El regalo perfecto : Debería existir la costumbre de dejar uno de los regalos que aparecen a los pies del árbol de
Navidad sin abrir y conservarlo en el mismo sitio durante todo el año. Guardarlo
para encontrarse con él esos días en los que se regresa a casa siendo menos de
lo que se era al salir por la mañana. Ah, el regalo: tocarlo, agitarlo un poco
para descubrir qué es y devolverlo a su sitio. Aguantar un año y, al sustituirlo
por otro, bajarlo al trastero para poder acudir a él en esos años en los que
uno termina siendo menos de lo que era al empezarlos.
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