Pérdida de soberanía : Mi madre va inspeccionando los armarios de la cocina
con cuidado. No dice nada, pero por la forma de mirarlos, como si fuera el
escenario de un crimen, sé que piensa que ella no nos educó para tenerlos así. Sólo
le falta ponerse unos guantes de plástico mientras remueve las latas con el
lógico miedo por lo que haya al fondo. Y le doy la razón : si hubiéramos
vaciado y vuelto a llenar los armarios a oscuras, seguro que el resultado
habría tenido más sentido que lo que ahora observa mi madre y que obedece al
simple criterio de “si es de comer, al primer hueco libre que haya en la cocina”.
De tener galones en los brazos, me los habría arrancado de un tirón. A pesar de
todo, y porque las madres son así, consigue ver cierta lógica en el caos,
imponiéndose sobre él con un arroz con leche que prepara con soltura. Después
de probarlo, no solo entendería la pérdida de galones, sino la de soberanía.
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