Una aldea a la que retirarse : No todos
tenemos un pueblo, pero a nadie nos falta una aldea. Hasta Sara, la profesora
de chino, tiene la suya en Clash of clans. Ante la insistencia de Daniel, abre
su bolso, saca su móvil, encuentra el juego y me la enseña, como el que muestra
las fotos de unas vacaciones entre vacas. Es la Eurovegas de las aldeas. No le
falta absolutamente de nada, quizás porque detrás esté algún inversor chino.
Daniel le hace unas cuantas preguntas técnicas mientras yo trato de calcular
los meses que me llevará lograr algo parecido. Desde que empecé con la mía, veo
la realidad como un conjunto de objetos susceptible de subir de nivel. Cojo el
amasador para la pizza y me imagino cuántas monedas estaría dispuesto a pagar
para mejorarlo a un elemento de defensa con el que romperle las piernas a un
pekka, por ejemplo.
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