Un ímpetu que moldear : Apuramos la
última mañana en Formigal comiendo en un pequeño local que conocimos el año
pasado y en el que hoy sí hay mesas libres. En las paredes está expuesta una
amplia selección de vinos: todos son sugerentes o por su nombre o por su
etiqueta. Pedimos un Pirineos roble 2013 que nos gusta mucho.
“Hay un ímpetu profundo en la
naturaleza. Como un animal indómito y noble que, a veces, nos es permitido atraer
y moldear. Pirineos da forma y expresión a la bravura audaz del Somontano”
Es posible que pudiera cambiar de
opinión sobre el vino en otro momento y situación. Ahora, con poca gente en el
restaurante, nuestra mesa ya servida y los mellizos bromeando, el vino ha
tenido suerte y lo incluimos en nuestra pequeña fiesta. Celebramos que no hemos
sido prácticos y no estamos ya en la carretera para evitar atascos.
Al terminar de comer, los mellizos
se meten en un pequeño parque y empiezan a subirse por las atracciones. Cada
uno tiene su estrategia para retrasar la salida, así que los miramos sin
decirles nada. Al fondo, las montañas. Tantos parques ya. Y ahora éste, quizás
el último en el que los vea agarrarse a las cuerdas y tirarse por los toboganes
juntos.
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