Un pequeño oasis : En la parte de La
Castellana que va desde Cuzco hasta el Bernabéu, un grupo de mujeres de tacones
altos, faldas cortas y mirada afilada camina a contracorriente, dejando en los
parabrisas de los coches un anuncio en el que se ve a una mujer desnuda con un tanga.
El tanga, claro, es blanco.
“Chicas sensuales” – Chalet privado máximo lujo. Zona Cuzco.
También ofrecen el folleto a los
aficionados que vamos al Bernabéu mientras van tejiendo con la seda de sus
medias una fina tela de araña que va cubriendo la acera y en la que fácilmente
queda atrapada la mirada. Muchos niegan con la cabeza, como si fuera una oferta
de compra de oro o el anuncio de una casa de empeños, pero ellas insisten. Su
mirada afilada se vuelve algo maternal, la de la persona que te quiere y ya
sabe cómo va a terminar todo : el Madrid mete un gol y después el Barcelona
mete unos cuantos o bien el Madrid mete un gol y después el Barcelona mete
bastantes más.
Por eso te tienden este anuncio de
la mujer de los pechos jóvenes y la cara difuminada. No es una sugerencia en la
que calmar el subidón de la victoria, sino una forma de evitar la nueva
decepción con el juego del Madrid.
Luego, ya en el Bernabéu, descubres
que el Barcelona también teje su tela y que, como les sucede a las arañas, no
se queda pegada a ella. No acude a buscar a su víctima cuando siente el latigazo
violento de la desesperación. Se adelanta ella y le basta con esperar a que el
Madrid, sin ayuda, se deje caer delante. Es la historia al revés de un pelotón
que se forma y el de un condenado que camina él solo al poste y se pone
tranquilamente la venda que Mourinho parece haberle entregado en el vestuario.
Lo malo de las fijaciones es que
uno, como sucede en un video de Coldplay, camina hacia atrás aunque el tiempo
avance porque parece que la cita esté en el punto de salida. ¿Por qué suceden
las cosas de este modo? Pues no lo sé. El caso es que, nuevamente, el Barcelona
es el ratón de laboratorio que cada vez encuentra la salida al laberinto con
más facilidad y el Madrid es el propio laberinto. Si siguen así las cosas, los
periodistas podrán usar la crónica de un partido anterior para contar lo sucedido
cambiando tan solo algunos nombres de la alineación : el Madrid mete un gol y
después el Barcelona mete unos cuantos o bien el Madrid mete un gol y después el
Barcelona mete bastantes más.
Por lo demás, los aficionados, esos
que cogemos o no los anuncios de las chicas sensuales, seguimos acudiendo al
Bernabéu con la misma ilusión con las que los niños van a una fiesta de bolas :
desde fuera parece aburrido, pero luego tiene su encanto. Si nosotros también
podemos ir atrás en el tiempo para cumplir con el destino de la derrota,
aprovechemos para hacerlo a fondo, ilusionados y contentos como en un
cumpleaños en el que siempre sopla las velas ése de la camiseta azulgrana.
Luego el partido se agita un poco
hasta que encuentra el cauce por el que debe discurrir : el Madrid mete un gol
y después el Barcelona mete unos cuantos o bien el Madrid mete un gol y después
el Barcelona mete bastantes más. Y ahí se acaba todo.
En el metro de vuelta apenas habla
la gente, como si no hubiera mucho que añadir y
lo aplicable a éste ya se hubiera dicho del anterior o del anterior o
del anterior. Creo que a partir de ahora los duelos entre el Madrid y el Barça
deberían ser comentados ya por psicólogos, que serán los que podrán aportar
algo interesante al tema.
Siempre nos quedará la oportunidad de acudir a ese chalet privado máximo lujo en el que conocer un pequeño oasis en el
centro de Madrid. ¿Quién va a decir que no a ese oasis, más que espacial, temporal, donde uno no avance hacia atrás? Presentando el folleto tienes copa gratis e importantes
descuentos. La oferta es buena siempre que las chicas se muevan como el
Barcelona y no se queden quietas, sin ideas y asustadas, como los chicos de
Mourinho.
Como jugamos en casa, parece que los del metro fueran más deprisa para dejarnos en casa cuanto antes.
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