Confesiones de un rottweiler de gimnasio :
Salimos a dar un paseo por el carril bici el sábado por la tarde. Los niños, en
bici. Nosotros nos ponemos zapatillas para correr. Míranos, espejo, parece que
fuéramos a rodar un anuncio para Activia, de lo sanos que parecemos.
El carril bici está bien. Es como
correr por los anillos de Saturno. Limpio, cuidado y civilizado : rin rin hacen la
bicicletas al pasar y todos nos esforzamos por seguir nuestro camino (por la
derecha los que van y por la izquierda los que vuelven, al revés de lo que suele
pasar en la vida). En el carril bici siempre es domingo por la mañana. En el
carril bici todos somos deportistas y vamos a vivir más tiempo.
Aunque las ruedas de sus bicis son
pequeñas, sus piernas son largas y me cuesta seguirlos. Aprovechan la inercia
de las bajadas para subir las cuestas, por lo que para ellos no existe este
sistema central, esta sucesión de cumbres que yo me voy encontrando. La lección
que aprendo es la siguiente : el gimnasio no es el mundo real, el mundo real no
es un gimnasio (la idea central se mueve entre las dos frases como un péndulo).
Aquí hay cambios de ritmo, advertencias, sprints, sustos, paradas obligatorias,
negociaciones, despistes, vigilancia. No hay nada parecido en el mundo virtual
de ese gimnasio por el que ahora paso.
Hacer deporte está bien. Es muy
bueno para las mujeres con dinero que viven solas con un caniche sin dientes (el caniche) porque si todos hiciéramos deporte no habría nadie que, con intenciones
aviesas, llamara a la puerta de la dueña del caniche sin dientes (el caniche) con el
propósito de robarla impunemente riéndose de un perro agarrado a un tobillo con
esa triste ineficiencia de la llave que no logra apretar una tuerca que ya se
ha dado de sí.
Menciono lo del caniche porque es
en eso en lo que me he convertido. Comencé a correr sintiéndome un rottweiler en forma (de gimnasio, ahora lo veo) y poco a poco he ido pasando por diversas
razas hasta terminar en esto. Un caniche con sed que ve sus patas cada vez más
pequeñas, a los niños cada vez más lejos y las bicicletas más y más grandes.
No sé. Si lo que quieren es un
perro, deberían haberlo pedido de otra forma. Cómo les quiero. Qué cabrones son.
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