El avance de la vanguardia : También coincido por la mañana con una mujer mayor,
con un abrigo marrón y el pelo blanco, que camina un poco encorvada apoyándose
en su bastón. Su paso es lento, como si se estuviera enfrentando a algún viento
que la frenara. Quizás el mismo que de joven la empujara. A pesar de esa
resistencia, no se detiene en ningún momento, cruzando meticulosamente la plaza
cuando el sol toca las puntas de las ramas y dora el agua de los charcos. A ese
esfuerzo, que coloca algo en su sitio, llegan tarde las campanadas de las
nueve.
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