Cortejo nocturno : A pesar del bando que los
administradores pensaron, imprimieron y pegaron por distintos lugares, los
juguetes se quedan donde su dueño los abandona, sin que los padres hayan
logrado transmitir a sus hijos la lección básica de que es conveniente guardar
las cosas en su sitio. Tal vez es que esa lección ya no tenga sentido para los
padres. Tal vez es que haya tan pocas cosas que creerse que ya no dé pereza defenderlas
y prefiramos ver cómo avanza la marea bajo nuestros pies sin ninguna oposición.
Hasta aquí llega mi queja cívica.
Estéticamente no puedo poner
ninguna objeción porque me gusta ver todos esos patinetes, triciclos y bicicletas
tirados por el suelo, en ese abandono nocturno en el que las cosas parecen
empezar a mostrarse. Rodearlas, fijarse
en ellas y seleccionar un encuadre son los pasos previos de un cortejo que
puede empezar ahora y terminar en un momento más o menos lejano.
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