tal vez sea una palabra de la sinopsis, o el sonido
del apellido del autor, o el color del lomo, o la regularidad de las esquinas,
blancas y perfectas. El tiempo que dedique en el paseo a prestar atención a lo
intrascendente será fundamental para acertar con la elección.
miércoles, 3 de diciembre de 2014
El asiento vacío
El asiento vacío : Al final de la clase de pádel, el profesor divide al
grupo en dos equipos para jugar una especie de partido de béisbol. Las
jugadoras de un equipo devuelven con la pala la pelota que les lanza el
profesor y, hasta que las de enfrente no la recogen y la dejan en un cesto,
pueden ir recorriendo las bases para acumular puntos. Como jugador de béisbol,
el que debería estar aquí mirando a Lucía es mi padre: la vida conserva su
lógica narrativa aunque el espectador al que iba destinada la escena ya no
esté.
martes, 2 de diciembre de 2014
Las sombras de arena
Las sombra de arena : En una sombra
nocturna el tiempo cae grano a grano. Basta con cruzar las que crea la luz
artificial detrás de una verja, extendidas por la acera, para experimentarlo.
Detrás de esas franjas no hay un mundo que gira, solo una bombilla que durante
el día crea luz y durante la noche perfecciona las sombras de una realidad que
detiene. Insiste en su trabajo hasta lograr la impresión de que son las sombras
las que mantienen al objeto. Al tiempo. A mí mismo. A la noche.
lunes, 1 de diciembre de 2014
A urgencias, sin prisas
A urgencias, sin prisas : Una vez que
se ha elegido qué se va a preparar de cena, y ya se está cocinando, el día se vuelve tranquilo como un paseo por
la playa. Sería interesante poder recordar todas las
decisiones que se van tomando desde primera hora y que, como las patas de un
ciempiés, hacen que el día avance hasta este momento en el que ya no hay nada que pensar.
La espumadera hoy es el cetro del
rey de las urgencias que me gano por llevar a Daniel a primera hora al hospital
para ver el motivo de su dolor de garganta antes de que vayan a más su molestia
y mi impresión de padre despreocupado. La decisión parecía buena pero se
muestra precipitada cuando la doctora nos explica, sin prisas, (más a Daniel,
al que parece considerar el más despierto de los dos) que todavía no puede saber
si tiene que tratar con virus o bacterias y que cada caso pide una estrategia distinta
a la que solo le falta una pizarra con equis y flechas para ser invencible.
Hasta las enfermedades necesitan su
tiempo de cocción, como las hamburguesas que se van dorando en la plancha.
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