Una
montaña de zanahorias : Los libros que se van acumulando en la mesilla de noche
son los más urgentes. En un momento de iluminación decido que ha llegado el momento
de leer uno y lo saco de la biblioteca. Tal vez sea el propio libro el que lo
decide. No importa. Lo llevo a la mesilla, el altar doméstico de la lectura, y
ahí lo dejo. Los libros se van apilando como los platos en una cocina. Ese
montón de hojas exige un tiempo que no tengo y que no tendré, por lo que
debería devolverlos a su sitio original. Si los sigo trayendo es porque pienso
que podría convertirme en el primer sonámbulo lector, que en vez de pasear dormido
por los pasillos de la casa, lo haga por los párrafos de un libro. Hay que
probarlo. También hay otra razón : son lo primero que veo al despertarme, como la
zanahoria que se le ofrece al animal para que se ponga en marcha.
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