Entre bastidores : A pesar de la
tecnología, los Reyes Magos siguen escribiendo la lista de regalos en una hoja
de cuaderno, de las que después se pueden arrancar. Ahí está anotado todo : qué
regalos finalmente se van a entregar y en qué casas. Todavía queda bastante por
hacer, pero a todos los que estamos en ese salón (tras las puertas cerradas
juegan cinco niños y otro está a punto de despertarse de su siesta) nos sienta
bien este momento de tranquilidad para comer los últimos trozos de turrón de
las fiestas. Nos vamos despidiendo de estas Navidades en las que todavía
hacemos el trabajo en la sombra.
También aprovechamos para quejarnos de la cantidad
de juguetes que repartimos y experimentar esa leve recompensa que ofrece lamentarse en grupo. Sería ingenuo pensar que los Reyes Magos tienen algo de control
sobre lo que hacen.
Repasamos la hoja del cuaderno y la
guardamos. Tenemos, como los chicos de Furillo después de escuchar las prioridades del día, una idea clara de qué hacer : Los falsos Reyes Magos, con sus cabalgatas, distraerán a los niños
para que podamos hacer esas últimas entregas, como el que corre por los
bastidores de una función.
El niño que dormía empieza a llorar
y damos por terminada la reunión, rompiendo el aire de clandestinidad de la
escena al abrir de nuevo las puertas del salón.
Bueno, creo que algunos reyes magos tienen algo en el iphone que les ayuda en estas cosas. Pero a la tradición le va más el cuaderno.
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