sábado, 27 de febrero de 2016

Felicidad bajo cero



Felicidad bajo cero : Hace frío y el viento provoca que las pelotas se desvíen y no golpeen la pared donde se las espera. El profesor lo advierte. Se baja la braga para gritarlo y se la sube para continuar con la clase. Doy saltos en el mismo sitio para entrar en calor. En un descanso, mientras recogen las pelotas, el profesor se acerca. Me cuenta que su padre todos los sábados le llevaba a jugar al fútbol a pesar de que él sabía que era malo. Su padre parecía feliz. Sábado tras sábado hasta que el tercer año llegó un entrenador nuevo y se lo dijo claramente. Es cierto: estoy helado, pero no se me ocurre mejor sitio que éste.

sábado, 20 de febrero de 2016

Victoria sin combate



Victoria sin combate : Antes de que empiece el torneo de judo, Daniel, con un abrigo encima del judogi, se da una vuelta por el aparcamiento. Cuando descubro por dónde hay que entrar esta vez (la organización es una prueba más) y voy a buscarlo, me señala la huella perfecta de una hoja en el cemento. Parece la pisada de un haiku. Es posible que, si no llevara el judogi, no lo hubiera descubierto. Pase lo que pase sobre los tatamis, va a ser difícil superar esto.

lunes, 15 de febrero de 2016

Palabra de James Salter



Palabra de James Salter : Por los dos euros que pago aquí por el café podría tomarme dos en el local de la mañana. Pero no tendría esta mesa barnizada, ni la vista del quiosco, con las revistas y los periódicos expuestos, ni los dos bombones que me trae la camarera, ni la charla de fondo de las dos señoras que se están tomando el té, ni las risas de las dependientas detrás de la barra. Después de sopesarlo todo, considero que éste es un escenario adecuado para seguir con la lectura de “Quemar los días”.

miércoles, 3 de febrero de 2016

El otro lado



El otro lado : La puerta está tapiada. Los goznes a la vista. Encima de la superficie se ha dibujado un grafiti que parece la contraseña que necesitas para poder traspasar la puerta. Quizás baste con que el índice recorra las letras. ¿Por qué no creer que su efectividad se probó, lenta y cuidadosamente, sobre una espalda y que en un momento fue posible pasar al otro lado?.

martes, 2 de febrero de 2016

La risa contagiosa



La risa contagiosa : La camarera termina todas las frases con un “mi amor”. Está sola en la barra y no tiene un momento de descanso: le firma un albarán a un hombre, cobra a una chica y me mira a los ojos para saber qué quiero desayunar. Repetir “mi amor” parece la forma que tiene de calmarse. Me sirve el café y, con una jarrita metálica en cada mano, me pregunta cómo quiero la leche. Las barras tardan un poco, me dice. Cojo el periódico que ya ha sido leído varias veces y me siento junto a una ventana. En la peluquería de enfrente trabajan tres hombres que parecen idénticos. Calvos, con barba y tirantes. Un cliente, sentado en una silla, no para de reírse. No dejo de observarlo. Todavía no sé qué titular trae el periódico. “Mi amor”, oigo a mi espalda, “mi amor”.

lunes, 1 de febrero de 2016

La clave secreta



La clave secreta : La puerta principal al polideportivo es la que se encuentra al final de la rampa. Por ahí se debe entrar y salir. Y ésa es la que usamos los padres cuando acudimos a esperar que nuestros hijos terminen la clase de deporte. Vemos cómo recogen el material que han utilizado. Los de judo apilan las colchonetas del tatami. Los de hockey juntan las barreras de plástico que han usado para delimitar el campo de juego. Los padres miramos todo relajados, sin prisa: esta era la última obligación del día y aquí estamos. Nada urgente nos espera. Parece llegado el momento de que la realidad deje de ser útil para mostrarse sugerente. En esa puerta del polideportivo que siempre está cerrada y que hoy, entornada, derrama sobre la noche una luz contundente que esconde una invitación personal.