“Barbazul 2014”: Las tres vidas de un caballo : Hay que ser sinceros y decirle a
la botella que se la descorcha para un par de copas sin casi tiempo para que aparezca
el genio, que no es comida de sábado la que va acompañar, sino cena de lunes,
que volverá a la nevera con esa doméstica humillación del corcho encajado, que
no habrá con quién brindar, que en vez de dar la vida de golpe, es posible que
muera poco a poco entre un envase de leche de almendras y otro de gazpacho. No
todas saben encajar una noticia así y se vengan desde el primer sorbo, con
menos fuerza de la que se recordaba, abandonándose después para ofrecer algo a
lo que es difícil llamar vino.
El “Barbazul” acepta sin problemas
la situación, como si el caballo que aparece en la etiqueta indicara que si
toca Grand National, se corre, y que si hay que trotar despacio con un jinete
novato, se adapta el paso sin problemas. Dos veces lo he metido en la nevera y
hoy, con un plato de espinacas, termino la botella. No hay reproches. Ha sido
fiel a la pista que eligió desde la primera copa.