viernes, 8 de marzo de 2013

Recetario de medidas evasivas



Recetario de medidas evasivas: La relación con un sueño tiene dos fases. La primera, inofensiva, es la que se representa con la frase “persigue tu sueño”. Es una persecución tranquila porque es uno el que impone el ritmo : hay domingos, zonas neutrales, y si ves que lo necesitas puedes aparcar el proyecto unas semanas (o unos años) en las que aprovechas para quejarte a los amigos de lo duro que es todo. Todos tenemos un sueño de este tipo, que con el tiempo suele adquirir la consistencia de un peluche de Disney si no se le hace caso. En caso de fracasar, tampoco pasa nada. La otra fase es la peligrosa. El sueño, al sentirse realmente perseguido, nos presta atención y se lanza a por nosotros. El sí que corre. Ya no hay ni domingos, ni cafés ni mierdas sobre lo difícil que es todo. No deja de correr detrás de ti. Para obtener cierta ventaja, le vas dejando en el camino lo que sabes hacer para que al detenerse a olfatearlo te conceda unos minutos de tregua. No vale cualquier cosa y cada vez tiene que ser mejor. Si cedes y te rindes, esa persecución que se produce dentro de ti se acabará y el sueño, como un león seguro de sí mismo, irá comiéndote lentamente por dentro en un proceso que durará lo que te quede de vida. Por eso, este plato de arroz que mi hermano nos sirve en la cena no es realmente para nosotros.

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