Están bien montadas las dos exposiciones que ofrece Cosmocaixa. Una, sobre la magia, titulada “Abracadabra”. La otra, sobre la energía, que no sé cómo se titula. Quizás “La energía, qué buena es" o “La energía, qué poca queda”. La de la magia la recorrí con los enanos porque es un tema divertido y sirve para hacer algo en común sin tener que quedar en evidencia, como pasa con otras zonas donde la ciencia te baja los pantalones.
-¿Y esto por qué?
-No sé.
Aquí es distinto.
-¿Y esto por qué?
-Porque es magia.
La vemos casi entera. Metemos la mano en un agujero para tocar un cepillo, recorremos las esquinas de una habitación deformada en la que los altos son bajos y los bajos son altos, escuchamos grabaciones, vemos películas de miedo del siglo pasado, sacamos la cabeza por un agujero para que parezca que no tenemos cuerpo, estudiamos cómo un lapicero cruza dos tuercas imposibles, desaparecemos de un sitio para aparecer en otro, jugamos a descubrir dónde está la bola del trilero, comparamos fotografías con trampa y hasta asistimos, dos veces, a una lección de magia con un Tamariz que nos habla desde una pantalla. Será por magia.
Es un buen tema para pasar la mañana de un día de fiesta. Se supone que debajo está la ciencia, pero tan debajo que apenas le prestas atención.
Al lado de este trozo de tarta con nata, está el plato de acelgas, “Necesitamos la energía” o “Vida y energía”. No sé, ya digo. No hay tanta gente como en la de la magia. Bueno, y sé que esto es doloroso para los que la montaron, no hay prácticamente nadie. Creo que sólo los que andamos de paso buscando otra actividad. Hay un padre, sí, que le explica a su hijo no sé qué del sol. El niño tiene pinta de comer muchas acelgas.
Daniel y Lucía se quedan mirando unas figuras que representan al hombre a lo largo de la evolución. Cada una hace referencia a una época y sirve para mostrar el consumo de calorías que ha necesitado el hombre a lo largo del tiempo para mantener su nivel de vida. A saber :
-Hombre primitivo (Hace un millón de años) : 2.000 kcal / día
-Hombre cazador (100.000 años) : 4.000 kcal / día
-Hombre agrícola primitivo (5.000 año A.C.) : 5.000 kcal / día
-Hombre agrícola avanzado (1.400 D.C) : 26.000 kcal / día
-Hombre industrial (1875) : 77.000 kcal/día
-Hombre tecnológico (Actualidad) : 230.000 kcal / día
Al lado, en un cartel pequeño, un texto inquietante : “En un solo año, la Humanidad consume la cantidad de combustibles fósiles que la naturaleza ha tardado un millón de años en producir. El depósito del planeta, al ritmo actual, se agotará tarde o temprano”
Supongo que la ambigüedad del tarde o temprano estará puesta para no meter demasiado miedo, pero si uno va leyendo sobre el peak oil, sobre las reservas de petróleo, sobre la calidad del que se encuentra en los nuevos yacimientos y la evolución del consumo en China o la India, ya sabe que será más temprano que tarde. Al lado de este problema, lo del euro nos hará sonreír, como el que ve a un bebé charlando con su imagen frente al espejo.
La exposición está vacía, lo que demuestra que somos ratones a los que nos gusta más el azúcar, pensando que el problema energético no existe o que, si existe, pronto alguien, al grito de ¡Abracadabra!, sacará de un cajón un invento para que en el futuro, como ahora, podamos ir en coche al quiosco a por el Marca, o poner dos lavadoras o conectarnos con el iPhone y enviar esa foto que nos hemos hecho en la que se nos ve la cabeza pero no el cuerpo. En el fondo, creo que es la misma exposición dividida en dos partes.
Dejamos al hombre de las 230.000 k/cal. y seguimos buscando nuestro camino hacia el “Toca,toca”, que no es un local para políticos con visa del ayuntamiento, sino un sitio en el que puedes aprender muchas cosas sobre animales.
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