Nadie te conoce mejor que tus objetos : Junto a una robusta puerta de madera, por la que
podría pasar un carruaje, hay apoyada una ligera bicicleta blanca protegida por
un cierre rosa. La puerta y la bicicleta podrían abrirse con la misma llave,
que funcionaría con una u otra según una ley que solo los objetos conocerían, siendo
ellos los que, al verte subir por la calle, decidirían lo que más te
conviniese. Si subir a tu casa o dar una vuelta por el barrio a esa hora en la
que la gente se deja llevar sin nada que comprar, arrastrados por la corriente
de esta tranquila luz.
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