La fluidez del dinero : La fachada de cristal del Corte Inglés solo deja
entrar la luz del sol, dejando fuera una pulpa caliente y brillante que obliga
a usar la mano de visera. Dentro, el aire acondicionado ralentiza los movimientos
hasta que desaparece la última gota de sudor. Ese sudor que el sol exige como
suyo porque es lo único que puede calmar su sed: nos ha ido exprimiendo y
cuando llega el momento de aprovecharse, ve, pegado al cristal, cómo la piel
pierde brillo hasta quedar cubierta por una fina capa de sal. Pero tiene que
ser así porque el dinero pegajoso circula con menos fluidez.
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