Un par de huevos perfectos : Por la
mañana, mi madre me entrega la lista de la compra para el Mercadona con lo que
ha visto que falta. Cruasanes. Huevos. Nocilla. Pizzas. Agua. Voy añadiendo
todo a la cesta en ese orden porque llevo chanclas, porque los anuncios por
megafonía los dan también en inglés y porque me gusta este punto lúdico: me da
por ahí. Sin prisas, que hasta rebusco en la bolsa del fondo las monedas para
pagar.
Por la noche, mi madre nos dice que
la nevera está llena y que no podemos dejarla con tanta comida, así que propone
freír unas cuantas docenas de huevos con beicon para cenar y despejarla, que,
si no, no se queda tranquila, que ella no se va a poder comerse todo. Y los
platos salen de la cocina con unos huevos perfectos que no veía desde que vivía
en casa.
Por la mañana, mi madre me vuelve a
entregar la lista de la compra para el Mercadona con lo que ha visto que falta.
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