Ahora que los
sellos son el mensaje : Entre las facturas habituales llega un sombre grande
con varios sellos pegados. Pienso en un viaje tranquilo, con parada en algunos sitios
interesantes, y en los matasellos como pruebas de paso de un particular Camino
de Santiago que ha terminado en mis manos. Mi primer impulso es tirar la copia
firmada que viene dentro y quedarme con ese sobre como recordatorio de esa
época en la que el sello actuaba como filtro básico de lo que merecía la pena
ser enviado. Guardo el contrato, que parece firmado con el pie, y rompo el
sobre con los sellos porque de lo que se trata es de sobrevivir y ahora toca
revisar la bandeja de entrada.
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