Benjamin Black, es un autor de novela negra, que utiliza ordenador, que es espontáneo, que se termina una novela en cuatro meses, que es el primero en leerse las novelas de John Banville, que ha creado al forense Quirke, que ambienta sus novelas en el Dublín de los años cincuenta, que escribe para ganar dinero, que empieza a escribir cuando John Banville termina y que dice cosas como :
“Estas novelas negras escandinavas son muy complacientes, una especie de habitáculos donde el lector se siente a gustito. Si coges, por ejemplo, las más famosas, las de Larsson, te encuentras que todo es perfecto, todo está urdido para vender: la violencia extrema, sobre todo de naturaleza sexual, una mujer joven que busca venganza, un héroe políticamente incorrecto y todas muy fatal escritas”
Muy. Fatal. Escritas.
Por fin alguien que sabe escribir lo dice. Gracias, Sr Black. Gracias, Sr. Banville. Desde que Vargas Llosa escribiera sobre la serie del Larsson : “Repito, sin ninguna vergüenza: fantástica”, no levantaba cabeza ni como lector ni como crítico.
Hasta que hoy lunes me encuentro con una entrevista a John Banville, alias Benjamin Black, en “El cultural” y vuelvo a sentirme bien. Alguien que ha escrito “El mar” sabe de lo que habla.
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