Un álbum de rostros tapados : Que luego
le gustará verse, que no se oculte, que es la última. Lucía se tapa la cara con
las manos y sabe que va a ganar porque ya me ha demostrado que su paciencia es
mayor que la mía y que puede estar así todo el tiempo que quiera. Que le da
igual, que hace lo que quiere, que siempre le digo que es la última y luego
viene una más y otra más.
Esta es la primera generación que
podrá tener un álbum de su infancia con fotografías ocultándose, tapándose, cubriéndose,
mirando hacia atrás, echándose el pelo por la cara o alargando la mano tratando
de cubrir el objetivo. No recuerdo ninguna de las mías en las que actuara así:
mirábamos a la cámara y sonreíamos.
Puede parecer una mera cuestión de
acumulación. Bah. Todos sabemos que la gran mayoría de esas fotos no sirven
para nada. La que buscamos es ésa que acierte, que de alguna forma resuma todo
lo que se ve en ella y lo que no aparece. Antes, con los límites de los
carretes no se podían permitir ese lujo. Ahora, sí. Esa foto de la que podamos
decir: ahí está, eso era.
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