Solo hay que dejarse llevar : Todo nos va empujando lentamente hacia el inicio de
la actuación en la RESAD. La copa de vino. La bolsa del té. Las sillas altas.
La música clásica. Los periódicos doblados sobre la barra. El delantal negro de
las camareras. La dirección de un hotel en Londres que buscamos en Google. Unas
consultas al móvil. La gente que conversa al otro lado del cristal. El desorden
de la merienda que dejan los grupos que se han marchado. Un proveedor que trae
un pedido: da un tirón decidido para que las ruedas superen el pequeño escalón.
Es agradable flotar como una botella que busca su mensaje en la recomendación
de alguien de quien te fías. Otro vino.
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