El placer de elegir : A ambos lados de
la estrecha calle dan las puertas de las cocinas de los restaurantes que se
encuentran en las calles paralelas. Las cocinas, a través de las puertas
abiertas por el calor, parecen iguales. Pequeños espacios en los que se
aprovechan todos los huecos. Tarros. Utensilios. Bandejas. Cajas de cartón. No
hay ninguna zona que atraiga por un olor especial que invite a descubrir para
qué restaurante trabajan.
Al otro lado, las camareras
preparan las mesas. Cada sección de la acera se diferencia claramente de las
demás. El nombre. El diseño. La música. El menú. Los que pasean tranquilamente
buscando dónde cenar, se van fijando en todos los detalles para hacer una buena
elección. Mientras, por la calle estrecha, un cocinero puede salir de una
puerta y meterse en la de al lado, un plato prepararse en una cocina y servirse
en otra.
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