Una procesión con
dos pasos : En el suelo veo varios paraguas de diferentes colores, como banderillas que no hubieran tenido éxito en atemperar la tormenta. Lleva
toda la semana lloviendo y no hay que ser de los que se conocen todos los motes
de los del pueblo para saber interpretar las nubes que permanecen fijas ahí
arriba : la situación no va a cambiar. Me imagino que habrá miedo a que no
puedan salir las procesiones por las calles.
También llueve en Concarneau, que
es un pequeño pueblo de Francia. Allí es viernes 7 de noviembre. “El viento se
cuela por las calles , y a veces pasan trozos de papel volando a gran velocidad
a ras de tierra”. Un hombre, “un poquito alegre”, sale del Hotel de l´Amiral.
Intenta encender un puro junto a un portal de dos escalones. Se escucha un
fogonazo. “Cae de bruces al suelo, junto al bordillo, con la cabeza en el barro
del arroyo”
A mí la lluvia me viene muy bien
para sacar a mis santos particulares de procesión. Cuanta más agua, mejor. Y un
toque de ese viento de Concarneau. Es el tiempo perfecto para coger una
historia de Maigret y dejarse llevar. La única duda que tengo sobre estos dos pasos
es si primero tiene que ir Simenon o Maigret. La cuestión de la gallina y el
huevo en versión novela negra. Bueno, da igual. Lo único seguro es que detrás
voy yo, siempre rendido a sus historias, y que esta vez, a mi lado, va un perro
canelo.
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