La visita de la doctora : En la habitación del hospital, el reloj no sirve para
medir el tiempo. Sí las páginas leídas, las veces que se sale a la terraza para
ver pasar los coches, los paseos a la máquina del café, los canales que se
cambian con el mando, ¿quieres algo?, ¿estás bien?, los golpes de la enfermera
en la puerta antes de entrar, los carros que avanzan por el pasillo, las
consultas al móvil, las veces que se tira de la cadena, el avance del sol
filtrado por la persiana, las llamadas preguntando. Cuando se llegue a
un mínimo de cada uno, aparecerá finalmente la doctora con el informe del alta
y las dos medicinas que tendremos que comprar en la primera farmacia que
veamos.
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