La
vista desde lo alto : En una tienda china las monedas valen el doble, por eso
es bueno recorrer sus pasillos con las manos en los bolsillos, sintiéndote
dueño de todo lo que ves porque, si quisieras, podrías comprarlo. Algo parecido
a lo que se debe experimentar en esos sótanos del poder instalados en los
áticos de los rascacielos donde deciden el precio de la electricidad, el de la
gasolina, la retribución de tus ahorros o lo que van a descontarte de la
nómina. Desde ahí arriba nos deben ver como mascotas recorriendo los pasillos
de una tienda china. Es cierto que algo perdidos sí que estamos, pero es que
nos gusta mirar todas estas cosas (Destornilladores, cables de la televisión,
fundas para móviles, cuadernos cuadriculados) que es una lástima que no necesitemos
ahora. Cuando nos cansamos, vamos decididos a por aquello a lo que Daniel y yo
hemos venido: dos bolsas con gomas de colores para hacer pulseras. Le
entregamos a la chica del mostrador un euro por cada una. Ella empuja las
monedas con la mano derecha hacia la mano izquierda, que las espera en el
borde.
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