Quizás nosotros, vistos desde arriba : Este
año tenemos embutidos, ensaladilla rusa, rape, steak tartar, almejas y tarrinas
de fresas con chocolate de postre. Para beber, un “La cometa” 2014, un “El
rincón” 2010, un “El Caire” 2010 y un “Apasionado” de José Pariente.
Lo único que no cambia respecto a
la cena del año pasado es el recipiente con macedonia que mi madre vuelve a sacar
al final, cuando nadie quiere más. Parece que no le importe que apenas la probemos y que le volvamos a decir, como cada año, que no tiene por qué
hacerlo. Tenemos la impresión de que a ella nuestras quejas le dan igual. Pero esta vez me fijo en
el cuenco que me coloca y descubro que no es un plato para comer, sino
para mirar. La combinación de los colores de las distintas frutas transmite un
optimismo que es la mejor forma de acabar la comida. Quizás nosotros, vistos
desde arriba, también provoquemos el mismo efecto.
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