Un ratón
sin pedigrí : Hay una ballena en el mueble del salón que recuerdo haber
comprado en Edimburgo. El gato a rayas verticales lo trajimos de Praga y la Diana
cazadora, sin duda, es de Grecia. De la figura del ratón agarrado a una bellota
que tenemos en un tiesto de la terraza no recuerdo nada. Quizás sea un capricho
de última hora en Ikea. Y ese olvido, muestra del poco valor que le damos, es
la razón de que no se encuentre entre los objetos importantes y que, a cambio,
pueda disfrutar del sol que cae en este momento, el que da la luz perfecta al instante
y deja en sombras una parte del día que no merece la pena rescatar.
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