Cada cincuenta segundos, la primavera :
El semáforo, que tiene dos pegatinas con la palabra “New”, debe llevar aquí
muchos años a tenor de las varias capas de esa pintura verde que para mí
también es parte de Madrid. No es mal sitio para ejercer de semáforo porque el
único cruce que regula es el de una calle estrecha de la que salen los coches
algo intimidados.
Las pegatinas tienen los bordes
desgastados y las letras, de trazo grueso, están arañadas, con algunos pequeños
trozos arrancados, como si un pájaro se hubiera posado sobre ellas y las
hubiera picoteado. El contraste es sugestivo porque el significado parece
resistirse a la decadencia del soporte. Aunque acabe desapareciendo, poco
importa, porque no hay mejor representación de lo nuevo que ese continuo cambio
del rojo a verde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario