Puntos de orientación :Lleno una columna de ochos. Hago lo
mismo con otra, al lado. Si las miro así, una junto a la otra, son dos columnas
de ochos. Cosas del Excel.
A veces creo que habría que darle
un par de premios grandes al que creo el Excel. No sé. Algo gordo con miles de consultores
de PWC aplaudiendo, comedidos, mientras, por el cielo, cien aviones dejan un
rastro de colores y mil o dos mil tanques amarillos transmiten una selección de
arias, acompañado todo por un desfile de trescientas mil jirafas, de mayor a
menor, recorriendo, en espiral, el
centro de la ciudad al tiempo que son fotografiadas por seis o siete mil
modelos de Helmut Newton, una de ellas con unas gafas negras, para que no se
diga que van todas desnudas.
A veces creo que habría que hacer
sufrir al tipo que creó el Excel. Bastaría con poner en fila india a todos los
elefantes de la tierra y hacerlos pasar, sin prisas, por encima del genio.
Lleno una columna de ochos. Hago lo
mismo con otra, al lado. Si entorno un poco los ojos y ladeo la cabeza, parece
el rastro de un tanque por la nieve. Al instante, la columna de la derecha me
lleva a “Vida y Destino:
“Al despuntar el día empezó a caer
la nieve y no remitió hasta mediodía. Los rusos experimentaron alegría y
tristeza. Rusia había soplado en su dirección, arrojando bajo sus miserables y
doloridos pies un pañuelo materna. Lo techos de los barracones estaban
emblanquecidos y, a lo lejos, cobraban un aspecto familiar, aldeano” (Página
19)
La otra se dirige a “Relatos de
Kolymá” :
“¿Cómo se abre camino en la nieve
virgen? Un hombre echa a andar, suda y blasfema, avanza sin apenas poder mover
los pies, hundiéndose a cada instante en la esponjosa y profunda nieve. El hombre se marcha lejos, marcando su camino
con irregularidades hoyos negros. Se cansa, se acuesta en la nieve, enciende un
pitillo, y el humo de la majorka se extiende en una nube azulada sobre la nieve
blanca y brillante. El hombre ya se ha marchado lejos, pero la nube sigue
suspendida en el lugar en que se había detenido a descansar : el aire es casi
inmóvil. Los caminos de abren siempre en los días de calma, para que los
vientos no barran los trabajos de los hombres. El hombre se marca sus propios puntos
de orientación en la infinitud nevada : una roca, un árbol alto. El hombre guía
su propio cuerpo por la nieve del mismo modo que un timonel dirige la barca por
el río de un saliente a otro “ (Página 17)
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