Mantequilla y pimienta : Las mazorcas me parecen los frutos de una planta de dibujos animados. Aunque las tenga en las manos, me cuesta aceptar que el maíz crezca así, con esa estructura densa, de piel de animal de desierto, replegado sobre sí mismo
Las saco de su envoltorio de plástico y, siguiendo las instrucciones, las dejo cinco minutos en agua hirviendo. No pasa nada en cinco minutos. No sé si se trata de cocinarlas o de exponerlas a estas condiciones para que, como en un interrogatorio, los granos se vengan abajo y se suelten. Las mazorcas, como un grupo de jugadores de rugby en una melé, aguantan unidas. Todas estas tonterías se piensan cuando transcurren cinco minutos sin que en la olla nada cambie.
A los cinco minutos aproximados
(los relojes digitales se guardan la precisión para sí mismos) las saco y las
coloco en una fuente blanca. Un par de exclamaciones sin puntos. Parece mentira
que ahí dentro estén las palomitas, les digo a los mellizos y me digo yo mismo.
Alguien, tal vez viendo dos mazorcas como éstas, se dijo que no era posible que
esta verdura fuera tan impasible, tan introvertida. Quizás hasta estaba
escribiendo sobre ellas cuando empezó a pensar en la forma de cambiarlas con
algún método elegante y simple, como cuando con un simple gesto se daba la
vuelta a un disco. Y de alguna forma dio con la solución haciendo más por el
cine que el cruce de piernas de Sharon Stone.
Pienso que es un buen ejercicio de
pedagogía gastronómica poner en la mesa unas mazorcas, unas hamburguesas de carne
de la sierra de Madrid, un tarro de mantequilla de cacahuete y una tarta de
queso. Falta la zarzaparrilla. Es difícil presentar una cena norteamericana
cuando, sin quererlo, es lo que te sale cuando no quieres preparar nada.
Lucia dice que no quiere probarla.
Daniel, por quedar bien, da unos cuantos mordiscos desganados. Les recuerdo que
de ese maíz surgen las palomitas. No sirve. Es como sugerirles que vean en
blanco y negro una película que en la sala de al lado emiten en 3D.
Cojo las mazorcas antes de que se
enfríen para que se derrita la mantequilla. Echo también un poco de pimienta.
Cosas del subconsciente, mientas las muerdo pienso en Instinto Básico.
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