De gira por lo cotidiano :
Cerdeña : Una
mujer llega desesperada al grupo de turistas porque su marido, que se ha ido a
nadar, no ha vuelto. El responsable coge una zodiac, monta en ella a todos los
demás, y sale al mar. Avanzan varias millas. La mujer cada vez está más
nerviosa y los demás no saben cómo tranquilizarla. El que pilota le grita
varias cosas en italiano : ella no lo habla, pero todos lo entienden.
Finalmente, cuando están a punto de darse la vuelta, ven al marido en la
entrada de una gruta. No deja de reírse.
Vietnam : La mujer que les vende
los billetes les dice que ese autobús va directo al aeropuerto y que no hace paradas.
Al poco de subirse descubren que no es así. Va deteniéndose en distintos puntos.
El conductor no dice nada, solo señala con el palillo hacia adelante,
divertido. Deciden bajarse y coger un taxi, lo que sea. Van preguntando en
varios coches hasta que en uno de ellos, la mujer que va sentada en el asiento
de atrás les dice que sí, que ellos las llevan. Ellas responden que no, que no
caben. Ella, que sí, y su insistencia acaba convenciéndolas. Descubren que los
coches no pueden ir a más de treinta kilómetros por hora y que no van a llegar.
Por toda respuesta a sus quejas, la mujer hace un gesto al conductor y al
copiloto para que paren y ella misma se baja a comprar fruta en un puesto. Las
dos viajeras empiezan a dar el vuelo por perdido. La mujer, con la bolsa de
fruta encima de sus piernas, les asegura que no, que no se preocupen. Cuando
están ya cerca del aeropuerto, la mujer hace una llamada por teléfono. Les
pregunta a las turistas cuál es su vuelo. Al colgar les dice que el avión no
saldrá sin ellas. Y es así : unas azafatas las esperan al bajar del coche. La
mujer se despide de ellas y les entrega la bolsa con la fruta.
Nepal : Eso era frío. Cuando se
quitaban los calcetines, se quedaban helados al instante. Las mantas parecían
acumular todo el sudor de los que las habían usado antes, pero no importaba.
Con cada historia nos bebemos una
botella de Hito 09. Croquetas. Quesadillas. Arroz caldoso. La carta de vinos es
amplia, así que podríamos estar los cuatro bebiendo toda la noche y contando
historias.
Trabajo-Casa : Me llega el turno de contar algo, pero no puedo aportar nada que esté al nivel de las otras historias. Además, lo que uno descubre al enfrentarse a lo cotidiano (con la creencia, tal vez falsa, de que debajo, o encima, de lo que ocurre siempre hay algo) sólo se pude expresar por escrito. Estas parecen ser las reglas. En el mundo de las narraciones orales, me limito a ser el
que se asegura de que en todas las copas haya vino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario