La evolución no descansa : Hay tanta vida en el numeroso grupo de los mandriles
que es posible que durante el tiempo que estamos ahí hayan nacido cinco y se
hayan muerto unos cuatro. Huele muy mal, sí, nada que ver con el terreno en el
que toma el sol el hipopótamo. También es un grupo ruidoso, claro, que dónde va
a parar la paz del inmóvil rinoceronte. Sin embargo, Daniel y yo, como el resto
del público que le lanza cacahuetes, no podemos
dejar de mirarlos. No sabría qué responderle a Daniel si me preguntara si descienden de nosotros.
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