Es más fácil ser paciente mientras se duerme : Primero buscamos en todos los cajones las pilas que
el nuevo coche necesita. Aparecen algunas sueltas de las que sospechamos como
de los calcetines sin pareja. Después hacemos un inventario de todos los
aparatos con pilas de los que podemos prescindir hasta que vayamos a la compra.
Somos exhaustivos como guardias revisando las celdas de una cárcel, pero ninguno
tiene el tamaño de pila que necesitamos. Cuanto más se alarga la búsqueda,
mayor es la decepción cuando tenemos que admitir que hoy no vamos a poder
probarlo. Una criatura perfecta a la que solo le falta, como a Frankenstein, la
energía de un rayo para vivir. Encuentro entonces un perro hecho con chapa
metálica con una cola, enrollada como la lengua de una mariposa, que podría
estirar para pegarla al coche, sacarlo a la terraza y esperar a que la noche
empeore, se cubra de nubes y alguna descarga le transmita al coche la fuerza que necesita. Lo detallo muy bien. Les enseño la cola del perro. Consulto en
el iPhone el tiempo de esta noche. Les hablo de Frankenstein. Percibo entonces
la diferencia entre la verdad científica y la literaria: no rozo los mínimos
necesarios de verosimilitud para que todos se unan a mi proyecto. En vez de
eso, miran la hora a la que abren los supermercados y coinciden en que es más
fácil ser paciente mientras se duerme. El más beneficiado de todo esto es el
perro, que se va a pasar toda la noche junto a la caja del coche, decidiendo
cuál es la rueda sobre la que primero va a orinar para demostrar quién manda
aquí.
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