domingo, 31 de enero de 2016

Goles en contra



Goles en contra : Es a partir del cuarto gol del Madrid cuando me doy cuenta de que ya no me siento capaz de celebrar los que estén por llegar con idéntica ilusión. Sé que al estadio se viene a festejar todos los goles con la misma intensidad, pero a mí me cuesta mucho mantenerla en estos partidos con resultados tan abultados. Estoy acostumbrado a encuentros en los que hay más equilibrio y donde la diferencia de tanteo no es tan grande. A partir del tercero, empiezo a sospechar que esto no es un partido normal, que hay alguna norma que se ha roto y que lo que veo es otra cosa. Debe ser cosa mía, porque cuando marcan el cuarto soy el único de mi zona que se marcha. Ya en los alrededores, todavía desiertos, pienso que había que irse de un estadio no solo cuando el equipo no juega a nada, sino cuando se dan las condiciones para que los goles caigan fácilmente, sin oposición. El quinto y el sexto llegan cuando estoy en el metro.

domingo, 3 de enero de 2016

Consignas perfectas



Consignas perfectas : ¡Ah! Estamos ya en los días en los que los melancólicos rascan los muros para recuperar las pintadas que el tiempo sabiamente había cubierto de pintura. Lo nuevo, nos dicen, no está encima, sino debajo, al fondo. Melancólicos, nostálgicos que llevan las camisetas de conciertos celebrados hace muchos años. Pero prefiero que los muros anuncien giras actuales  y que, en vez de con proclamas utópicas, se cubran con el dibujo de una sonriente mujer mostrando sus detallados pechos.

sábado, 2 de enero de 2016

El lastre que nos empuja



El lastre que nos empuja : La bicicleta que está aparcada junto al bar tiene marchas y ruedas gruesas. Es de las que aquí en el pueblo se usan para recorrer los caminos, pero a ésta le han colocado en la parte de atrás una caja grande de madera con pegatinas del Madrid. Un gran escudo y, más pequeñas, unas cuantas figuras de jugadores: me gusta el mensaje implícito de que el club está por encima de las personalidades. Elevando un poco más el nivel de interpretación me resulta sugerente esa imagen de que toda afición supone una carga sin la que siempre nos imaginamos más rápidos. Esa tarde de domingo que los demás atraviesan ligeramente a nosotros se nos vuelve impracticable mientras el marcador va en contra. Hasta que llega la remontada.

viernes, 1 de enero de 2016

El esfuerzo que hará falta



El esfuerzo que hará falta : En el pueblo es posible saber con qué partes para empezar el año. Basta un paseo para hacer el inventario. El montón de madera junto a la pared blanca, por ejemplo. Puedes calcular hasta cuándo te durará y tratar de imaginar cuánto quieres que haya crecido el año que viene en estas mismas fechas. Y con esos números, es posible medir el esfuerzo que te hará falta durante el año. En la ciudad, este ejercicio se detiene en el primer paso porque nada se deja atrapar por la precisión en la medida.