Fuera de la conversación : Insistimos
hasta que la única que se niega acaba aceptando una última copa. No es un buen
vino, pero no hay conversación que se sostenga sobre copas vacías. Además, verlas
llenas de nuevo es regresar al principio: cada ronda es la primera. Podríamos
estar en esta acogedora inercia toda la noche.
De vuelta del baño veo en una mesa
todos los cubiertos envueltos en sus servilletas dispuestos para el servicio de
mañana. Intento reincorporarme a la charla, pero ya estoy fuera. Me doy cuenta
de que casi todas las mesas están vacías, de que el camarero mira hacia la
calle con los brazos cruzados, de que el camino a casa parece el doble de largo
que hace una hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario