El inesperado camino hacia la solución :
No puede ser casualidad que hayan puesto a secar los pijamas delante del portón
de entrada en el que ahora da la sombra. Estarán el tiempo justo para que al
ponérselos por la noche estén frescos y hagan más grande el contraste con la
ropa que lleva pegado el calor del día.
Desde el momento en el que la colada
está ahí, ningún vehículo puede ya entrar o salir de la casa. Es la hora de lo
domestico. Las conversaciones abandonan el campo y regresan a lo cotidiano. Los cuadernos sobre la mesa. Un problema de los deberes que los deja pensando. La
respuesta del olor a la pregunta del hambre.
Más tarde, alguien abrirá está
puerta e irá acumulando las prendas sobre su brazo izquierdo. Y tal vez en ese
momento dé con la solución.
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