La prueba de la encía : No dejan de caerse dientes. Al repasar una
multiplicación, tras el segundo mordisco a un bocadillo, mientras aclaro un
vaso. Después de anunciarlo abren la mano con la seguridad de un mago y ahí
está, perfecta. Creía que ya no quedaban más, pero la de las muelas parece una
extensa familia italiana del sur. Tan larga que provoca mis sospechas y después
de ver lo que me enseñan en la mano les pido que abran la boca y echen atrás la
cabeza : puede ser que hayan llegado a un acuerdo y por las noches les dejen
una muela debajo de la almohada para repartirse las ganancias. Después de
palparse la encía con la punta de la lengua cierran la boca, la mano, y se
marchan. Ellos ya han cumplido su parte.
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