Los actos inacabados : La luz del
dormitorio se refleja en la portada de “Historia del alma”, de Christiane Singer, como
una pequeña luna que surgiera entre las ramas del árbol que aparece bajo el
título. Compré el libro en una oferta de un VIPS no por el título, sino por la
sinopsis que aparecía en la contraportada. “De todos los actos inacabados, de
todos los gestos que no llevamos hasta su fin, de todo ese más o menos con el
que tejemos nuestros días y nuestras noches, de todos los encuentros abortados
con uno mismo y con los otros, nace un día la crisis”. Después vinieron más
libros que iban disminuyendo la posibilidad de empezar a leer éste, que además
conservaba la pegatina con el ajuste de precio como si llevara la crítica
encima, la sospecha de un proyecto fracasado.
Quizás seamos mucho más sensibles
de lo que pensamos y exista una comunicación entre nosotros y las cosas de la
que no somos conscientes. Esa frase de los actos inacabados, por ejemplo, se convirtió
en una piedra angular en el instante de leerla. Solo era cuestión de tiempo que
volviera a dar con este libro y construyera su lectura a partir de esa piedra,
dejando otros a un lado. Algo que ya sabían mi inconsciente y el libro.
Así, hoy párrafos como éste : “Viví
veinte años con él. Nos acariciamos mil veces. Otras, estuvimos a dos dedos de
encontrarnos, y a veces la gracia de la ternura nos cogió desprevenidos. Pero
jamás dirigí toda mi atención hacia el lazo que nos unía; jamás mereció toda mi
vigilancia. No es que hubiera tenido que observar dicha vigilancia. Me refiero
a esa tensión de un solo instante que he visto hace un momento en un corzo
sorprendido por un crujido en un claro del bosque. Estremecido, cada uno de sus
nervios, cada uno de sus músculos estaba tensado por una concentración tan
aguda que el mero hecho de sostener su mirada me ha hecho vibrar. Ésa es la
tensión a la que me refiero.”
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