Los dueños del sábado : La amistad es
esto, ir a ver sin dudar “Sinsajo”, la tercera parte de una trilogía, sin
conocer las dos anteriores. Daniel me mira de forma extraña cuando le pregunto
si está seguro de querer que lo lleve al cine. Le explico que es posible que no
entienda bien de qué va la historia, que se pierda, que se le haga larga. La
respuesta para cualquier objeción es que van a ir sus dos mejores amigos.
Así que vamos al centro comercial y
lo dejo, bien acompañado, en el cine.
Me doy un paseo mirando los
escaparates de las tiendas. Me acuerdo de un párrafo de “Los primos”, un cuento
de Charles Baxter.
“Esa noche recorrí varias manzanas
hasta un pequeño mercado de barrio, donde robé una manzana Royal Gala, que me
metí en el bolsillo de la chaqueta, y un ramo de flores, con el que me paseé
por la calle, empuñándolo en alto con ostentación. Si se pone la cara adecuada,
se puede robar cualquier cosa. Era algo que había aprendido en mis clases de
interpretación. Llevaba dinero de sobra en la cartera para comprar lo que
quisiera, pero por lo visto se imponía robarlo. Era una necesidad emocional.
Guardé la manzana en la maleta y usé las flores en el lavabo de la habitación
del hotel antes de llenarlo de agua. Me di cuenta, tarde, de que no había
manera de que las flores llegaran a casa sin mustiarse”
No es difícil dar con esa necesidad
emocional: no tener que pagar por algo de lo que te consideras dueño. Pero el
auténtico resto sería plantarse delante de la cajera y decirle que no vas a
pagar, esperando que ella reconozca que esa manzana que te llevas, justo ésa, o
el libro que has elegido, justo ése, siempre han sido tuyos.
Si los tres amigos se hubieran
quedado mirando al que les pedía las entradas, éste habría visto que esa
película y esta tarde de sábado les pertenecían de una forma tan clara que lo
más honesto hubiera sido dejarles pasar sin pagar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario