domingo, 24 de marzo de 2013

La lonja en las afueras




La lonja en las afueras : Ninguno de los tres editores sabe muy bien qué hacer con un blog como éste. Yo les entiendo porque a mí me pasa lo mismo. Los tres lo miran como si fuera un pez fuera del agua que se agitara violentamente en la mesa que nos separa. Se trata de echarlo al agua, me dicen, sin proponer unos pasos concretos. Pensaba que sería más fácil elaborar un plan en una ciudad que está rodeada por agua, pero este mar está reservado para las novelas, a las que imagino nadando tranquilamente, orgullosas, recibiendo la luz del sol en sus escamas.

El pez que boquea violentamente no tiene nombre. Lo observan sin saber si su carne es comestible, si se vendería bien. Me dan alguna sugerencia, algún consejo, con esos segundos de duda del que señala una dirección sin estar plenamente convencido del mapa. Yo lo anoto todo en mi cuaderno recién comprado con mi bolígrafo recién comprado, aunque al final de las jornadas me sobre espacio en la primera hoja.

Cojo al pez por la cola. No voy a poder soltarlo en las aguas editoriales. Tampoco lo voy a dejar aspirando con ansia el aire de un entorno que no es el suyo. Abro el portátil, lo enciendo, y lo voy sumergiendo lentamente en la pantalla brillante. Veo cómo nada aliviado por la superficie. Después se dirige hacia el fondo hasta desaparecer.

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