Faltaba el icono de diluvio en la app del tiempo : La lluvia es tan intensa que no dejo de recular
ante ella. Primero me protejo bajo un pequeño toldo, después me refugio en una
cafetería italiana y, viendo que la violencia de la lluvia arrecia, me escondo
en el cuarto de baño de la cafetería. Es un lugar limpio, blanco, con el rollo
de papel por estrenar. Un buen sitio para recogerse: me recojo. En el pequeño lavabo
froto con agua mi alma para tratar de quitar las manchas que todavía salgan. No
muchas. Algo es algo. En la cartera, ni un billete. En los bolsillo, ni una
moneda. No sé si con la tarjeta se pasará la laguna Estigia. Mando unos cuantos
mensajes. Borro el mail y casi todo el WhatsApp, por eso de que hay que partir
ligero de equipaje, y actualizo el sistema operativo porque ya me va a dar
igual que sea inestable o no. Para ser el último café, estaba muy bueno. Vigilo
la rendija de la puerta, esperando que el agua empiece a subir. Los demás
morirán en Madrid, pero yo lo haré en Venecia.
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