Agua para las masas : En los anuncios de agua mineral se insiste en la
pureza de las fuentes. Manantiales transparentes y montañas por las que todavía
debe andar algún personaje de “Sonrisas y lágrimas” cantando ladera arriba, ladera
abajo. A los que echamos mano del grifo, esa lírica del origen inmaculado nos
queda un poco lejana. Sospechamos que el agua que bebemos ha sido más manoseada
que el pomo del cuarto de baño de una discoteca, pero no nos importa. A cambio,
podemos disfrutar del diseño de esas cañerías por las que nos llega a casa.
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