El largo viaje
del punteruolo : Me gusta el golpe de calor que desprende el lavavajillas
cuando termina de lavar y lo abro. Me recuerda al humo que en las películas
antiguas rodeaba al ayudante del mago antes de desaparecer. Aquí, cuando
termino de abrir la puerta, me encuentro con unos tenedores nuevos en el lugar
en el que había dejado los sucios.
Son lo primero que saco. Deberíamos
haber mantenido un nombre más próximo al italiano, forchetta, porque fue allí donde
empezaron a utilizarse antes que en ningún otro sitio. En la Edad Media, el comercio
de la pasta estaba muy establecido en Italia y, para comerla, se utilizaba un
pincho largo llamado punteruolo, al que se añadió una segunda punta y, más tarde,
una tercero para que fuera más fácil enrollarla.
Dejo todos los tenedores en un
cajón, con las puntas hacia arriba. Un tema supersticioso para el que no sé si
habrá alguna explicación histórica.
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