Un pez de ciudad : A veces Daniel se
despista y el agua de Sharky vuelve a estar turbia. El acuerdo al comprarlo era
que lo cuidaría, así que lo llamo y lo regaño un poco. Algo leve, como si le
leyera una de esas normas europeas que cumples si te apetece. Daniel baja la
cabeza porque sabe que estas charlas lo alejan del perro que quiere. Le digo
que debe prestar más atención al pez y al mismo tiempo pienso que no es
descuido o pereza, es que a veces todos nos olvidamos de él: un pequeño concepto
que nada muy por debajo de la superficie de nuestras ideas cotidianas. Es hasta
lógico que, cuando nos acordemos de él, el agua esté como ahora.
Seguimos el procedimiento para cambiarle
el agua y que viva más tiempo. Esto está muy bien, pero hay que cuidar
la frecuencia con la que lo hacemos porque, al fin y al cabo, se trata de un
pez de ciudad y debe acostumbrarse a moverse en un ambiente un poco contaminado.
No sé qué sería de nosotros si algún día nos levantáramos y el aire fuera
completamente puro.
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