La dinámica de grados : El dibujo del suelo de la plaza, recién regado por el
pequeño camión del ayuntamiento que pasa a primera hora, me recuerda al de un paseo marítimo. Apenas
hay gente. Los que sacan a pasear a sus perros y las dos o tres prostitutas
mayores que suelen sentarse en los mismos bloques de cemento. Una de ellas es
alta, con el pelo blanco que le cae largo y liso, elegante como un telón
minutos antes de alzarse para un concierto. Al otro lado de la Gran Vía están
las prostitutas más jóvenes, de pie, buscando la atención con lo que muestran.
Conforme pase el tiempo, tendrán que venirse aquí. Descubrirán que en esta zona
el reclamo no es enseñar, sino sugerir que detrás puede haber una orquesta
entrenada para desbordarse en los matices.
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