Un gesto vehemente : Venga, cerebro, vamos. Es de noche, tengo ganas de
llegar a casa para cenar y todavía tengo un buen paseo por delante por unas
calles sin vida, pero me paro porque tengo que descubrir qué anunciaba
un cartel desgarrado. Debe ser el único que pusieron en el barrio, pero lo hicieron
a conciencia porque alguien no pudo arrancarlo del todo. El estómago, que
venga. El cerebro, que espera: sigue más interesado en prestar atención a lo
que hay que completar que a lo que se presenta ya entero y me dice que un
momento. Que, ah, sí, ése parece el logo de Podemos. Pues listos, zanja el
estómago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario