Patatas con chocolate : Hay poca
diferencia en la calidad de la comida que sirven los locales del centro
comercial. Todos deben compartir el mismo guionista mal pagado. La única
excepción es el restaurante chino, en el que puedes mojar patatas fritas en una
fuente de chocolate bajo la mirada de unos camareros para los que ya no hay
ninguna combinación del bufé que pueda hacerlos reaccionar. Pero esa excitación
gastronómica está reservada para esos días en los que, después de una buena
película, nos apetece, entre otras cosas, mojar patatas en la fuente de
chocolate. Mojar, mojar y seguir mojando. No es el caso. Hoy, desgraciadamente,
hemos visto “El corredor del laberinto 2: Las pruebas”, una película infame en
el sentido de la RAE, “muy mala y vil en su especie”. De esta película los ojos
salen con hambre y lo único que se puede hacer es, por lo menos, buscar un
restaurante en la planta de arriba para poder mirar mientras se come lo mismo
que se sirve en la de abajo.
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